La "Gran Picá de Carlitos" promete la mejor ramada para el "18"
Instalado en calle Echaurren 191, en Llolleo, este emprendimiento de comida tradicional chilena del comerciante Carlos Portiño es una alternativa perfecta para disfrutar las Fiestas Patrias en San Antonio.
Hace tres meses que Carlos Portiño Vidal volvió a instalarse con un restaurante de comida típica chilena en calle Echaurren 191, en el sector de Llolleo.
Tras algunos años de paréntesis, las puertas de la "Gran Picá de Carlitos" nuevamente fueron abiertas para que la comunidad sanantonina tenga la oportunidad de disfrutar las mejores preparaciones criollas: patas de vacuno, guatitas, perniles, costillares, cazuelas, pescados, pastel de choco, conejo, chunchules, prietas, mariscos, lengua, empanadas, además de los más tradicionales tragos como terremoto, chicha, pipeño, ponches de varios sabores y el clásico vino con harina, son algunos de los platos con los que cuenta el negocio familiar donde Carlos Portiño espera establecerse y radicarse después de una vida entregada por completo al comercio.
Con cuatro salones y una capacidad para más de 100 personas, la "Gran Picá de Carlitos" estará atendiendo durante todas las Fiestas Patrias, por lo que es una gran alternativa para aquellas personas y familias que no deseen cocinar en casa y quieran disfrutar de un buen plato de comida chilena para celebrar como corresponde el "18" de septiembre.
"Tendremos música bailable en vivo y envasada, unos pie de cueca y karaoke, además de las presentaciones de Lupita Morales y David Serrano. Durante las Fiestas Patrias vamos a trabajar durante todos los días, ya que la intención es armar una mini ramada. Tendremos buenos precios y cosas típicas chilenas, por ejemplo, habrá caldillo para recuperarse después de alguna noche de fiesta", explica Carlos Portiño.
Para radicarse
"Acá pretendo quedarme, será el local definitivo y espero no moverme más, ya no lo soltamos nunca más. Además, vivo junto a mi familia a unos metros de donde está el restaurante. La idea que tuve fue parecida a los restaurantes populares que hay en Santiago que son "El Hoyo" y "La Piojera", con todos los platos típicos que son tradicionales de Chile. Hay que rescatar este tipo de comida, ya que en estos momentos uno va al centro y hay puros locales más estilo gourmet. Uno quiere comerse un buen arrollado pero no se encuentra. También algo que se había perdido y que estamos haciendo acá son los tragos como vino con leche, vino con harina, la malta con harina, malta con leche, como se hacía antiguamente. Será comida chilena todo el año, una verdadera picada en cuanto a vino y comidas", detalla Carlos, quien trabaja junto a su familia en este emprendimiento, ya que lo acompaña su señora Rocío Santis y su hija Cinthia, además de otras personas de su confianza, sobre todo la cocinera, que lleva más de 40 años en el mismo lugar trabajando.
La "Gran Picá de Carlitos" está ubicada en el mismo lugar donde antiguamente funcionaban las "Parrilladas de Torito", en calle Echaurren.
"Don Pedro y Doña Olga eran los dueños, y estaban instalado hace más de 50 años. Este restaurante ha sido siempre una picada y seguiremos con la misma esencia", asegura uno de los comerciantes más conocidos dentro de la ciudad puerto, ya que a sus 62 años (1 de junio 1956) cuenta con una dilatada trayectoria dentro del comercio local.
Desde conce
Tras llegar en barco desde Concepción al puerto de San Antonio junto a su abuelita Blanca Ester Carvallo, Carlos Portiño Vidal comenzó a acostumbrarse a la vida en tierras sanantoninas.
"Como mi abuelo era marino mercante, pudimos venirnos en barco. Yo tenía 10 años y no recuerdo si la embarcación fue el Matías Cousiño o el Doña Isidora. La primera impresión que tuve de la ciudad fue hermosa, aparte que el viaje fue bueno, nunca me mareaba ni nada, y conversé mucho con los marinos", hace memoria don Carlos, quien tuvo la posibilidad de vivir en diferentes lugares. "Nosotros éramos medios gitanos, así que nos movíamos por hartos lados. Estuvimos viviendo en la población Juan Aspeé, en calle Patria y también en otros sectores de Barrancas", dice entre risas.
Luego de estudiar en el colegio Fernández León, Carlos Portiño comenzó a sacarle lustre a lo que, según él, mejor sabía hacer. "Tengo la virtud de ser comerciante, no tengo profesión, pero mi fuerte siempre ha sido el comercio. Lo primero que tuve fue un negocio chico a principios de los ochenta en el sector de Villa Italia que se llamaba 'La Gran Esperanza', que tenía abarrotes. Unos años después teníamos la botillería 'San Carlos' en Barrancas, donde actualmente está la 'Paola'. De hecho ahí en la botillería pasé el terremoto de 1985", cuenta el comerciante.
Golpe de suerte
Cuando Carlos tenía 18 años tuvo la posibilidad de trabajar en la portería de la empresa pesquera Kon Tiki que funcionaba en la población Juan Aspeé.
"Estaba ubicada en calle O'Higgins y yo trabajaba en la portería. Lo bueno era que iba a Santiago a comprar ropa y aprovechaba que todos los trabajadores pasaban por ahí para ofrecerla y aprovechar de venderla. Por eso digo que toda la vida he tenido ese espíritu de comerciante", asegura.
En la década del 90, Carlos Portiño instaló frente a la plaza de Llolleo un salón de pool y máquinas de videojuegos que llevaba por nombre "San Carlos" y que estaba ubicado en calle Del Canelo. "Y después seguimos con las famosas maquinitas, que fue el momento donde tuve el golpe de suerte en el año 2005, ya que ahí me fue bastante bien y pude capitalizar todo el trabajo de tantos años. Supe aprovechar bien todo lo que ganamos con las máquinas", reconoce este emprendedor que va a cumplir dos décadas trabajando en el comercio llolleíno.
Restaurante
Hace cinco años, Carlos Portiño se decidió a instalar el restaurante que actualmente se encuentra en calle Echaurren, pero por falta de tiempo tuvo que dejar aquel proyecto congelado.
"No teníamos tiempo para trabajarlo por el asunto de las máquinas, así que tuvimos que dejar el restaurante por aquel momento, hasta que hace tres meses nos volvimos a instalar junto a mi familia para darle vida a la 'Gran Picá de Carlitos' en Llolleo", afirma el comerciante que orgulloso comenta que "he trabajado toda la vida con harto esfuerzo y tengo la posibilidad de que mucha gente me reconoce y me estime, así que eso me pone contento".