La nueva forma de sentir el fútbol del profe Bustamante
Con 74 años recién cumplidos el DT asegura que ya no sufre cuando dirige. "Me lo tomo con Andina", confiesa el experimentado entrenador que comanda a la selección superseniors de la Asofútbol.
En el apogeo de su carrera como director técnico, Osvaldo Bustamante Mendoza, pasaba más de un mal rato cuando repartía instrucciones al borde de la cancha. Se ofuscaba con sus jugadores, peleaba con árbitros y asistentes y más de una vez se enfrascó en discusiones con el público del estadio.
El profe vivía el fútbol con una pasión inusitada, y por eso era conocido en el medio como el "Loco". Ahora con 74 años recién cumplidos (10 de septiembre) observa y siente la actividad con una mirada distinta, más reposada, hasta reflexiva.
Sigue vigente y en la selección superseniors de la Asociación de Fútbol San Antonio encontró un nuevo desafío para sumar a su extenso currículum como entrenador.
A los 33 años se fue de San Luis -el club que lo formó- y siente como su casa- a Cartagena Atlético. En los "Mortadelas" jugó y dio sus primeros pasos en las dirección de equipos.
"Ya ni me acuerdo cuántas selecciones son, deben ser más de 20 entre cadetes y adultos", trata de recordar. Ni hablar de clubes, porque tuvo pasos por varias instituciones. Los más recordados el Huracán de la década de 1990, que logró 7 títulos en la primera adulta y sin duda el SAU, en 2007 y 2008, cuando la institución todavía estaba en Tercera División.
Esa época y ese carácter quedaron en el pasado. Hoy disfruta del fútbol y para el estratego la selección es "una yapa que me dio el fútbol".
La familia
Hacer lo que le gusta y estar en las canchas le sirve. "El fútbol me tiene parado, salir a pasear también, no estar sedentario. Es lo que me gusta, y el apoyo que tengo de la familia", declara.
El respaldo de su mujer, Silvia Mónica González, con quien se casó hace 51 años es fundamental en este momento. "Ella me acompaña y también disfruta con el fútbol. Me conoció jugando a la pelota, me tiene que aguantar así", admite sobre la relación que dio dos hijos y cuatro nietos como frutos.
Sin ese apoyo Osvaldo Bustamante hace mucho tiempo estaría lejos del fútbol. "Ahora no es tanta la exigencia estoy más maduro. Antes sufría porque no quería perder. Es que he dirigido a muchos equipos. Salí campeón con Huracán como 7 veces, subí al Carlos Condell a la primera. Estuve con el SAU, en el Norris, en el Municipal. He tenido varios equipos", enumeró sobre su trayectoria.
Y en ese recuento reflexiona. "Me ha ido bien en el fútbol, aunque las responsabilidades eran grandes. Sufría más que nadie el día anterior a los partidos. Cuando dirigía al SAU olvídese, no hallaba qué hacer, pensaba que podíamos perder", confesó sobre los sentimientos que le generaba sentarse en el banco.
Eso ocurría antes, porque ahora el profe Bustamante tiene otra mirada. "Ahora me lo tomó con Andina , porque todo esto es de yapa".
Los años y la experiencia acumulada en más de 4 décadas dirigiendo le permiten al DT hacer un análisis sociológico de sus pares en la ciudad. "Lo que pasa es que acá en San Antonio la gente goza cuando las personas se caen, sobre todo en el fútbol. Me gusta que me critiquen, porque me supero más", sostiene.
Recuerda sobre su arribo al SAU que surgieron muchos "comentarios. Pensaba, cuando escuchaba las críticas, en no fracasar. Le rogaba a Dios, a mi mamá, a mi papá, que no me fuera mal, para que la gente no murmurara. Después todos esos que me criticaban andaban calladitos, me agradecían".
Eran otros tiempo para Osvaldo Bustamante. Hoy todo lo que le da el fútbol es un regalo, para un hombre que se formó en el club San Luis.
Barranquino
Era inevitable que Osvaldo Bustamante se iniciara en San Luis.
Su familia se forjó en la calle Llanquihue de Barrancas.
Su padre, Manuel Segundo Bustamante Ramos, arribó desde Parral a trabajar en el puerto. "Se casó con mi mami cuando él tenía 45 y ella 15 años. Mi papá fue regidor de San Antonio entre 1945 y 1947 por el Partido Comunista".
Su mamá se llamaba Prosperina del Carmen Mendoza, le decían la "Pepita" y tuvo "un negocio grande en la calle Llanquihue, era como un minimarkert, cuando todavía no existían, en una casa grande, si éramos muchos hermanos", recordó.
Eran 13 hermanos y cuando Osvaldo tenía 11 años falleció su madre. "Mi hermana mayor, que tiene ahora un negocio en Lautaro, que se llama el Pompeya, nos crió", agregó sobre este golpe de la vida y el rol que cumplió Líbera del Carmen.
"Salimos adelante. Ninguno salió delincuente, ni nada de eso. Eso pudo pasar, pero todos tuvimos trabajo y familias", destacó sobre la crianza que recibió y que le permitió a este trabajador portuario jubilado realizar una vida donde el fútbol tiene un rol fundamental.