Raúl Abarca Pailamilla
Irónico como siempre y con ese humor negro a flor de labios, Reinaldo Wolf Oliveros (70) se sienta en uno de los sillones de su hogar, ubicado en el sector de Ginebra, en Llolleo alto.
"Estoy bien, con dos cánceres terminales (a los huesos y próstata), pero bien", dice de entradita, un tanto cansado tras bajar las escaleras del segundo piso de su casa, la que comparte con Erika Escárate, la mujer que tanto ama y que lo cuida.
Allí, en el remanso de su hogar, confiesa que no se pierde ninguna teleserie. "Me he vuelto un experto. Parto con una del 13 y termino en el canal nacional (TVN). Los nombres no me los sé, pero todas son iguales: los malos comienzan ganando y al final terminan perdiendo", analiza.
La TV y los medios de comunicación son su pasión. Confiesa que con el dolor de su corazón ha tenido que vender sus cámaras fotográficas, esas que han registrado cada recoveco de la comuna de San Antonio, para seguir dándole batalla a esta enfermedad terminal.
"Las he tenido que vender porque enfermarse no es barato. Estaré en el Auge, pero hay que tener plata para una pila de cosas y todo el trabajo se lo lleva mi esposa. Otra vez tenemos que recurrir a los beneficios. Vivimos en el país de los bingos gracias al sistema. Da rabia tener que volver a pedir ayuda. No es cómodo. La gente, siempre tan buena, me sigue ayudando. Lo sé y se los agradezco mucho, pero creo que vivimos en un sistema horrible que permite esto", reclama.
Reinaldo comenta que gracias a que es una persona conocida, por su trayectoria como comunicador, ha conseguido la ayuda suficiente para combatir estos dos cánceres.
Partió en el Diario Patria de Concepción, de donde es oriundo. "Por casualidades de la vida he llegado hasta donde estoy. Por una casualidad llegué al diario Patria como tercer dibujante. Tenía 19 años y en una ocasión fui a un incendio, porque también era bombero, y me encontré con el fotógrafo Sócrates Orellana, papá del ahora fotógrafo del Diario El Líder. No fue con ningún periodista y cuando llegué al diario preguntaron quién había ido al incendio. Igual que en el colegio, levanté la mano tímidamente y como se dieron cuenta que era dibujante nomás, me pidieron que escribiera los datos del siniestro. Lo hice y les gustó. Encontraron que escribí bien y empecé a trabajar como reportero. Así comencé", recuerda de sus inicios.
Por una casualidad también llegó a la provincia de San Antonio buscando a su madre, quien se había separado de su padre.
"Y aquí me quedé, por una casualidad que me gusta. Acá he conocido muy buenas personas y les doy las gracias", dice sonriendo pese a que el destino le puso la vida cuesta arriba.
Plato único
El 8 de octubre, a contar del mediodía, familiares y amigos de Reinaldo Wolf realizarán un plato único para paliar los gastos de la enfermedad. El beneficio consistirá en un pollo con dos agregados que tendrá un valor de dos mil pesos. La actividad se desarrollará en el comunitario de Villa Las Dunas, en Barrancas. Reinaldo y su esposa Erika Escárate dejaron a toda la comunidad invitada a colaborar.