Vivero familiar se transforma en un pulmón verde para Llolleo
El ingeniero comercial, Sebastián Martínez, se hizo cargo de un negocio cargado de historia. 70 años de tradición que estuvieron a punto de perderse, pero que él ha decido recuperar y transformarlo en un referente del paisajismo en la zona.
A un costado de la cancha del Club Huracán, en plena avenida El Arrayán en Tejas Verdes, se mantiene vivo un pulmón verde que nadie se imaginaría que ahí existe. Casi dos hectáreas de un vivero que cumple 70 años de existencia, y que hoy es administrado por Sebastián Martínez, bisnieto del fundador, quien ha sabido mezclar todo el profesionalismo como ingeniero comercial con una pasión familiar: las plantas.
Vivero de tradición
La historia nace con José de la Cruz Pérez, bisabuelo de Sebastián, quién luego de haber tenido a su cargo el vivero fiscal y varias reforestaciones en Santiago, jubiló y junto a su hijo José Víctor Pérez (abuelo de Sebastián) iniciaron el vivero.
Antes que su abuelo falleciera el 2008, el negocio ya no venía tan bien. Este profesional comenta que tenía poca publicidad y la fuerza para trabajar ya no era la misma. Después de la muerte de José Víctor Pérez, fue la abuela de Sebastián la que toma el mando del vivero. Sin embargo, el 2015 decide que Sebastián es el más indicado para encargarse de la administración.
"Mi abuela ya no quería administrarlo, así que le ofrecí hacerme cargo del negocio" , comentó Sebastián que, viendo una buena oportunidad de negocio, decidió transformarse en heredero de una tradición familiar la cual no aprendió en la universidad, sino que en todos los años que visitaba a sus abuelos en Tejas Verdes.
"Yo viví en Temuco toda mi vida, pero siempre veraneé en esta zona, por lo tanto me quedaba acá en el vivero. Además mi mamá es paisajista, así que de una u otra forma siempre estuvimos involucrados en el tema de las plantas y la ornamentación".
Negocio familiar
Sebastián encontró la medida perfecta para tener su propio emprendimiento y seguir con la tradición familiar.
"Me hice cargo del vivero porque estaba buscando la manera de crear un emprendimiento y vi un potencial acá. Además, no estaba siendo administrado por nadie y dije: bueno, acá hay una oportunidad de negocios, está el terreno, están las plantas. Mi abuela sabía de la reproducción de los ejemplares por todos los años que estuvo aquí y ella se ha encargado de ir transmitiendo los conocimientos. Por mi parte también he ido leyendo e investigando, además mi mamá me asesora en todo lo que respecta a las plantas".
El vivero tiene una tremenda carga histórica como referente del paisajismo en la provincia. San Sebastián fue uno de los pioneros en la zona. Se inició cuando el balneario de Santo Domingo comenzó a moldearse como la comuna parque que es en estos días, por lo que la influencia de sus antepasados está plasmada en la ornamentación de esa comuna.
"Ha sido algo emocional por toda la carga familiar que tiene este negocio, pero más que nada un desafío ya que el vivero fue grande y uno quiere mantener la misma línea", dice Sebastián.
Entre los planes a futuro no está vender el terreno donde se emplaza el recinto. "Mi abuela vivió casi toda su vida en este lugar, le tiene mucho cariño. Para ella tiene algo bien emocional y no quiere que eso se pierda, por eso también yo tomé la administración del vivero".
Una de las innovaciones que Sebastián implementó para modernizar el negocio, es la constante utilización de las redes sociales. Se puede encontrar el vivero en instagram como @sansebastianvivero y facebook como @viverosansebastian2017.
Plantas
La vegetación del vivero se extiende por más de una hectárea, de las dos que tiene Sebastián para administrar. Entre las variedades que ofrece se pueden encontrar árboles nativos, frutales e introducidos; plantas de todo tipo, flores, arbustos, hierbas y un cuanto hay de colores y aromas. Las más baratas parten en los $1.500 y lo más caro que se puede encontrar, son los magnolios de más de tres metros por $75.000.
Es tanta la belleza del árbol y lo apetecido que es, que por estos días no tienen ningún ejemplar a la venta.
Sin duda, su producto estrella es la araucaria excelsa, fácil de reconocer por su forma de "estrella", típica de algunos jardines de la zona de Llolleo y Tejas Verdes. Los primeros en traer este árbol fueron sus antepasados, quienes vieron en este ejemplar de Australia, toda la elegancia que podía transmitir a los jardines de la zona. "El vivero se hizo muy famoso por este árbol y lo seguimos produciendo y vendiendo a otros viveros, empresas constructoras o distintos proyectos las consideran", agrega Martínez.
Otros rubros
Para diversificar el negocio, Sebastián ha invitado a distintos artistas a que hagan su trabajo en el vivero. Modelos de zapatos, carátulas de discos y videoclips se han grabado entre sus plantas y flores. Él mismo acondiciona los espacios dependiendo de la ocasión. Sus antiguas estructuras y su gran variedad de plantas dan la ambientación perfecta para cualquier ocasión. "Según el cliente que llegue vamos acondicionando los espacios para la locación", recalca.
Además, busca que su vivero sea incluido en alguno de los recorridos que se arman desde el municipio de San Antonio para los extranjeros. Dice que: "Me gustaría que ellos pudieran visitar en este espacio, la variedad de plantas y árboles de la zona, para que conozcan también el patrimonio natural de Chile".
Vivero Parque
Dentro del inmenso terreno donde Sebastián y Nelson Figueroa, único trabajador del vivero, dedican gran parte de su día a producir y cuidar árboles y flores, también hay un sentido paisajístico que maravilla al visitante desde que ingresa en la propiedad.
Se pueden visualizar grandes y añosos árboles, además de las viejas estructuras que armó su bisabuelo. Antiguamente los viveros eran de vidrio y tenían todo un complejo sistema para calefaccionar, con calderas, radiadores y tubos de agua caliente. Hoy, Sebastián ha optimizado esos recursos, trayendo plásticos desde Canadá para cubrir los viejos armazones de acero que yacen oxidados y sin vidrios, en una exquisita mezcla de lo moderno con lo antiguo.
Sebastián busca que su negocio no solo sea un lugar para ir a comprar plantas. Esta experiencia se transforma en un bonito panorama para aquellos que aman la naturaleza. Conversar con él sobre cómo distribuirlas seguro que ayudará al comprador a disipar las dudas. En el vivero siempre lo asesorarán para encontrar lo que busca en cualquier época del año. Entre las más de 200 variedades de especies, en 30 mil ejemplares a la vista, sin duda encontrará esa planta ideal para el espacio que necesita.