Emotivo adiós a inspector de buses que murió de fulminante infarto
Luis Humberto Cerda Galindo, quien trabajó cerca de 40 años en empresas de transportes, recibió ayer un sentido homenaje de parte de sus compañeros de labores en el terminal de Barrancas.
Una conmovedora escena se vivió ayer en el Terminal Rodoviario de San Antonio, en Barrancas. El ingreso de una pompa fúnebre a la pista de buses detuvo toda la actividad del recinto, mientras se escuchaba de fondo un ensordecedor estruendo de bocinas.
Compañeros de trabajo despedían con honores a Luis Humberto Cerda Galindo, quien murió el lunes producto de un infarto fulminante. Tenía 56 años.
Cerda se dedicó desde los 16 años a trabajar en empresas de buses. Primero comenzó como auxiliar y luego continuó por largos años como inspector.
"Él fue una persona que se mostraba siempre correcta a la hora de desempeñar su trabajo. Cuando nos informaron que había fallecido nos causó mucho impacto, porque fue algo sorpresivo. De verdad es muy lamentable esta pérdida", dijo Manuel Meneses, jefe de los inspectores de la Ruta San Antonio -Algarrobo.
De acuerdo a lo indicado por Meneses, el trabajador murió el lunes pasado a causa de un infarto al corazón. "Ese día nos extrañó que no llegara, ya que él era puntual. Después, al enterarnos de su fallecimiento, quedamos en shock. Era el más antiguo de nuestros inspectores", contó.
"Yo trabajé con Luis cuando era auxiliar y para mí fue un excelente amigo y compañero. La noticia de su muerte me provocó mucha tristeza porque era alguien muy correcto", dijo Miguel Álvarez, quien se desempeñó como conductor de buses del Servicio Pullman Bus Costa Central por más de 20 años.
Por su parte, el conductor de buses Raúl Erazo comentó que él comenzó a trabajar en los mismos años que Luis Cerda como auxiliar, por lo que tenían una larga amistad.
"El sábado estuve en Santiago con él y se comenzó a sobar el brazo. Ahí me comentó que cuando le empezaba a doler era porque le iba a venir el infarto. Tuve libre el domingo y cuando volví a trabajar el lunes me dijeron que había muerto. Fue un balde de agua fría para mí", confesó el conductor.
Erazo agregó que su colega y amigo había estado recientemente de vacaciones por el sur del país, por lo que cree que sus últimos días deben haber sido muy positivos junto a su familia.
Sin embargo, cree que este tipo de decesos se debe a lo estresante de sus trabajos, donde se mantiene una vida muy sedentaria y con malos hábitos alimentarios.
"Yo creo que el 90 por ciento de los conductores, al menos, debemos tener diabetes", añadió.
Los restos del querido inspector de buses descansan desde ayer en el cementerio Parque del Sendero en Llolleo.
56 años tenía el querido inspector de buses que murió el lunes.