El profe de Castellano que le hizo clases a miles de sanantoninos durante 40 años
Cuatro décadas pasan volando. Al menos así lo siente Enrique Naranjo, docente del liceo Juan Dante Parraguez. Próximo a jubilar, aquí comenta cómo ha cambiado el estudiante sanantonino y la docencia.
Sacando cuentas rápidas, y así como que no quiere la cosa, el profesor Enrique Naranjo tiene que haber educado al menos a unos 3 mil 500 alumnos del liceo Juan Dante Parraguez (ex Fiscal) en sus cuarenta años de docencia. Eso sin contar a los estudiantes de la nocturna y a los del Fernández León y otros colegios donde también ha hecho clases. La inmensa mayoría de sus ex alumnos le guarda un gran cariño y lo recuerda como el profe "Mario Bross", por su parecido físico con el popular personaje de los videojuegos.
"Hay chiquillos que me dicen que les hice clases a sus abuelos". Esa frase refleja cómo un solo hombre ha podido entregar educación a miles de sanantoninos. En cuatro décadas educando a una ciudad, se puede hacer un análisis profundo de cuánto han cambiado los sanantoninos en los últimos años.
-¿Qué cambios ha visto en los alumnos en estos cuarenta años?
-Creo que lo más negativo de los alumnos de ahora son las drogas. Ellos ven como cosa normal la marihuana, y el problema es que eso normaliza otro tipo de drogas y el alcoholismo. Eso destruye a las personas, y lo sé, porque un hermano mío que murió, también cayó en ese mundo, es horrible.
-¿Y algún cambió positivo?
-Los chiquillos ahora son mucho más directos, y eso te plantea nuevos desafíos constantemente. Por ejemplo, uno les pregunta cómo estuvo la clase, y si a ellos no les gustó, no tienen ningún problema con decirte "sabe qué profe, la clase estuvo fome". A veces uno cree que una actividad resultó bien, pero no siempre es así, entonces uno está obligado a mejorar constantemente.
40 años
Naranjo cuenta que se quedó en San Antonio por la tranquilidad de la zona, al menos en la época en que inició su carrera. "Mi padre tuvo problemas en Santiago con la dictadura en los años setenta, así que decidieron cambiarse para San Antonio. Cuando salí de la universidad, tenía la opción de quedarme en Santiago o venirme con mis padres, y decidí vivir acá. De marzo de 1978 que hago clases en el Liceo Juan Dante Parraguez de San Antonio".
Tuvo la posibilidad de cambiarse de colegio, pero el liceo de sus amores le entregaba todo lo que necesitaba para desarrollarse como docente. Tampoco quiso postular a algún cargo directivo, según él porque no estaba para "rendirle pleitesías a los directivos y a las autoridades ni desfilar para Fiestas Patrias o para el 21 de Mayo".
Desde que se asentó en la zona ha sido un observador de las transformaciones de la ciudad puerto. "Cada vez se ven más autos, más gente, más negocios. Cuando llegué no había ni televisión, no estaba la antena repetidora del cerro. Cuando queríamos ver un partido de fútbol, íbamos en auto al cerro con una televisión portátil, y en blanco y negro por supuesto. Así vi la final de Colo Colo con Palestino en 1978".
Docencia
Con 65 años de edad y esperando su jubilación, no tiene pelos en la lengua para criticar la labor docente de estos días y a sus colegas menos experimentado.
"Yo creo nuestra profesión que ha ido en decadencia. El profesorado actual decae, ya que los colegas más jóvenes tienen muchas capacidades técnicas o de informática, pero la otra parte es la que les falta. El acercarse al cabro, o ser más estricto en algunas cosas, no tan permisivos".
-¿Y ese tipo de conductas cómo se consiguen?
- Yo creo que se consiguen en la universidad. Ahí hay un buen parámetro para determinar y dar los lineamientos de cómo tienes que tratar a los alumnos.
Además, le preocupa ver que una gran cantidad de profesores no sabe cómo aproximarse a los cursos. "Yo creo que se ha perdido un poco la esencia del docente".
"Los alumnos también han cambiado, pero hay algo que siempre ha funcionado: si tú respetas a los chiquillos, ellos te respetan como profesor. Si tú te vas a enfrentar con los alumnos, ellos te van a responder, y eso es lo que más hay que cuidar con ellos. Algunos de nuestros alumnos más conflictivos son seriamente maltratados en sus casas, con garabatos y retos. Si tú vas a la sala y le dices lo mismo, el cabro te va a responder igual. En cambio si tú pacificas el cuento, tratas en confianza con el alumno, o le das un abrazo, eso hace que a uno lo respeten".
El "Mario Bross"
La pregunta que no puede dejar de responder ningún profesor al ser entrevistado es si se considera "buena o mala onda". La experiencia de sus años como docente lo ha hecho autodefinirse como ni lo uno ni lo otro.
"No soy un profesor buena onda, ni mala onda tampoco, soy el tipo de profesor que respeta a sus alumnos y los comprende. Nunca me han faltado el respeto, me dicen 'Mario Bross', pero eso yo me lo tomo como una talla, me río con ellos. Es positivo lo que he logrado con mis alumnos, los chiquillos son amables conmigo, tontean, son simpáticos".
La realidad es que cuando se comenta el nombre del profesor, solo hay elogios para su labor, lo que da para creer que hay humildad en no reconocer que es de los profesores más "buena onda" y queridos del tradicional liceo barranquino.
Asegura que jamás se ha arrepentido de la carrera que escogió. "Nunca me he cuestionado el tema de ser profe, desde que decidí estudiar que no tengo reparos con la profesión, pero yo era de los que me llevaba un alto de papeles para la casa, hasta que un día decidí no hacerlo más. Dejo todos los problemas del colegio en el colegio". Eso, como método para no agobiarse con los terribles problemas que tienen sus alumnos, de los cuales a veces él es el único apoyo en las situaciones difíciles.
Tecnología
Pese a ser una persona que no se educó con la tecnología actual, ha sabido adaptarse y comprender que sus estudiantes no pueden vivir sin ella por una cuestión cultural, no por una falta de respeto. "Los chiquillos a veces me preguntan si pueden hacer las tareas escuchando música, yo no les puedo decir que no, porque están acostumbrados a eso. En su casa hacen las tareas con la música a todo chancho y de verdad se concentran. Además, les dejo hacer trabajos con el celular, como los vocabularios. También si les hago leer un libro, dejo que lo traigan, o las fotocopias, o que lo vean de su celular, porque en la PSU ellos tienen el texto a su vista, así funcionan mejor y de verdad comprenden más el texto".
Jubilación a la vista
Cuenta que por trámites administrativos, está en lista de espera para jubilar con el bono de la excelencia docente, lo que le significaría una buena suma de dinero para poder retirarse de las aulas de una manera mucho más tranquila.
Luego de que llegue su tan ansiado retiro, no será el típico profe que "se dedica solo a regar las plantas de la casa". Quiere viajar con su señora, aprovechar que sus hijos están grandes y salir a recorrer el mundo, antes de que sea demasiado tarde.