Gabriela Alcalde cuenta sus desafíos y cómo ha sido su trabajo en la gobernación
A casi ocho meses de asumir el cargo, la gobernadora hace un análisis de su gestión y de su carrera política. Comenta, además, qué significa representar al Presidente en la provincia de San Antonio.
Gabriela del Pilar Alcalde Cavada cumplió 40 años poco después de asumir el cargo de gobernadora por la provincia de San Antonio, el 11 de marzo pasado. Fue designada por el mismo Presidente Sebastián Piñera poco antes de tomar este desafío, el más grande de su carrera política.
Tiene un matrimonio con dos hijos que, confiesa, ya están acostumbrados a la sobreexposición familiar. Su esposo, Mauricio Araneda, ya ocupó el sillón de la gobernación durante el primer período de Piñera y ahora está en su segundo ejercicio como consejero regional.
Alcalde es militante de la UDI desde su adolescencia y profesora de Educación Diferencial de profesión. Abandonó las aulas de manera paulatina para dedicarse cada vez más a la política.
-¿Cuál es el desafío más grande que le ha tocado afrontar como gobernadora?
-El poder dar respuesta oportuna y lo más eficiente a la ciudadanía es lejos lo más complejo del cargo. Uno siempre tiene la intención de solucionar los problemas, pero muchas veces eso va de la mano con otros organismos y entidades públicas que a veces tienen ritmos burocráticos que entorpecen y enlentecen todo.
-¿Y alguna situación puntual que le genere mayor complejidad?
-Hay muchos temas muy sensibles. Uno de ellos es el de los pescadores. Sin duda es uno de los más delicados porque sus demandas son inmediatas: si no pueden salir a pescar, se quedan sin comer. No es algo que uno pueda decir que no importa, o que esperaremos la audiencia con el subsecretario, tiene que ser rápido. Yo siento que cuando tú ves a las personas, sabes que sus necesidades no pueden demorarse porque, si no, cómo siguen viviendo. Por ese lado creo que es lo más sensible y duro.
-¿En algún momento le ha sido más compleja la labor política por ser mujer?
-Yo creo que todo lo contrario. Como mujer creo que tenemos esa capacidad de diálogo y de enfrentar muchas situaciones diversas que nos hacen sacar una fortaleza interna que nos diferencia de los hombres. Por lo menos en el caso mío es más fácil relacionarme con hombres y mujeres de distinta índole, uniformados, políticos o ciudadanía en general. Al ser mujer uno empatiza mucho más con el propio género y los hombres tienen una disposición distinta cuando ven a una mujer al mando, porque tienden a poseer un sentido de protección mucho mayor, que es inherente en el género masculino, pero también he sentido mucho respeto, y a eso también ha ayudado el tema de ser mujer.
Gabriela Alcalde cuenta que su profesión la obligó a desarrollarse en un mundo más femenino y que se produjo un cambio cuando ingresó a la política. "La Gobernación Provincial es un espacio mucho más de hombres, sobre todo porque tengo que trabajar con portuarios, pescadores, transportistas, que son rubros muy de hombres, no porque las mujeres no podamos estar, pero por un tema cultural se ha dado que estén más los hombres".
Su rol femenino lo visualiza más como una fortaleza que como una debilidad, "porque las mujeres tenemos esa capacidad de desdoblarnos, de diversificarnos frente a situaciones adversas o complejas y de todas maneras siento que ha sido una fortaleza".
-¿En qué momento se pasa de las aulas a la política?
-Uno no tiene un solo rol en la vida y las mujeres me van a entender. Una cumple más de un rol, generalmente son diversos y distintos entre sí. No porque hoy estoy en un cargo político voy a dejar de ser amiga, mamá, esposa, profesora. No creo que sean roles que se vayan sobreponiendo unos con otros, están siempre ligados. Claro que tengo una vinculación muy importante con la UDI, pero principalmente con el servicio público. Me siento muy ligada a servir a la provincia de San Antonio.
-¿Nunca hubo un momento en el que dijera de aquí para adelante voy a ser política?
-No, no se hizo un quiebre. Siempre han ido muy de la mano, sobre todo porque partí muy joven militando (en la UDI), entonces nunca han sido caminos paralelos, más bien siempre complementarios. Lo diferente de mi rol ahora es la constante exposición pública. Ese es un cambio que desde el 11 de marzo del 2018 lo he podido notar muy fuertemente, de ser una persona que siempre había estado en una segunda línea, pasar a la primera ha sido diferente, fuerte, pero no negativo, en ningún caso.
-¿Cómo manejan la sobreexposición pública en la familia?
-Al principio fue complejo, no te puedo mentir, sobre todo porque al comienzo yo no tenía la experiencia de ser una figura como Mauricio (Araneda, su marido), quien ya lleva ocho años entre gobernador y core, y ahora le quedan cuatro años más en ese cargo. Nos complementamos. Tenemos personalidades muy diferentes y comunicacionalmente también llegamos de una manera diferente a los medios. Eso ha sido más un complemento que nada. Y mis niños, de 10 y 12 años, nacieron con estos papás, desde que tienen recuerdos nos conocen así, para ellos es parte de su vida. Nos acompañan harto a las actividades públicas y al trabajo en terreno.
-¿Cómo ha sido lidiar con los medios de comunicación de manera mucho más cercana?
-Yo me he sentido muy acogida, la verdad es que tengo clarísimo cuál es mi rol en el gobierno, y es un gobierno cercano y sencillo. Los medios de comunicación también lo han notado, tratamos de llevar lo más fielmente la voz del gobierno a la provincia, y de llevar la voz de los sanantoninos hacia el Presidente Sebastián Piñera. Ese ha sido mi principal rol, que San Antonio tenga el lugar a nivel nacional que corresponde porque siempre, de alguna manera, nos hemos sentido el patio trasero de Valparaíso, y esta cercanía que tenemos con Santiago hace que nos invisibilicemos. Mi rol más potente ha sido cómo llevar las necesidades de la provincia a oídos del Presidente.
-Como gobernadora, la comunicación con el Presidente debe ser fluida. ¿Tienen un grupo de Whatsapp por ejemplo?
-Jajaja, la verdad es que no. Es que usamos más los recursos de ministro, subsecretario y jefe de gabinete. Ha venido dos veces la Primera Dama, y ha sido súper potente, porque cuando escuchaba el presupuesto regional era como que hablara un sanantonino más, sobre todo cuando se refería al puerto a gran escala, porque decía que había que solucionar el problema de la vialidad porque si no, no se puede vivir. Y yo decía, claro, eso lo dice alguien que está muy ligado con la zona, porque esta molestia que tenemos diariamente de los camiones, de los atochamientos, de los accidentes, lo sabemos quienes vivimos acá.
-¿Qué le provocan los chistes machistas del Presidente, como el de la minifalda?
-Me pasa lo que me pasaría si cualquier persona lo dijera. Me parece que son comentarios desafortunados pero que no son el centro ni lo profundo de lo que quiere expresar. Han sido malas situaciones, como nos pasa a todos. Quién no ha dicho una frase desafortunada que en el fondo no es lo que quiere decir y no se está refiriendo a algo peyorativo.