Joven emprendedora se la juega por construir el sueño de la casa
Hace un año Rossana Riveros quedó sin trabajo y, a pesar del golpe que esto significó para ella, decidió rearmarse y empezar su propio negocio: una empresa que construye casas prefabricadas a medida.
Rossana Riveros Barisione, de 33 años, siempre supo que quería construir casas, aunque no se animó a hacerlo hasta que protagonizó un difícil momento en su vida.
"Mi padre sufre diabetes y lo estábamos pasando mal esos días. Él estaba en la clínica y temíamos que perdiera un pie. Cuando mi papá estaba en la clínica me echaron de mi trabajo", recuerda Riveros, la oriunda de Cartagena que trabajaba en ese entonces en Viña del Mar.
Para Riveros, "ese fue un momento muy duro. Ese día teníamos una reunión con los gerentes que venían desde Santiago y yo preparé la mesa, el café y las galletas sin saber que ellos iban a despedirme".
La joven, que es diseñadora de ambientes y técnico en construcción, trabajaba en una empresa de ventas de productos para viviendas. A pesar del golpe de la cesantía, rápidamente continuó. "Esta situación gatilló que yo dijera 'ya, no más' y me lanzara con mi emprendimiento", cuenta.
La infancia
Riveros es hija de un empresario forestal y de la dueña de una ferretería, por lo que desde pequeña estuvo ligada a la construcción. "Desde niña andaba armando cositas, cableando mi casa, todo eso es innato en mí"..
A los 12 años, se acercó aún más al mundo de la construcción. "Aunque no tuvimos nunca mala situación económica, mis padres desde esa edad nos hicieron trabajar. Ellos venían de familias de origen muy humilde y nos enseñaron a trabajar de niños. En mi casa todos los monos bailaban".
Cada verano, Riveros debía ayudar en la ferretería de su mamá, ubicada en Isla Negra. "Aunque por un lado era fome no poder ir a la playa todos los días, a mí siempre me gustó la construcción, por lo que disfrutaba estar ahí. Llegaban los clientes y yo les dibujaba los planos, les hacía los cálculos del material que necesitaban, incluso me ponía a cortar la madera".
El emprendimiento
Ese amor por la construcción fue creciendo con el tiempo y se convirtió en un nuevo objetivo: diseñar y hacer casas.
En enero de este año, la joven abrió "Habitar", una empresa ubicada en Isla Negra (Isidoro Dubornais 3353) donde construye casas prefabricadas con diseños que ella misma ha creado.
"Mi objetivo es realizar casas de calidad, respetando la normativa de construcción, con espacios amplios y buenas terminaciones", dice.
Uno de los proyectos que la tiene motivada por estos días es la elaboración de una vivienda para una persona con discapacidad física.
"Estamos terminando de armar una casa en Quillaycillo para una persona que usa silla de ruedas, quien vivirá sola allí. La persona eligió uno de los modelos que yo creé y adapté para su uso, bajé las ventanas para que estén a su alcance, agrandé su dormitorio y las puertas para que la silla de ruedas pueda pasar y girar sin problemas", comenta entusiasmada.
-¿Cómo es trabajar en un ambiente de hombres?
-Uno percibe que muchos piensan 'y ella qué va a saber de construcción'. Pero uno no debe prestar atención. Mucha gente confía en mí y en las mujeres, porque sienten que somos más responsables y sinceras sobre cómo trabajamos, qué sabemos o no hacer", expresa.
Aunque reconoce que este sueño recién comienza, Riveros está segura que esta es su pasión y se esfuerza las 24 horas porque su negocio surja. "Me apasiona el dibujo y la construcción. Hacer un dibujo y un proyecto es lo más maravilloso para mí, me llena el alma. Me gusta lo que hago, porque para mí es un juego, pero con responsabilidad, un juego donde cada día aprendo más", afirma la emprendedora.