Feriante y su familia lo perdieron todo en incendio que arrasó con su casa
Siniestro ocurrió en la población 30 de Marzo y dejó un saldo de seis damnificados.
Fueron momentos de angustia y dolor los que se vivieron ayer en la población 30 de Marzo. En pocos minutos, la casa de una familia de calle Samuel García 921 se quemó casi completamente.
Las inmensas llamas comenzaron pasadas las 18.20 horas y el humo negro que emanaba desde el segundo piso de la vivienda era visible desde lejanos sectores de la comuna puerto. La tragedia se hacía presente, una vez más, en el corazín de esta antigua población sanantonina.
Poco a poco, mucha gente se agolpó en las calles. Algunos ayudaron a la familia a salvar los enseros, mientras otros solamente se dedicaron a mirar con curiosidad el espanto que estaba frente a ellos.
Al control del fuego concurrieron tres unidades del Cuerpo de Bomberos de San Antonio, cuyos voluntarios, al mando del segundo comandante, Jaime Cepeda, extremaron esfuerzos para evitar que el siniestro se propagara a las casas vecinas.
Era terrible ver a mujeres, jóvenes y niños acarreando muebles, ropa y electrodomésticos hasta la calle, mientras en lo alto los bomberos luchaban contra las porfiadas llamas que, con su paso, generaban pavor a todos quienes allí se encontraban.
El comandante Cepeda confirmó que el fuego consumió casi la totalidad de la vivienda, lo que dejó damnificados a un matrimonio y sus cuatro hijos menores de edad, de 6, 10, 12 y 16 años.
De la misma manera, el jefe bomberil lamentó que algunos vecinos les hayan impedido trabajar en forma normal a los primeros voluntarios que llegaron al lugar. "Esto no puede ocurrir porque somos una institución que presta colaboración cada vez que hay este tipo lamentable de incendios, así se perjudica la labor del Cuerpo de Bomberos".
Luis Ampuero (42) y su esposa Viviana Salazar (37) son los dueños de la vivienda siniestrada. Ayer él estaba en su trabajo cuando se enteró de que las llamas arrasaban con su hogar; raudo corrió en su auto pero no pudo hacer mucho para salvar su morada.
Lo perdió todo, pero no la esperanza. Aunque lloró de pena al ver las ruinas de su casa, su alivio era que ni su esposa ni sus hijos resultaron lesionados.
"Mi señora salió a comprar el pan y cuando volvió con los niños, les dijeron que se estaba quemando la casa", contó este hombre que de lunes a viernes trabaja como movilizador en bodegas extraportuarias y los sábado y domingo vende artículos de ferretería en la feria.
Sin saber dónde él y su familia pasarían la noche, Luis reconoció que ahora viene la tarea de levantarse. "Ya lloré lo tenía que llorar, ahora tenemos que tirar pa´arriba", expresó en medio del abrazo de los buenos amigos que llegaron a darle su apoyo en este duro momento".