El drama de los sanantoninos que estudian en la U. del Pacífico
Producto de los problemas económicos que vive la casa de estudios superiores sede de Melipilla, los jóvenes que en su mayoría viajan desde la provincia de San Antonio, pasan por momentos de incertidumbre.
La rutina es repetida por muchos jóvenes estudiantes sanantoninos: despertador del celular casi siempre antes de las seis de la mañana; desayuno apurado si es que se alcanza y rápidamente buscar la forma para llegar lo antes posible a la sede de Melipilla de la Universidad del Pacífico.
Algunos en bus y otros en autos particulares que generalmente se llenan con compañeros que ayudan a costear la bencina y el viaje por la Ruta 78, los estudiantes sanantoninos realizaban todo este tipo de maniobras con un propósito que es el mismo que a lo largo de Chile tienen miles de compañeros de generación: titularse de una carrera técnico o universitaria y salir a competir en un mercado laboral que cada vez exige mayor currículo y estudios según el área en que busquen desarrollarse profesionalmente.
Sin embargo, estos sueños podrían nublarse para los estudiantes a lo largo de la provincia que se han matriculado en la Universidad del Pacífico, cuya sede principal está en la comuna de Las Condes, en Santiago.
Debido a la cercanía que tiene con la zona, muchos jóvenes hacen el sacrificio de ir todos los días a Melipilla, donde la sede universitaria fue abierta en 2008 (ya estaban funcionado desde el 2004 en la comuna metropolitana) y así poder asistir a clases.
Hace algunos días, se confirmó que la casa de estudios vive una profunda crisis económica que podría incluso obligarla a cerrar sus puertas durante el próximo año. Y producto de esta incertidumbre, los mismos alumnos de la sede melipillana realizaron el viernes una manifestación pacífica y se tomaron por algunos minutos un tramo de la Autopista del Sol.
Debido a que no hay mucha claridad en el futuro de lo que pasará el 2019, los sanantoninos que estudian en la Universidad del Pacífico están muy complicados y esperan tener alguna solución al negro presente que les está tocando vivir.
Ana Luisa Campos egresó del liceo Santa Teresita de Llolleo y tras tomarse un año sabático, se matriculó el año pasado para estudiar Medicina Veterinaria en la sede de Melipilla.
"Cuando ingresé el 2017 no parecía que existieran problemas financieros ni nada por el estilo. Por ejemplo, en la carrera de Veterinaria, siempre teníamos salidas a terreno en diferentes ramos y en asignaturas de Anatomía teníamos buenas piezas para estudiar y desarrollarnos, entonces era todo normal", reconoce la joven, agregando que "ese año que entré, se vio que ingresaron muchos más estudiantes que años anteriores, sobre todo en las carreras como Enfermería, Medicina Veterinaria y Agronomía, por lo que personalmente no tenía sospecha de que pudiera haber problemas de dinero".
Primeras señales
Fue durante la primera mitad del año cuando Ana Luisa comenzó a ver algunas cosas irregulares. "Esto comenzó a finales del primer semestre y a comienzos del segundo, especialmente cuando las salidas a terreno se vieron perjudicadas por falta de transporte", reconoce.
En tanto que la santodomingana Carolina Catalán, estudiante de primer año de Enfermería, aporta más datos que eran potentes mensajes en medio de la crisis. "Hace un mes y medio que dejaron de asistir durante dos días las señoras que trabajaban en las labores de aseo y también los guardias. Ellos se manifestaron porque no les pagaron el sueldo y ahí fue cuando empezamos a ver todo lo que estaba pasando", admite Carolina.
Mientras que la sanantonina del sector Hospital, Rocío Arratia, alumna de tercer año de Enfermería, detalló que "en la universidad a veces no había confort, habían sacado hasta las jaboneras y quitaron varias cosas de un día para otro. Después de septiembre se escucharon los rumores de la crisis, que los profesores y funcionarios no estaban recibiendo sus sueldos".
Difícil cambiarse
Nataly Soto (21 años) es estudiante de segundo año de Enfermería y tuvo que enfrentarse a otro problema cuando intentó cambiarse de institución.
"Mi experiencia con los trámites de los programas de estudios fue pésimo, ya que pagué una cantidad de dinero que no fue poco y me prometieron los programas lo antes posible, así poder trasladarme de universidad. Mandé un correo con el comprobante de pago y se demoraron un mes y medio en darme los certificados, siendo que estos papeles ya estaban listos hace rato, pero hacen eso para retener al alumno, ya que enviaba correos electrónicos todos los días y lo único que hacían era postergarme", cuenta la sanantonina que además se llevó una sorpresa mayúscula cuando quiso pedir un certificado de alumno regular y otro con la concentración de notas.
"Me cobraron por ese trámite que siempre ha sido gratuito y más encima, cuando los traté de sacar por intranet, la página estaba bloqueada por la misma universidad para así evitar el acceso a los documentos. Al final tuve que usar un certificado de alumna que tenía antiguo e imprimir desde la misma página de intranet para no tener que pagar lo que estaban pidiendo", explica.
A la ruta 78
Con ganas de tomar más cartas en el asunto y saber realmente cuál es el presente de la Universidad del Pacífico, el alumnado comenzó a reunirse en diferentes asambleas.
"Se han realizado reuniones entre alumnos y además se buscaron representantes de cada carrera para que pudieran entregar toda la información posible", explica Ana Luisa Campos, agregando que la manifestación que se produjo el pasado viernes en la Ruta 78 "se da en el contexto de que nadie de la universidad nos da una respuesta concreta de lo que sucederá. Solo estábamos escuchando rumores entre funcionarios y profesores y eso generó molestias. Nos estaban dando calmantes. Lo que queremos aclarar es que aquella manifestación fue pacífica y no quemamos neumáticos como salió en algunos medios".
"La semana anterior hicimos una toma dentro de la universidad en la que pedimos a los docentes que por favor se retiraran como una forma de manifestación. Y el viernes pasado fue el tema de tomarnos la carretera de forma pacífica, porque no teníamos respuesta de nada. Nos dieron un plazo sobre una inversión que podía llegar desde el extranjero y así hasta que se cumplió la fecha el lunes pasado y no se nos dijo nada. Solamente gracias a que presionamos se nos indicó que no existiría tal financiamiento. Pero esa noticia no salió de parte del directorio de la Universidad del Pacífico, que aún no dan la cara sobre lo que está pasando", admite la alumna Carolina Catalán.
Problema económico
Las alumnas contactadas para dar su testimonio coincidieron en algo: el problema que están viviendo es netamente por culpa de la administración.
"Eso hay que dejarlo claro: la universidad cayó por un tema financiero y no académico, porque contamos con profesores excelentes que provienen de buenas universidades, con magisters, postgrados. Lo que la universidad no pudo manejar fue el ingreso de dinero mensual de los alumnos y las deudas que tienen", reconoce Nataly Soto.
Sueño lejano
En tanto que Yennifer Tellez cursa cuarto año de Enfermería y asegura que como alumna actual de la Universidad del Pacífico "siento incertidumbre de lo que podría pasar. No tenemos claro nada y estamos esperando alguna respuesta de parte del Ministerio de Educación".
Yennifer viaja todos los días desde Cartagena a la casa de estudios y asegura que ha invertido millones de pesos en educación, "algo que es un tremendo esfuerzo y sacrificio, ya que mi padre es chofer de colectivo y mi madre asesora del hogar. Yo iba a ser la primera profesional de mi familia, algo que nos tenía muy orgullosos y ahora por culpa de una mala administración financiera por parte del directorio de la universidad, ese sueño se ve lejano".