Las respuestas tras la desaparición de la Playa Grande en Cartagena
La semana pasada se llevó a cabo un seminario sobre los riesgos en las zonas costeras debido a las fuertes marejadas que han cambiado la cara del tradicional balneario. Experta señala que aún se puede recuperar la playa.
Los vecinos de Cartagena hace rato que dejaron de sorprenderse con el avasallador paso del mar por las costas de la popular Playa Grande. En un escenario lamentablemente habitual, se acostumbraron a que la playa cambiara su fisonomía, dejándolos casi sin arena para disfrutar "guatita al sol" de la temporada estival.
Sin embargo, un grupo de cartageninos comenzó a tomar cartas en el asunto y trajo a varios expertos al primer seminario "Planificación territorial y riesgos en las zonas costeras", realizado la semana pasada en el balneario más tradicional del país.
Diario El Líder conversó con una de las expositoras para que respondiera algunas de las preguntas más recurrentes de los cartageninos: ¿Qué le pasó a la playa?, ¿volverá a ser la misma de antes?, ¿cómo contribuir a que regrese la arena?
La doctora Carolina Martínez, geógrafa especializada en geomorfología costera, morfodinámica de playas y riesgos naturales de la costa, fue quien intentó responder estas interrogantes desde un punto de vista científico y práctico.
¿qUÉ LE PASÓ A LA PLAYA?
Según Martínez, hay dos causas antrópicas (causadas por la acción del hombre) que inciden directamente en la paulatina desaparición de la playa: la falta de sedimento (arena y rocas pequeñas) y las marejadas.
Lo peor del asunto, a su juicio, es que la falta de arena provoca más marejadas, y las marejadas se llevan más arena.
En un trabajo en terreno, la gente del sector le comentó a la investigadora que antes se podía reconocer una temporalidad en la playa, o sea, había una playa típica de invierno y una típica de verano. "La de invierno se caracterizaba por ser mucho más tranquila, interrumpida ocasionalmente por fenómenos de marejadas, provocados por las tormentas y las condiciones del tiempo. En verano había olas mucho más agresivas, sin embargo, llegaban hasta mucho más 'atrás' en la arena", lo que permitía un espacio mucho mayor de arena para el disfrute de los bañistas", comenta la geógrafa.
Carolina Martínez recuerda, además, que los residentes le decían que antes había dos tipos de arena: una oscura y otra blanca. "Eso se entiende porque recibía aportes locales de sedimento y también los traídos por el río Maipo. Ahora la comunidad solo identifica el color oscuro (proveniente del Maipo). Y como ya no está recibiendo los aportes de las quebradas locales (debido a construcciones que han interrumpido el flujo hacia el mar), al parecer solo se estaría rellenando la playa con los sedimentos del río Maipo, los que también se ven disminuidos en abundancia, y no sabemos si es un problema cuencas arriba (cordillera de Los Andes) o en los cursos inferiores. Esto está pasando en todo Chile debido a la extracción de áridos desde las dunas y los ríos", sentencia la experta.
¿volverá a ser la misma?
Luego de su exposición en el seminario, Carolina Martínez afirma que todo hace suponer que las tranquilas olas de la Playa Grande quedarán solo en la memoria de los cartageninos y turistas. Asimismo, remarca que la extracción de áridos desde las dunas "es la principal causa de la desaparición de la arena". A ello se suma la acción propia del oleaje que "se ha visto aumentado debido las marejadas, producidas por los efectos del cambio climático".
"Las antedunas, principal fuente de arena, sin mencionar lo vital que son para los ecosistemas locales, han sufrido mucho con la presencia de acciones humanas", insiste.
Sobre la base de estos antecedentes, la doctora Martínez concluye que la Playa Grande no volverá a ser la misma de antes, pero cree que todavía se pueden ejecutar acciones para que se parezca más al balneario de hace cinco años.
"En estos momentos las acciones más urgentes que se deben tomar son proteger la anteduna que estabiliza la playa, porque hemos constatado que hay mucha intervención, como los locales de turismo, el tránsito de vehículos, entre varios otros factores. Hay que restringir los usos que tiene la playa para que pueda rescatarse la anteduna", propone.
Cómo contribuir
En Cartagena hoy solo quedan remanentes de anteduna, que no permiten que la playa se estabilice con las nuevas energías que están aportando las marejadas. "Entonces, como el mar no encuentra la anteduna, termina topando con murallas que son las costaneras. Así, las olas socavan mucha más playa que la que deberían extraer si existiera una anteduna en su máxima condición", explica Martínez.
-¿Si no se recupera la anteduna, no tendremos playa?
-En este escenario es difícil recuperar la playa, porque esta va a tender a mantener su condición de erosión y lo que está buscando el nuevo oleaje o marejadas es encontrar el punto de la anteduna. Y de eso hay pequeños fragmentos dispersos a lo largo de la playa. De los campos dunares que tenía la Playa Grande hoy no quedan ni el 10 por ciento.
-¿La Playa Grande está condenada a desaparecer, entonces?
-La situación no se revertirá mientras no se tomen acciones de protección para usos inmobiliarios. La enorme cantidad de gente que llega a la playa en verano también es nociva para su conservación. ¿Cómo pones a tanta gente en tan poco espacio? La capacidad de carga que ingresa a la playa también debería ser regularizada por parte del municipio.
-¿Qué otras acciones se pueden adoptar para contribuir a la conservación de la playa?
-Una de las más importantes es proteger los cuerpos dunares y el Humedal de Cartagena. A este último, hasta ahora, lo hemos tratado como un humedal urbano, más bien artificial, pero tiene una herencia de estuario. Hace muchos años, cuando no había esta ocupación intensa de personas, el humedal era un estuario que servía como barrera para el mar. Así se puede apreciar en fotografías aéreas antiguas.
Santuario
La doctora Martínez tiene claro lo que deben hacer los cartageninos para proteger su playa. "Hay que recuperar el humedal costero y no considerarlo como un humedal urbano. Una declaratoria de Santuario de la Naturaleza le daría una figura legal mucho más robusta que una laguna urbana, que por definición ha perdido todas sus características de biodiversidad y conservación, y es básicamente un parque recreativo. A los humedales no se les da la importancia que tienen. Por ejemplo, en caso de un desastre natural, cumplen la función de amortiguar los impactos de un tsunami".