Jorge Ponce, presidente del club aéreo: el hombre que ama volar
Doble celebración tiene hoy este destacado dirigente. Llega a los 60 años de piloto y hoy está de cumpleaños. Aquí repasa parte de su historia.
Hay una escena de la película "Proa a las nubes" (1956) donde el protagonista Douglas Bader (Kenneth More) mira al cielo y se sorprende con un avión biplano que avanza rápidamente.
El iba rumbo a la escuela de aviación de Inglaterra en el periodo previo a la Segunda Guerra Mundial.
Bader era un joven idealista, que amaba volar por sobre todas las cosas y que el destino lo llevó a verse involucrado en la mayor conflagración mundial en la lucha de su país contra Alemania.
La historia de la película se basa en parte de la biografía de Douglas Bader quien tras sufrir un accidente aéreo fue amputado de ambas piernas. Aún así, se sobrepuso y se convirtió en un héroe de la aviación de su país al pilotar su avión de combate Spitfire con prótesis metálicas y defender la isla británica de la embatida de la Luftwaffe alemana.
Esa historia en aquel film conmovió al joven sanantonino Jorge Ponce Gómez, en esa época estudiante del Sexto Año de Humanidades del Instituto del Puerto y pensó que en algún momento él también podría ser piloto.
Pero era un sueño. Como muchos de los que tenía en su época juvenil. Hasta que vio una posibilidad que nunca pensó...
¡a volar!
Era el año 1957 y el joven Ponce se enteró que el club aéreo local ofrecía una oportunidad única de realizar el curso de piloto a un precio de oferta.
Lo comentó con su padre y éste lo apoyó para que realizara el periodo de instrucción y cumpliera su sueño.
Así se puso a las órdenes de su instructor que tenía experiencia como piloto en el Club Aéreo de Carabineros.
Hoy Jorge Ponce está de cumpleaños y además celebra 60 años de haber obtenido su licencia de piloto, todo un récord que hoy luce con orgullo y lo ratifica como parte fundamental de la historia de la aviación de esta provincia.
Los recuerdos de aquellos años hoy los tiene más vivos que nunca. "Allá por 1956 se abrió la posibilidad para que dos personas realizaran el curso de pilotos. Me presenté junto a ocho jóvenes de otros colegios de la provincia y afortunadamente fui seleccionado. Iba a cumplir un sueño", comentó.
-¿Recuerda a su instructor?
-Por supuesto. Don Luis Eduardo Alfaro Camus. Era capitán de Carabineros y jefe de la Subcomisaría de Llolleo. Era piloto del Club Aéreo de Carabineros y en San Antonio cumplió su rol de instructor. Junto conmigo hizo el curso don Eduardo Price Quinteros, también carabinero.
-¿Qué tipo de avión fue el utilizado para hacer las clases?
-Era un Aeronca Champion de 1952 que tenía pocos años de uso y que fue proporcionado al club por el Gobierno en el marco del programa "Alas para Chile". Con ese aparato se comenzó la formación de pilotos.
-¿Y aún se acuerda de su primer vuelo solo?
-Claro, eso nunca se olvida. Fue un momento muy especial el 18 de marzo de 1958.
-¿Sintió miedo?
-Algo, pero sentía más una aprehensión, pero relativamente controlada. Uno sabía todo lo que tenía que hacer para volar y siguiendo todo el procedimiento no debería haber problemas. Afortunadamente para mí salió todo bien. Me vinieron a tomar examen de la Dirección de Aeronáutica de Chile. Después de un curso de un año y tres meses, el 18 de enero de 1959 y con 17 años 364 días de edad, recibí mi licencia de piloto privado. Puedo decir que por aquel entonces fui el piloto más joven de Chile. Me entregó la piocha don Armando Cortínez quien era un héroe de la aviación nacional y para mí fue todo un honor. El 5 de abril de 1919 Cortínez Mujica cruzó la cordillera de los Andes en un raid de ida y vuelta. La hazaña de juventud del general de Brigada Aérea (R) fue recordada ampliamente el día de su muerte, el 15 de junio de 1968.
Ponce agrega que "después entré la Escuela de Aviación, pero falleció mi padre y debí retirarme. Posteriormente, gracias a mis horas de vuelo pasé a la reserva como subteniente y piloto militar. Llegué al grado de capitán de bandada".
-¿Alguna vez tuvo una situación complicada mientras estaba pilotando?
-Una vez en 1962 viajaba junto a otras personas a Taltal. Ibamos a dejar unos repuestos a una empresa naviera. Cometí todas las imprudencias que pude cometer. Es algo que no me llena de orgullo, pero es parte de la experiencia. Se nos hizo de noche, no conocíamos el lugar, prácticamente nos quedábamos sin combustible, íbamos con la radio mala, instrumentos que no servían, etc. Llegamos a Taltal y sobrevolando el lugar no encontramos el buque que andábamos buscando. Nuestro pasajero, que era de la naviera, nos dijo por qué no seguíamos a Antofagasta. Y así lo hicimos.
.¿Era un riesgo?
-Claro. No tuvimos consideración con nada. Llegamos a Antofagasta, no veíamos la pista, de noche no se apreciaba ni una luz. Nos gastamos el resto del combustible dando vueltas. No sabíamos dónde estaba el aeródromo, hasta que al fin vimos una luz cuando los estanques estaban en cero. Nos guió don Lino Vargas desde la torre de control del aeropuerto cerro Moreno. Cuando aterrizamos y mientras nos dirigíamos al hangar, se nos acabó la bencina y se apagó el motor. Al bajar, intenté encender un cigarrillo y no era capaz de llevármelo a la boca, las manos y rodillas me temblaban. Cometimos muchas imprudencias y es algo que no se debiese hacer. Todo esto está estampado en un libro llamado "Horas de losa", donde el autor Michel Anciaux recopiló historias de pilotos.
No cuento mucho esta historia, porque es algo que no se debe hacer por nada del mundo, porque todo ello conduce a una tragedia. Después entendí que de los errores uno también aprende.
-¿Qué ha sido lo más satisfactorio de volar?
-Sin duda es una experiencia increíble, desde las alturas todo se ve distinto. Pero también es relevante colaborar con la institución y la comunidad. El club ha participado en labores de búsqueda de personas que se pierden en el mar, ha ayudado a profesionales en el combate de los incendios forestales y ha permitido que niños tengan la experiencia de volar a través de los vuelos populares. Eso es algo muy importante para el club y es lo que me gusta. Por algo uno sigue en esto.