Cantando en la azotea
Hacía dos años y medio que los Beatles no actuaban ante público. Uno de ellos dijo: "¿Por qué no tocamos en el techo?". Los otros tres sonrieron, emocionados por la idea. Fue su última presentación en vivo, antes de la separación.
En el mundo del rock hay conciertos memorables. Woodstock, Rock in Río, Live Aid:todos son parte de la historia de la música y viven en el corazón de los amantes de las guitarras eléctricas y las baterías.
Pero ninguno iguala a la inusual tocata que The Beatles realizó en Savile Row. Este miércoles 30 de enero se cumplen 50 años de aquella jornada.
Se trata del también llamado rooftop concert o concierto en la azotea. Quizá influya que se trate de la que es considerada la mejor banda de todos los tiempos. Y más aun si, en términos reales, fue su última presentación en vivo.
En vivo
La azotea elegida para la oportunidad fue la del edificio Apple Corps, segundo estudio de grabación de la banda, tras Abbey Road.
Los Beatles no se presentaba en vivo desde el 29 de agosto de 1966, en el Candlestick Park, de San Francisco. Pasaron dos años y medio encerrados en los estudios de grabación -creando los mejores discos y canciones, por cierto- y desarrollando proyectos personales, tanto LPs como libros y películas.
Habían anunciado que nunca más tocarían fuera del set de grabación y esgrimieron varios motivos: que las chicas gritaban mucho y ni siquiera los escuchaban, que no había tecnología que igualara en vivo el sonido al que llegaban en el estudio, cansancio de viajes, extenuantes giras, y otros.
Pero el 2 de enero de 1969 comenzó a cambiar aquella decisión. Partieron las grabaciones de un nuevo disco y, con ellas, la filmación de un documental -una especie de reality- acerca del proceso creativo Beatle y de cómo los Fab Four trabajaban en privado.
Pero la situación no fue cómoda para ellos. Debieron cambiarse a un estudio más grande que Abbey Road, pero mucho más frío. E invadido de gente: camarógrafos, guionistas, maquilladores, directores, tramoyas, etcétera.
Las tensiones llegaron a extremos casi insalvables. Harrison, de hecho, renunció a la banda una semana después. Pero en una reunión se tomaron las medidas que satisficieran a cada uno y tanto el disco como el documental siguieran adelante. Entre estas decisiones, por unanimidad, se optó por cambiar de estudio y partir a Apple Corps, de propiedad de The Beatles.
Una segunda idea fue invitar a un artista amigo de todos, para que 'emulsionara' el ambiente. El elegido fue Billy Preston, camarada de la banda desde 1962. Con él, para refrescar y volver a los viejos tiempos, los años de la 'buena onda', harían un concierto donde pasarla cool fuese la más importante de las metas.
En esos días no dejó de hablarse de otra cosa: dónde y cuándo tocar. Surgieron decenas de opciones, desde tocar en un hospital para alegrar a niños enfermos hasta hacerlo en Egipto, en la base de una pirámide, o en la cubierta del Queen Elizabeth, en medio del mar. Entre ellas, la idea de tocar en el techo iluminó a todos en el estudio. Billy Preston, testigo privilegiado, dijo que la idea fue de John Lennon.
Los preparativos
Ese 30 de enero de 1969, durante la mañana se instalaron los equipos y micrófonos, más los instrumentos. Pasado el mediodía, subieron los Beatles acompañados por Preston, quien se fue directo al piano.
Era una fría mañana, por lo que Ringo y John debieron salir con los abrigos de sus novias, Maureen y Yoko. Miraron a todas partes, revisaron las instalaciones, Paul saltó cerciorándose de la resistencia del piso y Lennon tocó algunos acordes. Luego, Paul y George afinaron de manera fugaz un par de cuerdas y dieron el OK.
Partieron tocando "Get back" y, tal como prometieron, una repentina sonrisa se le asomó a McCartney en el tercer verso. La siguieron "Don't let me down", "I've got a feeling", "One after 909" (primera canción compuesta por los Lennon-McCartney, por 1957) y "Dig a pony". Para cerrar, repitieron "Get back".
Muchas personas se reunieron en las calles, frente al edificio, en un comienzo. Rodeando la manzana, después. Otros, se asomaron en las azoteas vecinas. Muchos hicieron esfuerzos por subir. Para todos era una sorpresa que solo el tiempo se encargó de transformar en leyenda.
Se estima en unas mil personas las que se detuvieron o transitaron por el lugar, escuchándolos por última vez juntos. Hoy se piensa que, cinco décadas después, al menos cien mil ingleses y no ingleses mintieron alguna vez asegurando que estuvieron ahí, esa tarde, casualmente, cuando The Beatles brindó su último recital, desde un techo, en el concierto más legendario de la historia del rock.
Durante la tercera canción, la policía fue alertada por algunos molestos vecinos y decidieron detener el show. Entrevistados años después, los oficiales manifestaron haberse arrepentido, que quizá debieron acudir más lentamente y dejar que la música permaneciera más tiempo en el aire londinense.
Cuando la policía desocupaba la azotea, los Beatles dejaron sus instrumentos y se acercaron a la puerta de entrada al edificio. Antes, Lennon se despidió de todos con estas palabras: "Me gustaría agradecer en nombre del grupo y de nosotros mismos, y espero que pasemos la audición".
Al parecer lo hicieron, porque un año después el documental ganaba el Oscar en la categoría 'Mejor adaptación musical'.