Rex, el cine que se
La película protagonizada por Leonardo di Caprio y Kate Winslet fue la última que se exhibió en la desaparecida sala que recibía a los sanantoninos.
El cine Rex, que vio la luz a mediados de la década de los '40, funcionó hasta el año 1997 en el recinto de avenida Providencia, en Llolleo, donde también estuvo la discoteque Gabanna y hoy, el restaurant "El Fogón".
Aquel lugar fue testigo de parte importante de las historias de miles de familias sanantoninas. Hasta antes de la llegada del video club Blockbuster y del pirateo de películas, esta sala y otras que había en la provincia de San Antonio eran un lugar de entretención imperdible para niños, jóvenes y adultos.
Muchos de los que hoy son adultos quedaron marcados por el primer filme que vieron en el Rex, otros iban a pololear entre las butacas y muchos estudiantes se organizaban en grupos para disfrutar de las dos películas del rotativo.
"En 1978 yo pololeaba con quien hoy es mi esposo. Él de Llolleo y yo de Algarrobo, fuimos a ver Brillantina, fue maravilloso, yo tenía 15 años", recuerda la lectora de Diario El Líder, Angélica Aravena.
Marina Espinoza cuenta que "en los años 70 mi hermano, mi hermana y yo íbamos al cine Rex. Yo estaba chica y podíamos entrar al cine los domingo. Mi hermano ayudaba en las misas en la iglesia de Llolleo y el sacerdote de aquel tiempo le regalaba entradas para los tres. Nunca pagábamos, son lindos recuerdos".
EL terremoto
El cine Rex pasó más de un terremoto, como el de marzo de año 1985, que destruyó su estructura, pero volvió a levantarse y a abrir sus puertas.
"Mi abuelo era el que ponía las películas y le decían 'El Cojo'. Él falleció hace un par de años pero está en nuestra memoria por su labor. Además de pasar el terremoto de 1985 trabajando en plena función, mi madre y mi tía también estaban en ese momento; lo tienen en su recuerdo como si hubiera sido ayer, esa vez estaba de estreno la película "Los Cazafantasmas", rememora Ricardo Carrión.
Andrés Baza agrega que "yo fui al Cine Rex y lo recuerdo con mucha nostalgia pues lo hice en compañía de mi papá y me trae bellos recuerdos".
Empresarios
Ricardo Cerda es un sanantonino fanático del cine. De profesión diseñador gráfico, siempre estuvo ligado a las salas de exhibición de películas que hubo antaño en San Antonio y conoció a los empresarios que se hicieron cargo de esos establecimientos.
"El cine Rex se creó en la década de los años '40 y en su inauguración estuvo presente el poeta Pablo Neruda. Ese cine estuvo mucho tiempo en manos de distintos empresarios, pero principalmente de don Eduardo Martínez, que era el dueño del local que siempre tuvo el mismo nombre (cine Rex"), revela Cerda.
"Yo trabajaba en el Diario El Líder y como me gustaba el cine traté de ayudar al Rex y también abrí el cine Moderno, en Barrancas, entre los años 1999 y 2000 y después de 2003 a 2004", detalla.
A pesar de que la gente iba con mucho entusiasmo al Rex, poco a poco la cantidad de público comenzó a bajar en forma notoria. Las famosas apariciones del José Antonio Armijo, personaje conocido como "Caliche", entre las funciones ya no tenían tantos espectadores. El uso del VHS y el arriendo de películas arrasaban en los hogares tanto como lo hacen hoy Netflix o la TV por cable.
Su agonía
Después de su época de gloria, a mediados de los años 90 el cine Rex ya daba luces de que poco tiempo le quedaba, un panorama que se repetía en muchas de las salas de la provincia y del resto del país. Una nación que había sido apabullada por la censura impuesta por la dictadura, en democracia iba también a perder la mística que había en las roídas butacas de sus cines.
"El Rex se cerró en la decadencia total porque había ratones en las galerías, casi no había butacas y la gente no tenía donde sentarse cuando había mucho público, estaba en malas condiciones. Por eso en ese tiempo traté de ayudar pidiéndoles a los periodistas de la época en El Líder para que publicaran las notas de las películas que habría el fin de semana. Hubo llenos totales como el "Twister" o "el Día de la Independencia", añade Ricardo Cerda.
"Después del estreno de Titanic, en 1997, don Eduardo Martínez, que era el dueño del local, le pidió la propiedad a Enrique Martínez, arrendatario que tenía a cargo el cine Rex. La del Titanic fue la última función y fue totalmente exitosa. Así se acabó la historia del cine. Y todo fue porque a don Eduardo no le gustaba cómo era como empresario don Enrique; él quería vender esa propiedad. Yo fui a sacar las butacas, a sacar el telón y estuve ahí con Julio Álvarez Trincado, el operador del cine y quien lloró aquella vez cuando el cine cerró. Para mí también fue terrible porque amo el cine", prosigue Cerda.
Después de eso, sus dos intentos por mantener el cine de Barrancas no rindieron frutos. Cerda perdió el dinero que invirtió junto a sus socios porque "el público no respondió pese a que teníamos en 2003 una sala espectacular, a todo lujo, con pasillos iluminados y butacas con posavasos".
Así, pese a que el sanantonino reclama mucho porque no hay un cine en esta ciudad, cuando sí existió una sala que quiso sobrevivir, los cinéfilos brillaron por su ausencia. De todo eso solo quedan los recuerdos.
El operador
Julio Álvarez Trincado tiene 74 años. Por cinco décadas fue operador de muchos cines en distintas ciudades de Chile, pero donde acumuló más recuerdos en este oficio fue en el Rex de Llolleo. Ahí trabajó hasta que la sala se hundió con el mismo Titanic, en aquella última función de fines de 1997.
Habitante del sector alto de Llolleo, hoy es asiduo al fútbol y se la juega por el club Cristo Rey. A 22 años del fin del cine Rex, Álvarez rememora sus días como operador de las máquinas cinematográficas de 35 mm que había en ese tiempo. "Yo trabajé en todos los cines que había desde Algarrobo a San Antonio; acá estuve en el Cervantes, Victoria, el Moderno (en Barrancas) y el Rex de Llolleo".
"Tengo recuerdos de todos los cines porque en cada uno de ellos uno conocía a gente diferente, yo llegué desde Santiago, en el año 1958, a trabajar en los cines de San Antonio. En el Rex trabajé 28 años junto al empresario Eduardo Martínez, que era el dueño. Me radiqué en Llolleo por eso mismo. Recuerdo que estuve en el cine cuando ocurrió el terremoto en 1985, lo que echó el cine abajo, después lo reconstruyeron", describe este sanantonino.
Don Julio reconoce que el cine Rex cerró después de la función de Titanic porque "ya no estaba siendo rentable. Entre el personal y las películas que había que pagar, todo salía muy caro, además que las compañías subieron mucho el valor del arriendo de las películas, ya no daba el negocio y el caballero se aburrió. Esa fue la historia. La gente pregunta cuándo va a haber un cine pero nosotros fuimos trabajadores del cine nomás, no somos empresarios".
Álvarez no coincide con la visión de Ricardo Cerda en relación a las supuestas malas condiciones en que estaba el Rex en las postrimerías de su existencia, hacia el año 1997. "La verdad es que en Llolleo nunca estuvo así el cine, le digo sinceramente porque el caballero (el dueño) siempre se preocupaba de que anduviera todo bien", refuta.
Como si fuera una epidemia que se expandió rápidamente, la caída del Rex coincidió con el cierre de casi todos los cines de la provincia.
En la última década se han construido dos grandes centros comerciales en San Antonio, pero ninguno de sus inversionistas se ha tomado en serio el "drama" de esta, la ciudad sin cine. Quizás algún día lo hagan, quizás nunca.