"Todo lo que tengo me
La odontóloga Christabel Jensen habla de sus tres décadas como vecina de la provincia de San Antonio, donde ha ocupado distintos cargos como funcionaria del hospital Claudio Vicuña.
En una pequeña oficina del hospital Claudio Vicuña, donde hay dos escritorios con sus respectivos computadores, la odontóloga Christabel Jensen Pineda (59) tiene su despacho de trabajo como encargada de la Unidad de Control de Gestión de este centro asistencial.
Ella, que ya va a cumplir 28 años trabajando en este recinto, tiene sus raíces familiares en Dinamarca, donde el apellido Jensen es tan típico como González en Chile.
Nacida en Santiago, estudió odontología en la Universidad de Valparaíso, desde donde se marchó, a fines de 1987, rumbo a San Antonio, ciudad de la que es oriundo su ex marido y padre de sus hijos. "Lo conocí en 1987 en Santiago, al poco tiempo nos casamos con Augusto Chamorro, tuvimos dos hijos: Camila y José Tomás. Mi hija es odontóloga y también trabaja en el hospital Claudio Vicuña, y mi hijo está por titularse de médico veterinario y trabaja en clínicas de Santiago", cuenta.
Desde cero
En San Antonio buscó opciones laborales. Primero trabajó en forma particular y al poco tiempo ingresó a la antigua y desaparecida Empresa Portuaria de Chile (Emporchi) junto al doctor Mario González.
"Estuve en Emporchi hasta el año 1990 y partí en el servicio público con reemplazos en el consultorio de El Tabo y, posteriormente, fui contratada por la Municipalidad de Cartagena, donde trabajé con el matrón Pedro Santelices, quien lamentablemente falleció, él era un muy buen compañero de trabajo, un muy buen jefe", rememora.
Hasta 1992 estuvo en Cartagena. Ese mismo año llegó a prestar servicios en el hospital Claudio Vicuña. Se especializó en odontopediatría en la Universidad de Valparaíso, a cuyas clases asistía después de cumplir con su horario laboral.
"En 1998 implementamos la atención de niños especiales, para lo cual se usaba sedación o anestesia general, lo que se ha ido modificando y hoy somos el centro que recibe a todos los pacientes especiales del Servicio de Salud Valparaíso San Antonio, no solamente en niños, sino que en adultos también", detalla.
Desde el 2000 fue por 15 años la directora del Consultorio Adosado de Especialidades (CAE) del hospital Claudio Vicuña, lo que significó que se "sacara" la atención primaria de este centro hospitalario y se ordenaran los distintos servicios.
Ya en 2016 se había transformado en la jefa del Servicio de Urgencia del hospital sanantonino. Siempre apegada a un estilo frontal y directo, su trabajo ha sido valorado por los directivos y trabajadores del centro asistencial.
-Se vino a San Antonio por amor y luego se separó, ¿por qué se quedó en esta ciudad?
-Me separé el año 1993 pero... Lo que pasa es que, y esto es algo que se los digo a mis hijos, todo lo que tengo a mí me lo dio San Antonio; yo no he heredado de mi familia más que la educación y el cariño, pero todo lo que tengo me lo dio San Antonio con harto esfuerzo. Mi madre enviudó cuando yo tenía cuatro años, se volvió a casar en 1972 pero finalmente era ella quien se preocupaba de mi educación, de pagar la universidad y la pensión; ella, que aún vive, fue profesora normalista y se especializó en educación diferencial y trabajaba en el Ministerio de Educación.
-¿Y entonces se quedó acá porque le tomó cariño a San Antonio?
-Me quedé por la calidad de vida que hay acá; no volvería ni a Santiago ni a Viña. Creo que San Antonio tiene mucho potencial para desarrollarse y lo que podríamos hacer es trabajar un poco más en el área de recreación, para que la gente tenga dónde ir, ya que no puede ser que el paseo del fin de semana sea darse vueltas en el mall cuando hay muchas otras cosas que se pueden hacer y que acá no están potenciadas como las actividades al aire libre, además falta un cine. Veo que la municipalidad hace esfuerzos pero todavía es insuficiente porque lo que hay queda muy acotado a un grupo (de personas) muy definido como para poder ir a participar de las actividades.
Christabel Jensen argumenta más su cariño por San Antonio. "A todos mis amigos les digo que acá estoy a cinco minutos del mar, a cinco minutos del río, a cinco minutos del campo, y así soy feliz, eso es lo que me encanta y no me movería de aquí".
Concuerda ella con este periodista en que muchas veces los sanantoninos no valoramos todo lo bueno que puede ser vivir en esta provincia que, pese a sus carencias, tiene mejores condiciones que muchas ciudades de Chile. "La gente cuando ya está terminando su carrera quiere venirse a San Antonio porque busca tranquilidad, el aire puro y un paseo por la orilla del mar", fundamenta.
Y si de carencias se trata, esta profesional destaca que el nuevo hospital Claudio Vicuña, actualmente en construcción, se transformará en uno de los principales centros asistenciales de la región y con ello "podremos llegar a tener todas las especialidades que hoy no tenemos". Así, esa carencia debería desaparecer.
-¿Cómo han sido estos 27 años en el hospital de San Antonio?
-Ufff… Bueno, han tenido de todo. La verdad es que nunca he trabajado para mí, siempre he trabajado para el hospital y para que la atención sea integral y nuestra labor sea lo que tiene que ser: no solamente una cosa técnica, sino que también que tenga relación con el trato a las personas, y que esas personas sientan que el médico, odontólogo o enfermera que los atendió les dio un trato de persona a persona. Acá hemos tenido de todo, hemos tenido profesionales excelentes pero también hemos tenido profesionales a los que tuvimos que desvincular dado que las condiciones humanas no son coherentes con la visión y la misión de este hospital, que tienen que ver con la atención de calidad, el trato humanitario y en igualdad de condiciones.
-¿Qué ha sido lo más lindo de este periodo?
-Son muchas cosas: primero, trabajar en un equipo que ha trascendido a diferentes directores y yo siempre he trabajado con todos. También he hecho amigos acá, tengo amistades en muchas partes pero también algunos que no me quieren mucho. Bueno, eso es porque soy la encargada de la Unidad de Control de Gestión, que es como el termómetro del hospital y aquí vemos cómo estamos funcionando, qué unidades están fallando y si están cumpliendo sus planes de mejora, y dónde están las unidades que se destacan más.
Por estos días Christabel Jensen se repone de una rotura de ligamento y manguito rotador en su hombro izquierdo, lo que obligó a que fuera operada en diciembre pasado. Después de casi dos meses de licencia, regresó a sus tareas y aunque debe mantener inmóvil su brazo izquierdo, se las arregla para hacer todo con su otra extremidad.
Sus días pasan junto a su madre, María Pineda, una mujer de 83 años que le enseñó a su hija Christabel el camino del trabajo, el compromiso y el profesionalismo. Viven juntas y son felices, ambas esperan que pronto lleguen los nietos porque en la casa hay cariño de sobra.