Los jóvenes que luchan por rescatar el patrimonio cultural de Cartagena
En agosto de 2015 comenzó a funcionar en el corazón de la comuna el cowork Espacio Rossi, uno de los proyectos de recuperación arquitectónica más ambicioso del tradicional balneario.
El cowork Espacio Rossi está ubicado en la calle Covadonga, en la plaza de Armas de Cartagena. Por años los vecinos transitaban por afuera de la casa sin saber lo que ahí se hacía. En realidad, pocos conocían el interior de esta propiedad que pasa desapercibida entre tantos otros patrimonios que posee la comuna.
En 2011 Bernardo Álvarez y Karla Gerter comenzaron con un sueño: encontrar una antigua casona patrimonial para devolverle su "vida". Tras algunos intentos en Valparaíso, decidieron poner todas sus fichas en Cartagena, la tierra natal de Bernardo.
En ese momento estos jóvenes arquitectos iniciaron la búsqueda para concretar su anhelo.
La propiedad de calle Covadonga solo la conocían por planos, pero ya sabían que era "perfecta". Luego de meses intentando convencer al dueño para que se las arrendara, a punta de sobres bajo la puerta explicando su proyecto, finalmente lo consiguieron.
Ese sería solo el origen de un largo proceso que involucraba levantar no solo los muros de una casa que data del año 1900, sino también convertirla en un espacio lleno de vida, cultura y cartageninos.
Inicios
Empezaron habilitando una sola pieza del inmueble, donde exhibieron documentales. Luego se fueron acoplando otros proyectos, como una cafetería, una tienda de artesanías -que estuvo un tiempo y luego se fue-, un emporio, una tienda de panes y un letrerista. Aquí todos trabajan en sincronía y tratando de privilegiar "el amor por lo que hacen" más allá de las lucas que se puedan ganar.
El doctor rossi
Esta hermosa vivienda, construida con finas maderas de principios del siglo XX, fue el lugar de residencia de los suegros del doctor Rossi, un personaje de Cartagena que todavía es recordado por los más añosos vecinos de la comuna.
El médico la habitó entre los años '30 y '70. Según cuenta Bernardo Álvarez, venía seguido desde Santiago y la ocupaba como segunda vivienda. Le traía regalos a la gente y atendía gratis a sus pacientes, entre ellos a la propia abuela de Bernardo, en una especie de consulta médica que instaló en la morada.
Visión
Para Bernardo, la rehabilitación de la casona no es un proyecto comercial, sino más bien una idea con un profundo sentido de pertenencia que busca contribuir con la visión de ciudad que, cree, podría otorgar a los cartageninos una calidad de vida mucho mayor a la que ya se tiene solo por el hecho de residir en una comuna costera.
Los deseos del arquitecto van más allá incluso que la recuperación de una sola casa, porque piensa que la comuna se puede moldear al gusto de sus habitantes.
"Desde aquí estamos pensando en una nueva propuesta de ciudad, en cómo funcionan los sistemas sociales y en cómo nos hemos comunicado con las personas, para que este lugar sea visto con los ojos que debe verse", afirma.
Para él, Cartagena reúne todos los atributos de una ciudad ideal, solo que no han sido descubiertos ni siquiera por sus propios habitantes.
"En esta comuna podríamos generar una forma de vida que fuera modelo, porque tenemos playa, calidad de vida, paisajes, ruralidad, cerros, historia, patrimonio, poetas y gente que tiene una existencia arraigada y con identidad. Si nosotros no podemos ver eso, y no podemos cambiar la óptica de la gente de Cartagena que vive acá y de la que viene de afuera, es muy difícil que se pueda modificar la imagen externa que se tiene de la ciudad", plantea el ideólogo del proyecto.
Por eso, desde esta casa, Bernardo Álvarez intenta rescatar no solo el patrimonio local, la cultura y los espacios comunes, sino también una sustentabilidad real, incorporando distintas actividades económicas conscientes, responsables y en una misma línea de colaboración.
Emprendimientos
El café Escafandra, el emporio Reina Luisa, la tienda Astropan y el taller de El Zurdo son emprendimientos locales que se pueden encontrar en el interior de este cowork, un concepto que nace de la necesidad de abaratar costos y trabajar en conjunto. Acá entre todos pagan las cuentas, proporcionalmente a sus tamaños, se cuidan y se apoyan en las actividades del otro. Son una comunidad dispuesta a trabajar en equipo.
Oliver Serrano llegó al espacio Rossi para hacerse cargo de la cafetería hace casi un año. "Este es un espacio público, de encuentro, de proyectos para distintas actividades; es un lugar para la comunidad", asegura.
Su anterior emprendimiento fue una banquetería, de donde sacó varias de las ideas que plasmó en sus propias preparaciones para la carta, caracterizándose por su "sanguchería de autor".
Arriesgarse no fue fácil para Oliver y su pareja. "Este lugar era el adecuado para dar el salto, tenía la estructura perfecta para plasmar nuestra idea".
Todas sus preparaciones tienen ese toque original de la casa, complementado con los nombres de autores de la zona, como Vicente Huidobro. "Nosotros también tratamos de ir variando para que la gente de Cartagena pueda probar cosas distintas, sabrosas, de calidad y a buen precio", confiesa este chef cartagenino.
El Zurdo
Ricardo "El Zurdo" Castro partió vendiendo panes en Astropan, otra de las tiendas que hay en la casona, pero luego se instaló con su cartelería, siguiendo su pasión y cautivado por el trabajo colaborativo que ahí encontró.
"Yo creo que este es un ejemplo de cómo uno pretende que sean las cosas. Aquí y en todos lados la desidia de la gente que elegimos para los cargos que nos representen es tanta, que no queda otra que tomar las riendas y empezar a cooperarnos entre nosotros", opina "El Zurdo", quien constantemente está colaborando con causas sociales.
Reina Luisa
Una pulpería a la antigua es lo que busca imitar el Emporio de la casona. Venden una amplia selección de frutos del país y productos difíciles de encontrar en Cartagena, como los alimentos "sin gluten".
"La propuesta es volver un poco a antaño, comprar lo que uno realmente necesita con la venta a granel. De repente hay gente que me dice si le doy 300 pesos de algo. Y es el mismo precio si compran el kilo o un puñado", cuenta Denisse Cosio, dependiente de los locales que están en la entrada.
A casi cuatro años de su apertura, Espacio Rossi se ha transformado en un panorama imperdible para los cartageninos. Se puede encontrar en Facebook e Instagram como Cowork Espacio Rossi.