El chef al mando de la cocina de importantes centros de ski
Francisco Espinoza labora en El Colorado y Parque Farellones. La mitad del año trabaja en lo alto de la montaña; la otra, baja a la costa, a su querido Algarrobo, donde tiene un emprendimiento relacionado con la gastronomía local.
Los vínculos de Francisco Espinoza con la provincia de San Antonio se remontan a su infancia. "Desde chico, con la familia, conocí el Litoral de los Poetas. Venía donde mis tías abuelas a El Quisco. En ese entonces vivía en el norte, en la ciudad de Copiapó. Allá estuvimos 10 años y después nos vinimos a Santiago a estudiar, junto con mis hermanos. Yo estudié gastronomía en Inacap", comenta.
Francisco llegó a Algarrobo porque su padre se había radicado en la comuna, después de jubilar. "Mi padre, cuando jubiló, después de vivir en Estados Unidos, se vino a vivir a Algarrobo. Él llegó para acá, al sector Bosques de Algarrobo. Empezamos a venir como visitas y me fui quedando, incluso trabajé como chef del Club de Yates en 2006. Ahora ya estoy radicado y somos vecinos con mi padre. Me compré la propiedad contigua a su casa, que era un tupido bosque de eucaliptos. Adquirimos el terreno, lo limpiamos y nos vinimos hace cuatro años con mi mujer y mi hija", acota con entusiasmo.
"Fue un cambio de vida venirse a la playa. En Santiago arrendábamos y todo era caro. Además, queríamos comprar una casa pero todo era en altura y no queríamos vivir en departamento. Entonces surgió la posibilidad de comprar en Algarrobo y no lo dudamos. Nos vinimos apenas pudimos y ahora soy vecino de mi padre lo que me permite verlo más seguido. Arrancar a la playa fue un cable a tierra. Bajamos el ritmo de vida. Fue bien drástico el cambio pero estamos contentos", confiesa.
Trayectoria como chef
En 1999 Francisco Espinoza tuvo su primer trabajo en un fundo de exportación en Copiapó. "Partí pelando papas y lavando bandejas. En 2000 entré a estudiar a Inacap y terminé en 2006. Desde 2003 estoy trabajando. Ese año me hice cargo del primer hotel de departamentos llamado Time Sweets. Tenía que hacer un buffet de desayunos para 200 personas. En 2004 fui chef en Valle Nevado y en 2005 trabajé en la apertura de un restaurante en Playa del Carmen, México. En Chile también participé en el rodaje del Gran Casino Copiapó y del Hotel W de Santiago", señala.
"Dentro de mis memorias más preciadas está el día en que cociné para la cantante Rihanna y todo su staff de producción durante tres días en el Estadio Nacional. Eso fue en 2015. Hice lo mismo con la banda Depeche Mode en el concierto en el Club Hípico", recuerda con emoción el cocinero algarrobino.
En la nieve
Desde 2018 es el chef ejecutivo del centro de ski El Colorado y Parque Farellones. Su año se divide en dos temporadas: una la pasa en la montaña y la otra en la playa. "El ambiente de la nieve es como Disney World, un mundo paralelo con eventos todos los días. Viene gente de todo el mundo, recibimos a delegaciones de esquiadores de todas partes. Éste es mi segundo año y todo será mejor porque ya conozco la dinámica de la operación. Como chef ejecutivo estoy a cargo de dos casinos para personal de montaña y seis pequeños restaurantes de comida rápida", comenta.
"Es un buen trabajo en la montaña, que coincide con la temporada baja en Algarrobo. Mi hija Sarita tiene 7 años y ya aprendió a esquiar. Ella es bien deportista, en Algarrobo hace vela que aprendió en cursos gratuitos en la Cofradía Náutica. Enganchó de una y anda con una vela para todos lados. Son los privilegios de vivir en la playa. Los cambios a veces son bruscos pero hay que hacerlos. Van apareciendo cosas buenas en el camino", explica.
Proyecto Oreja de Mar
El proyecto Oreja de Mar es el emprendimiento gastronómico que Francisco Espinoza está desarrollando en Algarrobo, con énfasis en la temporada de verano. "Es una idea que tuvimos con mi hermano Felipe. Él tenía un capital y dijimos hagamos algo que sea un aporte, que sea distinto. En una plaza que estaba botada, vimos la oportunidad de emprender. De a poco fuimos arreglándola, limpiando el lugar. La idea era hacer un emporio de productos alimenticios desarrollados en la zona.
En 2015 los hermanos pidieron los permisos para intervenir el terreno y desde 2016 ya cuentan con un espacio abierto al público. "Hicimos una infraestructura a modo de tienda que se alimenta con energía solar, lo que nos ha ahorrado los costos de luz. Los productos se disponen en una oreja de mar de madera, lo que le da el nombre al espacio. En la tienda tenemos aceites de oliva, mostazas, cervezas y vinos. Lo más vendido son las palmeras y pan de huevo del Toño, un emprendedor de Algarrobo. También tenemos miel, quinua, sal de mar y aguas. Incluimos artesanías y libros. Mi público es familiar, son vecinos y turistas. La tienda también funciona como punto de información sobre actividades turísticas en el Litoral de los Poetas", agrega.
Francisco abrió esta tienda porque como chef se dio cuenta del valor de los alimentos producidos en el Litoral de los Poetas. "Quería aportar un granito de arena para mostrar los productos de la zona, que son bastantes. Vamos creciendo año a año, no hay apuro. En el verano estamos a full, abriendo todos los días. Aunque el último verano fue malo, igual le dimos para adelante. Hay que proyectarse en el tiempo, cada vez hay más gente transitando por este lugar", reflexiona esperanzado en su proyecto.
"Pongo mis habilidades en la cocina para que la tienda sea más entretenida. Este verano empecé a vender panes que hago de manera artesanal con fermentos especiales y semillas. La idea es que el espacio se convierta en un almacén donde la gente encuentre los mejores productos de la zona", concluye.
-Con tu experiencia como chef, ¿te parece que la producción de alimentos es una buena oportunidad de emprendimiento para el Litoral de los Poetas?
-Yo creo que hay un gran potencial en la zona como productora de alimentos. Para allá va la industria, es cosa de mirar la tendencia de los supermercados. Ahora se prefiere todo lo que sea natural y a granel, sin tantos envases ni plásticos. Cada vez van pidiendo más productos locales y con identidad. Este fenómeno significa una oportunidad de trabajo para la zona.
-¿Cuál es la proyección de tu emprendimiento?
-Mi proyecto de vida es seguir en Algarrobo. En cuanto al negocio proyectamos tener un Oreja de Mar en todas las playas del litoral y así acercar los productos a las ventas. La gente que tiene sus emprendimientos se pueden contactar con la tienda en orejademar.cl. Esta plataforma la estamos preparando para el comercio electrónico. También somos distribuidores para emporios y almacenes. Todo lo que tenemos a la venta es chileno y de primera calidad con muy buenos productos.