El profesor discapacitado que se convirtió en ejemplo de superación
Conocido por todos como el querido "Goyo", Gregorio Martínez Letelier se ha sobrepuesto a una distonía cervical que tiene de nacimiento, pero que no ha sido inconveniente para que cumpla sus sueños académicos.
Gregorio Alberto Jesús Martínez Letelier nació con una distonía cervical que nunca le ha sido impedimento para desarrollarse en todos los ámbitos en los que se ha visto enfrentado a sus 31 años de edad (12 de marzo 1988).
Pese a que tiene problemas para caminar y realizar algunos movimientos con sus brazos y manos, siempre se las ha arreglado para cumplir sus objetivos, sobre todo en el ámbito académico, que es el área donde más ha podido desenvolverse.
Toda su etapa escolar la vivió en el colegio Cristo Rey de Llolleo, donde guarda buenos recuerdos de su período como estudiante, ya que contó con la compañía de sus compañeros con los que salió finalmente de cuarto medio.
"Fue una muy buena etapa, ya que lo pasaba bien y me gustaba estudiar. Mis ramos favoritos eran matemática junto con filosofía. También guardo un excelente recuerdo de la directora, la tía Luchita Jeria, quien siempre se portó bien conmigo, además de los profesores Juanito Martínez, María Canales y Elián Silva", recuerda Gregorio, conocido también como "Goyo", quien nació en San Antonio y toda su vida ha vivido junto a su familia en el sector de calle Casas de la Boca en la comuna de Santo Domingo, en un terreno que pertenece a la familia Letelier desde hace varias décadas.
A santiago
Tras egresar del colegio Cristo Rey, Gregorio entró al preuniversitario Pedro de Valdivia en la comuna de Melipilla, por lo que tenía que madrugar para asistir a las clases en la comuna metropolitana.
"Tomaba el bus de las siete y media de la mañana, así que tenía que irme antes de las siete hacia el terminal de buses cuando entraba a clases a las ocho de la mañana. Lo importante es que me fue bien y finalmente ponderé 700 puntos en la PSU. Mi madre, Marcela Letelier, siempre me decía que tenía que estudiar y eso me quedó grabado", recuerda.
Con aquellos buenos números en la PSU, el sanantonino optó por estudiar la carrera que más le llamaba la atención: Licenciatura en Física. Ingresó a la sede de San Joaquín de la Pontificia Universidad Católica y tuvo que dar un paso gigante: vivir por primera vez solo.
"Vivía muy cerca de la universidad, por lo que tenía que cruzar la calle y estaba en la sede. La verdad que al principio me costó sobre todo en la parte académica, porque acá no había visto algunas materias que otros compañeros que habían estado en colegios en Santiago sí conocían, por lo que tuve que empezar a estudiar harto para poder nivelarme", admite Gregorio, quien, eso sí, reconoce que los compañeros en la universidad "siempre me ayudaron y me prestaban los apuntes o si tenía alguna duda siempre estaban atentos".
Tras horas de estudios y trasnoches preparando informes, en 2014 el querido "Goyo" dio otra muestra más de su fortaleza y convicción, logrando recibirse como Licenciado en Física. Dos años después, logró sacar el título para realizar la pedagogía de Física, convirtiéndose en profesor.
"En esa época en que estaba terminando la universidad empecé a dictar talleres de física en el colegio El Roble en Santo Domingo durante el 2013. Era para alumnos de tercer y cuarto medio con los que hacíamos dinámicas entretenidas, ya que era un taller optativo, que hacíamos después de que terminaban la jornada escolar. Por ejemplo, una vez hicimos el ejercicio de calcular la fuerza que tenía que tener un tiro de básquetbol para que la pelota entrara al aro", hace memoria el docente.
"Goyo" profesor
Con esta experiencia realizada con los alumnos del colegio El Roble, posteriormente, en 2016, le asignaron nada menos que la clase de matemáticas de séptimo y octavo básico en el colegio Country School. "Lo que me costó más fue que lo mío es el ramo de Física, pero tuve que ir adaptándome y acomodándome para realizar las clases", explica.
Actualmente, el profesor Gregorio Martínez divide su tiempo haciendo clases en el Country School y en el Helen Lee Lassen, ambos colegios pertenecientes a la comuna de Santo Domingo. "En el Country estoy desde el 2016, con la directora Antonieta Devia Ilabaca y en Helen Lee Lassen desde el 2017, cuando hice clases de Física a los alumnos de tercero y cuarto medio", detalla.
¿Y qué tal la experiencia de hacer clases en colegios?
-Ha sido una buena experiencia, ya que nunca imaginé que iba a estar haciendo clases o que me iba a poder titular en la universidad, eso era algo que lo veía lejos cuando era chico. Pero me gusta estudiar y el conocimiento, por lo que estoy muy feliz de hacer lo que me gusta.
-¿Qué más le gustaría hacer en temas de educación?
-Me encantaría más adelante dedicarme a realizar materiales para escuelas rurales o alejadas de la ciudad. Si a un profesor le entregan todo el material de estudio listo es poco lo que tiene que hacer o pensar para desarrollar, en cambio, si tienes que empezar desde cero, se realiza de otra forma y uno se involucra desde el comienzo. Tuve la experiencia de viajar un par de veces a la Isla de Juan Fernández y allá la educación era totalmente diferente a la que hay acá, sobre todo por el tema del respeto que tienen los alumnos por el profesor, algo que se ha ido perdiendo. De hecho tuve la oportunidad de quedarme a hacer clases en Juan Fernández y es algo que no descarto en algún momento.
Sigue luchando
El pasado 4 de febrero en la clínica Dávila en Santiago, a Gregorio Martínez le realizaron una intervención en la que le instalaron un chip en su cabeza para controlar su distonía cervical. "Lo que hace es una estimulación cerebral profunda que entrega impulsos al cerebro. La batería dura diez días, por lo que se tiene que estar cargando antes de ese período", explica el querido profesor "Goyo", quien día a día sigue luchando y demostrando que no hay impedimentos para lograr los sueños cuando se tiene convicción.