Recuerdos de Juan Aspeé
Las imágenes de la antigua población están en la memoria de muchos sanantoninos. Jorge Guzmán se dio a la tarea de recopilar su historia en aquel sector de la comuna.
La población Juan Aspeé es parte de la historia de San Antonio. Allí habitaron familias que vieron el devenir de esta ciudad-puerto y cuyas nuevas generaciones dieron vida a los barrios en la parte alta de San Antonio, Barrancas y Llolleo.
Por eso los recuerdos de ese populoso sector poblacional aún permanecen en la memoria de los sanantoninos.
Uno de ellos es Jorge Guzmán, ex portuario y ex dirigente deportivo que conoció el sector incluso antes de que se poblara.
Memorias
"Esos terrenos donde después de ubicó la población estaban detrás de lo que era la maestranza fiscal y hasta el final de la calle La Playa de Llolleo", señala Guzmán.
"En el inicio de la construcción del puerto de San Antonio existía la 'máquina chica' esta era una locomotora a carbón perteneciente al ex Servicio de Explotación de Puertos y su trabajo consistía en traer en sus carros las enormes piedras desde el sector Canteras hasta el Molo Sur donde era descargada. Luego continuaba su trayecto hasta la desembocadura del río Maipo. Aquellas rocas eran depositadas en la defensa del rompeolas.
Por esta razón la pequeña locomotora recorría por calle O'Higgins hacia el sur pasando por un costado de la casa de moneda para después continuar junto al estero San Pedro.
Planta química
Detrás de la maestranza, a unos 60 metros en dirección al Molo Sur, estaba una planta química la cual se incendió totalmente. Posteriormente, se instaló la Compañía Pesquera Arauco.
En esos tiempos antiguos había unas siete casas. En ellas vivían el regidor de la municipalidad, Juan de la Rosa Vivanco, y vecinos como Evaristo Reyes, Rosa Jeria y Juan Córdova.
Todo el camino de la calle O'Higgins estaba dividido en dos partes. Por el norte hasta cerca de la casa de máquinas era un sitio eriazo con pastizales que eran utilizados por animales que eran llevados a pastar ahí. Había caballos y cuando iba para allá junto a mis amigos aprovechábamos de galopar a caballo.
De la casa de máquinas hacia el sur se llegaba a la playa de Llolleo. Era un arenal y había muchas pozas de agua, algunas llegaban a los 20 metros de ancho. Siempre tenían agua debido a que estaban bajo el nivel del mar. Cuando llovía crecían mucho de tamaño.
Después de los temporales invernales el río Maipo acarreaba mucha madera y palos hasta la playa. Los jóvenes aprovechábamos de ir a buscar leña. Recuerdo que hacía mi atado y regresábamos caminando cerca de las pozas de agua para salir a la casa de máquinas.
A veces aprovechábamos que los pescadores dejaban sus botes en los Ojos de Mar y cruzábamos de un lado a otro en bote. Era muy entretenido.
Jóvenes playeros
Sería injusto no mencionar a los jóvenes que iban a la playa a jugar sus buenas pichangas. Se juntaban de 20 y 30 muchachos; después se bañaban y para la casa.
Cuando era temporada sacábamos machas. Eran muy buenas; después fueron desapareciendo.
Había un lugar que muchos recuerdan hasta el día de hoy y que era el basural que había en el sector. Estamos hablando del año 1956. Allí íbamos a buscar fierro que después vendíamos.
La primera casa
En el lugar antes de la población Juan Aspeé todo era arena y pastizales. De pronto vimos una casa que fue levantada en el camino de tierra. Ahí se instaló don Luis Bello Salinas, persona muy conocida en Barrancas. Recuerdo que esa era la única casa construida en todo el centro de esos terrenos.
Todos pensamos porqué construyó ahí si era un lugar complicado y de difícil acceso. La razón era que en ese punto estaba el único lugar plano y firme del lugar.
Don Luis Bello Salinas trabajó en el puerto con una empresa alemana dedicada al armado de las grúas Ardelts. También realizó las faenas de armado de la planta mecanizada. Eso fue por el año 1957".