Catalina Muñoz Lizama

Desde el 1 mayomenzarán, en El Quisco, los talleres para el adulto mayor impulsado por el Departamento del Adulto Mayor de la comuna.

En 2014, el municipio de El Quisco, efectuó un censo de adultos mayores, para conocer a los habitantes de la tercera edad y así saber cuáles podían ser las necesidades de estas personas.

"En dos días conseguimos censar a más de 900 personas mayores, con esto nos dimos cuenta que muchas personas presentaban indicios de patologías como Alzheimer o muchos viviendo solos y que muchas veces no tiene vinculación con salud ni realizan actividades fuera de su casa", indicó Luis Poblete, trabajador social y gestor de la oficina del adulto mayor de El Quisco.

Ante esta situación, el municipio fue creando diversos programas para ir en ayuda de los adultos mayores de la comuna.

Hoy, cientos de residentes de la tercera edad se ven beneficiados por programas como Activamente, Padam (Programa de Acompañamiento del Adulto Mayor), Programa Vínculo que es impulsado además por el Ministerio de Desarrollo Social y el Centro de Día del Adulto Mayor que es el único a nivel provincial.

"El municipio en conjunto con la oficina del adulto mayor, busca que cada vez más personas mayores se vean beneficiadas y que además puedan tener una vejez más activa para así también prevenir enfermedades como la depresión que es algo muy común, sobre todo cuando han perdido a un ser querido o comienzan a quedar solos", agregó Poblete.

Talleres

Además de las iniciativas de acompañamiento que impulsa la oficina, los talleres son algo importante para los vecinos.

"Los talleres son más de 30 y a ellos se suman las terapias complementarias que se realizan todos durante todo el año a través de los programas anteriormente mencionados", dijo el gestor de la oficina del adulto mayor.

Entre las terapias complementarias está musicoterapia, masoterapia, aromaterapia, biodanza, tango y teatroterapia.

Por otra parte, están los talleres que entrarán en vigencia en mayo en todas las sedes de Juntas de Vecinos y sedes comunitarias de la comuna. Todos estos lugares contarán con acondicionamiento físico y al menos un taller.

En este ámbito destacan el de constelaciones familiares (que profundizan dolores familiares), danza árabe, teatro, biodanza, yoga, terapia de rehabilitación - a cargo de kinesiólogos - cineterapia, coro, autocuidado integral, además de robótica. En este último, los asistentes podrán construir un robot desde cero.

Viaje anual

Además de todos estos talleres, lo que más esperan aquellos que asisten estas actividades, es el viaje que se realiza anualmente y para el cual ellos mismo eligen el destino.

"Ellos juntan dinero todo el año y todos los que van se dividen en grupos de 90 adultos mayores. Este año fueron al sur por cerca de cuatro días. Nosotros como municipios les aportamos con el transporte y buscamos rebajas para las actividades que en el viaje realizan", explicó Poblete.

En estos viajes, los adultos van acompañados por personal municipal.

Paula López Sepúlveda - c

Hace 48 años John Payne - o Elder Payne, como prefiere que lo llamen-, llegó a Chile, por primera vez, en su calidad de misionero mormón. Era la época de la revolución de las flores en el mundo y, en Chile, el gobierno de Salvador Allende llevaba casi un año.

En ese entonces, era un joven de 19 años, para quien esta aventura de llegar desde América del Norte a un país sudamericano y desconocido, lo marcaría positivamente, durante los casi dos años de su estadía. Era el 2 de junio de 1971 cuando arribó a Chile. Inmediatamente, lo enviaron a Ovalle, en la Región de Coquimbo. Pasarían más de cuatro décadas para que pudiera volver.

Fue en 2017 cuando regresó, ahora junto a su esposa Nyla (Hermana Payne), para trabajar por su iglesia, la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días. Ésta ha sido fundamental para que pudiera conocer nuestro país, del cual no sabía casi nada, salvo lo que le contó un amigo, también misionero, que había venido antes.

En Ovalle se sintió como en casa. "Me gustó mucho, porque yo vivía en el Estado de Arizona, donde hay desierto. Así es que Ovalle me pareció mi casa", comentó John. Después de se trasladó a Providencia, Los Ángeles, Viña del Mar y La Calera. "Yo conocí, en aquellos días, de Copiapó a Puerto Montt", aseguró.

Payne regresó a Estados Unidos a fines de marzo de 1973. Al preguntársele cómo se enteró y qué sintió al saber del Golpe de Estado en Chile, John prefirió no hacer comentarios. "De hecho, no quiero hablar de lo que sucedió… No quiero tener nada que ver con la política", señaló.

POR SEGUNDA VEZ

John nació en el Estado de Nuevo México, el 5 de febrero de 1952. Está casado hace 45 años con Nyla, más conocida como Hermana Payne, con quien tiene 6 hijos, 28 nietos y dos bisnietas.

Vivió 27 años en Arizona, donde ejerció como maestro y director de escuela. Durante ese tiempo, también fue entrenador del equipo de básquetbol masculino y femenino, vóleibol femenino, fútbol americano, beisból, y de deportes olímpicos. Luego de jubilar, regresó a Nuevo México, donde trabajó durante 10 años más, como maesro de matemáticas, y obtuvo una segunda jubilación.

John volvió después de 44 años a nuestro país. Su llegada a San Antonio, fue casi fortuita, pues el presidente de su Iglesia les ofreció la posibilidad de viajar a esta zona, y él y su esposa, aceptaron. "Nos gusta mucho. Nos gusta la playa e ir a buscar conchitas (ríe), en nuestro tiempo libre, especialmente a mi esposa", comentó.

LA MARRAQUETA

A dos meses de su partida, John nos cuenta sus impresiones.

¿Qué es lo que les gusta de vivir en San Antonio?

-La primera cosa nos gusta es el clima, porque es mucho más suave que Santiago y Macul, y que Arizona, donde hace mucho calor. Vamos a volver en el verano de allá, y donde vamos a vivir hay 40, 41 o 42 grados. Acá, vivimos en un apartamento donde tenemos una vista muy bonita, en Llolleo, cerca del puente. Una cosa que me gusta mucho es que cerca de donde vivimos hay una panadería que tiene una marraqueta tan rica (ríe). Me gusta con mantequilla y mermelada.

¿Cómo ha sido la integración con la comunidad sanantonina?

-Fácil. Trabajamos con muchos miembros de nuestra iglesia aquí, así es que ha sido muy fácil integrarnos. (…) Hemos visitado Cartagena, El Quisco, Algarrobo. Todo es tan bonito aquí, en la costa".

¿Cómo define a los chilenos o a los sanantoninos?

-Todas las personas son muy amables. Si tenemos una pregunta, podemos preguntar a cualquier persona en la calle, y siempre nos ayudan. Siempre nos tratan bien. De hecho, no conozco a ningún chileno que sea malo. Todos nos han tratado tan bien. Los chilenos no han cambiado desde que estuve aquí. Chile, sí.

¿En qué se nota?

-La primera cosa que noté es que hay muchos condominios y apartamentos. No había tantos cuando estuve la primera vez. Chile es mucho más moderno. Tiene una economía muy buena. Estoy muy feliz por los chilenos".

¿Hay algo que usted encuentre negativo?

-('Is anything bad that we found?' le pregunta a su esposa). ".. No, yo creo que no.

¿Les da pena irse?

-Sí, porque hemos disfrutado mucho estar aquí, amamos estar aquí, nos gusta trabajar con la gente. Pero también, no hemos visto a nuestros nietos en dos años. Anhelamos verlos; tenemos dos que no conocemos y una bisnieta, que nacieron durante los dos años que hemos estado aquí. (..) A lo mejor, volvemos algún día sólo de visita. Ahora tenemos muchos amigos acá, en Chile, como matrimonio.