Con un paseo en lancha por la bahía despedirán a fallecido dirigente social
Al mediodía, desde Puertecito saldrá una embarcación para decirle adiós a Luis Andaur.
Hoy cumpliría 90 años, sin embargo, una insuficiencia respiratoria provocada como consecuencia de un accidente cerebro vascular (ACV) le arrebató la vida un mes y un día antes.
El sanantonino Luis Eugenio Andaur Encina falleció el 4 de abril extrañando a San Antonio, la ciudad de sus amores y su tierra natal. Hace dos años y medio, cuando murió su compañera de 45 años, Alicia Flores, su hija decidió llevárselo a Santiago.
Allá fue velado y cremado. Hoy, a las 12 horas, partirá una lancha desde Puertecito, en la que lo despedirán simbólicamente de San Antonio.
Estarán sus familiares y amigos más cercanos. "Vamos a estar en la entrada del embarcadero esperando a quienes nos quieran acompañar. Él fue muy querido por la gente y ahora le pueden ir a dar el adiós", dijo su hija María Emilia Andaur.
Nacido y criado en Cerro Alegre, Luis Andaur, ingresó a temprana edad al Seminario Pontificio de Valparaíso para convertirse en un sacerdote salesiano.
"Era profundamente católico y socialista, cosa que para algunos parece una contradicción", dice ella.
A medio camino desistió de la idea y volvió a San Antonio, donde trabajó relacionándose con el mar casi toda su vida laboral.
Pasó por la extinta Pesquera Harling y Grace Company. En 1973 estaba trabajando para una empresa estatal de agua potable, en Talagante, cuando fue exonerado.
Antes de conocer a su compañera de toda la vida, Alicia Flores, se casó y tuvo dos hijos, Emilia y Julio Andaur. Cuando fue legal, se divorció.
A pesar de las restricciones por sus posturas políticas, entró al puerto de San Antonio, donde pasó por distintos trabajos, desde guardia hasta la marina mercante.
"Hizo todas las pegas posibles y estaba metido en todo, era muy participativo", agregó su hija.
Además fue dirigente de la Asociación de Jubilados, Montepiadas y Pensionados de la Marina Mercante en San Antonio, institución que llegó a presidir, y de la Asociación Gremial de Pensionados de San Antonio.
Murió con un sueño inconcluso. Por largos años jugó el Loto dos veces por semana. Con el premio mayor quería convertir al Cerro Alegre en un destino "turístico religioso", según cuenta su hija.
"Quería poner una virgen de 30 metros de altura mirando al mar y que la gente fuera a verla, así como existen en otros lugares, y por el camino poner locales y restaurantes. Él amaba a su San Antonio y por eso mañana (hoy) le queremos rendir el tributo que se merece, y si alguien quiere acompañarnos, lo puede hacer", comentó.