El periodista sanantonino que deja el país para salvar su vida
Francisco Fantini cuenta en primera persona cómo es vivir con una grave enfermedad en Chile y lo que ha tenido que hacer para acelerar su trasplante de riñón. En los próximos días viajará a Italia en busca de esa operación.
Vivir con una enfermedad grave en Chile es algo difícil de dimensionar cuando estás sano. Recién te das cuenta de la precariedad del sistema de salud cuando te ves obligado a frecuentar los hospitales en una rutina que se vuelve desgastante, conviviendo con servicios que están totalmente colapsados y especialistas ausentes, que prefirieron emigrar al sector privado, renunciando así a la vocación en nombre del dinero y del confort. Condenados a una interminable espera, por muy pacientes que sean los pacientes, sus derechos son vulnerados a diario ante la indiferencia de unas autoridades que jamás se atenderán en el decadente sistema sanitario que ofrecen a la población.
En septiembre del año pasado, en forma totalmente repentina e inesperada, sufrí una insuficiencia renal que resultó ser crónica. Estuve hospitalizado casi un mes y el diagnóstico fue demoledor: mis riñones ya no funcionaban y eran incapaces de limpiar los tóxicos de la sangre, lo que derivó en una crisis que casi me costó la vida. A raíz de esta situación, me tuve que someter a un tratamiento paliativo de hemodiálisis, consciente de que la única solución para mi problema es un trasplante de riñón.
Yo sabía que en Chile las donaciones eran bajas pero nunca imaginé que figuramos entre los países con menor tasa de donación del mundo. ¿Este fenómeno se explicará por el individualismo imperante o por la vergonzosa falta de educación? Pareciera que pocos comprenden que la donación es vida y que por cada donante se pueden salvar hasta ocho personas.
Un cambio radical
De la noche a la mañana mi vida había cambiado por completo. Mi profesión de periodista me exigía viajar bastante con tal de dar a conocer la cultura de mi país al mundo. Con esta enfermedad renal mi libertad de desplazamiento se acabó porque la frecuencia de las diálisis impide alejarte de tu lugar de residencia por más de dos días.
Agradezco al Diario Líder que me tendió una mano cuando más lo necesitaba. A partir de diciembre del año pasado empecé a colaborar con este periódico escribiendo la Historia Líder. Este espacio me permitió conocer relatos de superación y perserverancia de los más diversos personajes de nuestro Litoral de los Poetas. Esta experiencia resultó ser terapéutica porque en cada entrevista fui madurando mis deseos de vivir.
Otra paradoja que viví a partir de la insuficiencia renal fue que mi alimentación se restringió al mínimo, considerando que en los últimos años me había convertido en un experto en cultura gastronómica de Chile. Ya no podía comer nada con sal ni nada procesado por la industria de la alimentación. También se me limitó el consumo de agua y de muchos alimentos que contienen fósforo y potasio. En síntesis, tampoco podía ir a comer a un lugar que no fuera mi casa, pese a mi constante y natural inclinación a la exploración culinaria.
Espera sin esperanzas
Los primeros meses fueron muy duros porque había que asumir esta nueva realidad de enfermo crónico. Además, tuve que soportar un catéter en el pecho por casi seis meses, lo que impedía bañarme normalmente por el riesgo inminente de una infección. En ese periodo también estaba sumido en un tremendo desconcierto porque era totalmente ignorante frente a la enfermedad que me aquejaba.
En cuanto a la posibilidad de un trasplante de riñón, prontamente me di cuenta que era una quimera. Más de dos mil personas esperan por un trasplante de riñón en Chile cuando solo hay 150 trasplantes al año, una cifra que va a la baja sostenidamente por la falta de donantes y personal especializado. El problema es que los pacientes no pueden soportar mucho tiempo en diálisis porque la terapia va debilitando el organismo y van apareciendo nuevas enfermedades que luego imposibilitan un eventual trasplante.
Esta cifras de donantes y trasplantes al año resultaban desconsoladoras pero cuando supe que los militares tienen la prioridad sobre los pocos órganos disponibles, tomé la decisión de buscar una alternativa porque no quería morir por causa de las incongruencias de un sistema injusto y despiadado.
La opción italiana
Hace 20 años hice un trámite que hoy puede ser mi salvación. En ese entonces realicé todo el papeleo para obtener la ciudadanía italiana porque mi abuelo había llegado desde Génova a Valparaíso y por la línea paterna se podía obtener esta doble nacionalidad.
Con el pasaporte en la mano, decidí estudiar el idioma italiano por mi cuenta y me convertí en un asiduo lector de periódicos itálicos como Il Manifesto y la Gazzeta dello Sport.
Pese a estos antecedentes, jamás había ejercido mis derechos como italiano hasta que me vi enfrentado a la posibilidad que mi vida se podía acabar en Chile. Entonces hice una profunda investigación y me di cuenta que en Italia la salud es verdaderamente un derecho garantizado por el Estado. En cuanto a trasplantes, pude comprobar que van a la vanguardia por la alta tasa de donantes y por los equipos médicos que aún ejercen la vocación, a diferencia de lo que ocurre en Chile con el desmedido afán de lucro de los galenos.
Gestiones
A partir de enero de este año empecé a hacer las gestiones para tratarme en Italia, específicamente en la ciudad de Parma, donde cuentan con uno de los mejores hospitales del mundo en trasplantes de riñón. Hace una semana me confirmaron mi cupo en ese centro asistencial y empiezo mi tratamiento a fin de mes, con la esperanza renovada de sanar de esta terrible enfermedad.
La verdad que no es fácil dejar tu país, sobre todo cuando estás bien y tienes tantos afectos. Sin embargo, el instinto de supervivencia se impone ante todas las otras convicciones que uno pueda tener. Este autoexilio, motivado por las deficientes condiciones de salud en Chile, tiene como propósito obtener el trasplante de riñón que necesito para seguir viviendo.
Una ilusión mundial
Una de las cosas que más me dolió cuando me diagnosticaron la insuficiencia renal es que los médicos chilenos me dijeron que ya no podría jugar más al fútbol. Los que me conocen saben que soy un fanático de este deporte y que lo he practicado toda la vida. Antes de caer enfermo, defendía los colores de El Convento F.C. y Unión Santo Domingo, aportando una buena cuota de goles al año.
Contra todos los pronósticos, volví a jugar hace un par de meses la Copa de la Amistad de Santo Domingo. La verdad que no soy el mismo de antes porque estoy muy debilitado, pero el hecho de compartir con mis compañeros en el camarín y pisar una cancha me hizo sentir que le puedo ganar a la enfermedad.
En Italia el deporte es fundamental en la recuperación de los pacientes. Incluso hay una selección italiana de fútbol compuesta por trasplantados cuya misión es promover las campañas de donación de órganos. En octubre de este año se realiza el primer mundial de fútbol de la especialidad en Francia y espero poder acompañar al equipo al cual me quiero sumar una vez trasplantado.
Para financiar los gastos que implica el viaje a Italia y la recuperación médica, el periodista Francisco Fantini está haciendo una campaña de recolección de fondos. Autor de los libros Cocina Poética de Chile y Gastronomía Valparaíso, Fantini cuenta con un stock de ejemplares de estos títulos que desea distribuir antes de su partida. "Por esta situación especial tengo estos libros a precios rebajados para que la gente y las empresas locales puedan promover estas obras que han sido premiadas internacionalmente", cuenta el narrador santodomingano. Los interesados en apoyar esta campaña de recolección de fondos, a través de la compra de libros o aportes monetarios, pueden escribir directamente a fantiniperiodista@gmail.com
"La verdad que no es fácil dejar tu país, sobre todo cuando estás bien y tienes tantos afectos".
"Este autoexilio, motivado por las deficientes condiciones de salud en Chile, tiene como propósito obtener el trasplante de riñón que necesito para seguir viviendo".
"Por esta situación especial tengo mis libros a precios rebajados para que la gente y las empresas locales puedan promover estas obras que han sido premiadas internacionalmen-te".