José Salgado Núñez
Una profunda preocupación ha generado el incierto futuro de un albergue que presta refugio a personas en situación de calle en el sector de Puente Arévalo, en la comuna de San Antonio. El recinto corre el riesgo de desaparecer en los próximos días.
Según cuentan los propios afectados, el miércoles pasado recibieron una notificación del presunto dueño de la propiedad donde actualmente está instalado dicho inmueble. En ella les informaba que los moradores tenían un plazo de 15 días para desalojar el lugar que los ha cobijado durante los últimos dos años. El anuncio no sólo provocó inquietud a las siete personas que habitan en la propiedad, sino también a los vecinos del barrio.
"A mí me genera indignación esto. Nadie les presta apoyo a estas personas. Los que vivimos aquí los conocemos bien. Ellos nunca han molestado a nadie. Incluso les entregamos alimentos. El albergue tiene capacidad para siete personas y la verdad es que veo esto (la solicitud de desalojo) como un acto de mala fe. Esto no tiene nombre", expresó la pobladora Evelyn Urbina.
Julio Gómez (70), "El Julín" como lo apodan cariñosamente, es uno de los más antiguos del albergue y, según sus palabras, la noticia le cayó como "un balde de agua fría".
"Yo recién me enteré hoy (ayer) de esto y la verdad es que no sé qué voy a hacer ahora. Yo llevo cerca de un año viviendo aquí. Solo me queda ver dónde puedo irme. Es muy triste esta situación", manifestó "El Julín".
La misma opinión tiene Mireya de las Mercedes Cea Leal, de 54 años, quien reconoció que "duele mucho esto, porque como somos gente en situación de calle, nadie se preocupa por nosotros".
Venció el plazo
Francisco Ramírez, presidente de la agrupación "Abrigando Corazones", expuso que "este albergue fue una iniciativa que hicimos con el dueño del terreno. Él accedió amablemente a prestarnos por dos años la propiedad con el fin de construir este refugio para que la gente en situación de calle tuviera un lugar donde descansar en la noche, con luz y agua".
"Como el plazo de dos años terminó, el propietario nos solicitó que le devolviéramos el terreno. Ante tal situación, yo pedí que se diera un plazo de 15 días para que se pudiera trasladar el albergue a otro lugar para no desalojar a estas personas", añadió.
Ramírez explicó también que "como agrupación ya no podemos correr más con los gastos de ese refugio. De las 20 personas que conformábamos esta organización, solo quedamos tres integrantes. No se trata de una acción de mala fe, sino que ya no poseemos los recursos para financiar esta obra solidaria. Además, les sugerí que se formaran como un grupo para así correr la vivienda, pero eso ya depende de ellos y no de mí. Solo reitero que esta no fue una acción de mala voluntad", expresó.