Pescadores sanantoninos se reinventan gracias a las jaibas
Desde 2013 funciona la Agrupación Social Jaiberos de San Antonio, la que contará próximamente con una planta procesadora que les permitirá a sus miembros aumentar las ventas y comenzar a exportar.
Son las once de la mañana del feriado por la Asunción de la Virgen y el movimiento es constante en la caleta Pacheco Altamirano de San Antonio. Las embarcaciones de pescadores artesanales llegan al muelle para descargar kilos y kilos de merluza que rápidamente se comercializan entre aquellos sanantoninos que buscan el pescado lo más fresco posible.
Una imagen que por más de 30 años ha estado presente en la cotidianidad de Germán Martínez Herrera (49 años), que por una tradición familiar siguió el oficio de pescador artesanal.
"Soy nacido y criado en San Antonio. Vengo de familia de pescadores: mi abuelo Guillermo Martínez y mi padre Waldo Martínez trabajaron en este oficio. A los 14 años mi papá me empezó a llevar a la mar a trabajar. En ese entonces había mucho pescado, como corvina, jureles, sierras, merluzas, sardinas. Me acuerdo cuando esperaba a mi viejo en el muelle y prácticamente se varaban los pescados de la gran cantidad que se sacaba", hace memoria el sanantonino.
Hasta que, según recuerda Germán Martínez, "se instalaron las fábricas y empezaron a aparecer grandes embarcaciones rastreras que depredaron los recursos de los artesanales. En ese tiempo había cerca de 50, 60 embarcaciones de pescadores artesanales y así fue cambiando la situación, hasta que en 1991 cambió el esquema y Sernapesca entregó cuotas a los pescadores, por lo que cada vez las capturas fueron menores. Y por eso San Antonio comenzó a colapsar y eso repercutía de forma negativa en toda la ciudad".
A mirar las jaibas
Fue justamente un escenario parecido al mencionado el que motivó a Germán Martínez y otros pescadores artesanales a realizar una reinvención de su trabajo.
"Hace cerca de diez años los recursos estaban muy bajos, ya que empezaron a decaer. Por ejemplo, la reineta emigró al sur, las merluzas se achicaron, la jibia empezó a flaquear y es por todo esto que empezamos a mirar al recurso de la jaiba, que antes no era muy tomado en cuenta por los pescadores, ya que era un producto no tan requerido", admite Martínez.
Así, poco a poco se fue haciendo más grande el grupo de pescadores que empezó a dedicarse exclusivamente a la jaiba. "Empezamos a trabajar y comenzamos a hacer el listado de botes que podían realizar una pesca de investigación, que eran los únicos autorizados. Y así fue que nació la Agrupación Social Jaiberos de San Antonio", detalla el actual presidente de la organización que fue fundada oficialmente el 3 de diciembre de 2013.
-¿Qué momentos fueron los más difíciles durante este período?
-Nosotros estuvimos durante cerca de dos a tres años realizando la extracción de la jaiba de manera tranquila sin ningún problema, hasta que un día nos dijeron que no se podía, que era ilegal y que nos estábamos saltando códigos. Fue como si nos quitaran la cuchara con la que se come todos los días, entonces ahí volvimos a cero, y reunir a la gente en el sector artesanal después cuesta bastante. Por eso que tuvimos que armar la agrupación, que cuenta con personalidad jurídica desde el 20 de diciembre de 2013.
-¿Cómo es la actualidad de la Agrupación de Jaiberos?
-Estamos bien, ya que hemos conseguido adjudicarnos proyectos, hemos ganado trampas, pesca de investigación y, lo más importante, estamos con un proyecto de emprendimiento con una sala de procesos que se encuentra en la explanada del muelle, la que tiene que cumplir muchos requisitos, porque aunque sea una planta chica, el permiso es uno solo. Tuvimos que ir a hablar con Seremi de Salud, Sernapesca, Gobernación Marítima, fuimos hasta Contraloría, así que fue un trabajo en conjunto con aquellas autoridades de mucho tiempo.
-¿A quién le venden principalmente los productos que sacan?
-A los comerciantes de acá de la zona, ellos tienen la prioridad. Esta es una cadena, ya que antes la ley no nos dejaba pescar jaibas y los comerciantes no podían venderla en sus locales. Entonces hicimos un esfuerzo y nos unimos para lograr darle auge a este mercado. De hecho, ellos también participan del nuevo proyecto de la planta procesadora.
-¿Cómo se visualizan junto a los pescadores dentro de un futuro cercano?
-Se nos deberían venir nuevos horizontes y mejores tiempos, sobre todo con la nueva planta procesadora, ya que tendremos la capacidad de exportar y se nos pueden abrir las ventas. Puede ser un panorama bueno para el sector que harto mal lo ha pasado en el último tiempo. Y recalcar, además, que estamos cuidando el recurso y hemos sido capaces de autoregularlo, por eso que no le hacemos daño. Hacemos una pesca selectiva, ya que pescamos solamente machos adultos, no hembras o machos juveniles reproductores. Aparte que por una cosa comercial, la hembra no tiene mucha carne, es muy chiquitita.
Recurso a largo plazo
Según las estimaciones de Germán Martínez, el recurso de la jaiba "lo vamos a tener por mucho tiempo, por décadas, y quizás nuestras futuras generaciones lo van a poder seguir obteniendo. Yo un día dije que este producto puede reemplaza incluso a la merluza. Solamente hay que hacer los estudios correspondientes y no realizar una pesca indiscriminada".
-¿Qué balance puede hacer de estos años que lleva la agrupación?
-Creemos que vamos bien, ya que vuelvo a repetir, el proyecto que hicimos de la sala de procesos no lo tiene cualquiera. Pese a que somos una agrupación relativamente nueva y pequeña hemos conseguido cosas que ni siquiera sindicatos o cooperativas más grandes han podido lograr. Creo que esto se debe a que hemos trabajado de manera ordenada y siempre con el objetivo de cuidar el recurso y que se siga manteniendo con el tiempo".