Miguel Ángel López: toda una vida dedicada a la docencia
El actual director del colegio España de Llolleo está cumpliendo 43 años en labores educativas a lo largo de toda la provincia. "Si me dieran a elegir, nuevamente elegiría ser profesor", asegura.
Miguel Ángel López Tobar cumplirá durante este 2019, su quinto año como director del colegio España, tradicional institución sanantonina que justamente este año festejó nada menos que un siglo de existencia, aniversario que fue celebrado el pasado 6 de agosto, día de su fundación en 1919.
Sus intenciones son seguir ligado a la escuela que se encuentra en calle Baquedano, en Llolleo, donde trabaja con un cuerpo docente de profesionales jóvenes que han ido a la par con las ideas del director.
"Este es mi último año de director y tendría que postular a otro quinquenio, ya que en diciembre llamarán a concurso público para el cargo. Mi intención es jubilarme en el colegio España, ya que en cinco años cumplo los 65 años de edad. Uno firma un convenio de desempeño con el alcalde, el que todos los años es revisado y evaluado. Por eso que espero ganar este concurso y terminar mi carrera de docente en una institución que me ha entregado muy lindos momentos, además que hemos armado un buen equipo de trabajo y eso me motiva para seguir desempeñándome como director", reconoce Miguel Ángel López, cuya historia de vida, eso sí, no comenzó en la ciudad puerto, ya que a San Antonio llegó a los 17 años proveniente de Melipilla.
Familia de profes
"Mis padres, Eleodor López Cifuentes y Gabriela Alicia Tobar Pardo, eran profesores en el área rural de Melipilla y debido a eso fuimos rotando por varias escuelas: San Juan de Popeta, Barrancas de Pichi en Villa Alhué, luego ellos fueron trasladados a Quincanque, cerca de Codigua, hasta que se separan y mi madre se va como directora a la escuela San José de Maipo y mi padre jubila en la escuela Lo Encañado, en San Pedro, y luego se le recontrata y se devuelve a la escuela rural de Villa Alhué. Y por el lado de mi madre tengo una hermana profesora y un hermano profesor, por lo que somos una familia muy ligada a la docencia", reconoce Miguel Ángel López, agregando con humor que "mi señora, Rebeca Graciela Arias Silva, es profesora del Bicentenario Javiera Carrera Verdugo y mi suegra también es profesora".
Directo a san antonio
Tras egresar de la escuela Industrial de Melipilla en 1975, donde se especializó en la carrera de estructuras metálicas, en 1976 se le abre una opción laboral en San Antonio.
"Hice la práctica y con 17 años empecé como profesor en la escuela Movilizadores Portuarios, donde llegué gracias a don Manuel Troncoso, que era el orientador de la Dirección Provincial de Educación. Le conté que quería ser profesor y él me ayudó", hace memoria.
Lo primero que le tocó hacer en el Movilizadores Portuarios fueron clases de Educación Física y Música. "Fui a hacer primero un reemplazo de pre y post natal y luego hice Música y Educación Física a séptimo y octavo básico. En aquella época uno con cuarto medio podía realizar reemplazos de cualquier asignatura de educación básica. Y lo más divertido es que como tenía 17 años cuando empecé a trabajar, tuve que esperar hasta cumplir los 18 para cobrar mis primeros sueldos. Luego en los veranos había que asistir a cursos de perfeccionamiento, por lo que pude aprender mucho. Estuve hasta 1977 en el Movilizadores Portuarios", relata.
Educación rural
Tras un breve período desempeñándose en la Dirección Provincial de Educación, fue enviado a la escuela rural El Bochinche de Algarrobo, donde estuvo dos años, hasta 1979.
"El 15 de marzo de 1979 comencé a trabajar en la escuela rural El Turco de Cartagena. Ese mismo año nos casamos en mayo con mi señora Rebeca, es que profesora de educación básica, por lo que trabajamos juntos en la escuela por 14 años. Tenemos los mejores recuerdos de aquella época, ya que nuestros hijos tuvieron una muy linda infancia, con bellos recuerdos, ya que además estudiaron con nosotros", cuenta.
Hasta que en 1993, Rebeca Arias se fue a trabajar como docente al colegio Fernández León y Miguel Ángel López se reubicó en la comuna de El Quisco, donde asumió como inspector general del liceo Clara Solovera. Atrás quedarían los 14 años y la hermosa experiencia de trabajar en escuelas rurales.
"El 9 de septiembre de 1993 asumí el cargo de Daem de El Quisco, donde estuve hasta el 28 de febrero del 2008. En esa época, por ejemplo, se aumentaron las matrículas en la comuna; ampliamos la escuela El Totoral; se construyó de nuevo el liceo Clara Solovera; se ampliaron las dependencias de la escuela Pablo Neruda de Isla Negra. Tuvimos un gran equipo humano en El Quisco, tanto de profesores, asistentes de educación, los administrativos, además del apoyo de los concejales y alcaldes", afirma agradecido.
Daem sanantonino
El 1 de marzo del 2008, Miguel Ángel López asumió un nuevo cargo: director en el liceo Clara Solovera de El Quisco, puesto en el que sin embargo estuvo solamente hasta el 5 de junio, porque al otro día tomó el cargo de jefe de la educación municipal de la comuna de San Antonio.
"En el Daem sanantonino estuve hasta el 3 de marzo del 2014, por lo que ocupé el cargo durante seis años. Y luego me fui como inspector general en la escuela Padre André Coindre, pero estuve solamente dos meses, ya que el 9 de junio asumí la dirección de la escuela España, que es mi actual puesto en el que me estoy desempeñando", confiesa sobre su larga trayectoria.
-¿Cómo han sido estos cinco años en el colegio España ?
-En lo que respecta a la escuela España, contamos con una población docente joven y 370 matrículas desde prekínder hasta cuarto medio con Jornada Escolar Completa y gracias al apoyo de los apoderados, docentes y de todo el equipo humano ha ido creciendo y todos cuentan con una gran disposición al trabajo.
¿Cuál es su evaluación de la actual educación pública?
-La educación municipal tiene que seguir creciendo, porque yo siento un gran respeto por la educación pública y creo que hay que seguir defendiéndola.
-¿Cómo se proyecta en cinco años más, cuando tenga que jubilar?
-Seguramente voy a echar de menos, porque el profesor aunque se jubile, va a seguir siendo profesor. Me he preparado para el momento en que tenga que darle espacio a las generaciones jóvenes y hacer cosas que no he podido hacer mucho, como, por ejemplo, caminar por los cerros, eso me encanta. Y también leer, porque todas las mañana leo tres diarios: El Líder de San Antonio, Las Últimas Noticias y El Mercurio, además de que en estos momentos estoy con los libros de J.J. Benítez de "El Caballo de Troya". Y también he pensando participar en alguna institución del adulto mayor, que son muy buenas en la comuna y lo otro es que ojalá tenga el tiempo para viajar, porque Chile es un país muy bonito para recorrer.
-¿Cuál sería su balance tras estos 43 años ligado al trabajo docente?
- Lo primero que tengo que agradecer es a Dios, porque me ha permitido trabajar en esta linda profesión. También a mi señora Rebeca, a mis cuatro hijos: Miguel Ángel, Jaime, Rebeca y Constanza y a mis siete nietos. Y agradezco las oportunidades que me dieron en todas las partes donde he trabajado, porque siempre hemos formado buenos equipos y si me dieran a elegir, nuevamente elegiría ser profesor.