Destacan el legado de monseñor Jara
Alberto Jara Franzoy, quien fuera párroco de Llolleo de 1964 a 1974, falleció en Chillán.
Pesar provocó la noticia del fallecimiento del obispo emérito Alberto Jara Franzoy, quien estuvo a cargo de la parroquia de Llolleo entre los años 1969 y 1974.
El religioso murió a los 90 años, tras sufrir un cáncer de rápida evolución. Sus últimos días los pasó en la Casa Sacerdotal del Arzobispado de Santiago, tras decidir no someterse a tratamientos especiales.
Alberto Jara había nacido en Santiago el 22 de julio de 1929. Fue ordenado sacerdote el 4 de marzo de 1962, y sirvió como párroco en la parroquia de La Transfiguración del Señor en Las Condes, Melipilla, Llolleo y Nuestra Señora del Carmen de Ñuñoa.
El alcalde de San Antonio, Omar Vera, recordó a monseñor Jara. "Fuimos compañeros de trabajo en la Municipalidad de Santo Domingo cuando él asumió como director de Obras. Yo trabaja ahí y generamos una relación de amistad bien importante. El fue quien bendijo mi matrimonio. Era muy humilde, sencillo, muy respetuoso y colaborador. Realmente su fallecimiento es una pérdida y deja un amplio legado de trabajo como profesional y por supuesto, en Llolleo".
Quien conoció a Monseñor Jara de cerca fue Benjamín Cepeda, quien hoy participa en el grupo de Los Madrugadores.
"Lo conocí cuando creó una escuela del ministerio para quienes trabajábamos en las diversas parroquias de la comuna. Nos reuníamos en las iglesias y estudiábamos. El financiaba los retiros y nos preparamos para participar en la Iglesia".
"El era un amigo cercano con el que uno podía conversar. Trabajábamos muy bien con él, era cariñoso y un profesor fabuloso cuando enseñaba el evangelio", recalcó Cepeda