Sindicato de empleados de bahía emprende su mayor cruzada
Desde diversos puntos de la ciudad es fácil apreciar la imagen de una añosa casona que se yergue orgullosa de cara a la bahía del puerto de San Antonio.
En plena subida 21 de Mayo, este caserón centenario domina las alturas de esta estratégica vía sanantonina y ofrece una inmejorable postal de la ciudad. Claro que muy pocos tienen acceso a ella, por cuanto esta estructura de tres pisos pertenece desde 1967 al Sindicato Profesional de Empleados de Bahía y Malecones de San Antonio.
Allí se realizaron innumerables encuentros donde los trabajadores portuarios concurrían a informarse de las jornadas laborales que atenderían ese día.
Cientos de trabajadores sintieron esa casa como suya, como un espacio donde conversar de sus temas, como un centro de reunión con colegas que sentían lo mismo, que luchaban por lo mismo.
Hoy, en pleno 2019, esta estructura cumple la misma función, siendo la casa de los portuarios, pero el tiempo ha dejado su huella y si en un momento allí se reunían cientos de personas, hoy son menos, pero siguen entusiastas y con ganas de hacer cosas.
Y de pronto surgió la mayor cruzada que el Sindicato Profesional de Empleados de Bahía podría asumir: recuperar este patrimonio de San Antonio para albergar en él a una especie de museo de la antigua labor en el terminal marítimo y, de esta manera, abrir las puertas a la comunidad toda para que conozca más de cerca el trabajo y la historia de los hombres que con sus esfuerzos hicieron que San Antonio sea ahora el primer puerto de Chile.
Los dirigentes asumen que se trata de palabras mayores, por eso solicitan ayuda.
Historia
Mario Zamora, presidente del Sindicato Profesional de Empleados de Bahía, comenta que esta antigua casona fue levantada en la primera parte del siglo pasado para recibir ahí al director del hospital de San Antonio, centro que estaba en construcción por aquel tiempo.
A un costado se ubica otra casona similar que recibió al médico que fue designado para el recinto de salud que por años sirvió a la provincia, hasta que fue reemplazado por el Claudio Vicuña.
El Sindicato Profesional de Empleados de Bahía fue fundado el 30 de octubre de 1939 como una forma de ordenar el trabajo con las distintas compañías navieras. Las funciones que esta organización desempeñaba en orden jerárquico eran: jefe de bahía, jefe de cubierta, ayudante de jefe de cubierta y el tarjador.
Eran épocas donde los documentos atingentes a las faenas se llenaban a mano, donde la forma de trabajo portuario era distinta. El cambio llegó de la mano de la tecnología.
Y si en su oportunidad el sindicato reunía a cientos de trabajadores, hoy cuenta con 15 socios activos.
En la página 127 del libro Raíces del Puerto, se señala que "en un comienzo, la sede de los empleados de bahía de a bordo era una pequeña sala de madera emplazada frente a la sede de los estibadores en Puertecito. En 1965 estos trabajadores comenzaron a realizar gestiones para conseguir una nueva sede, que fuera más amplia y confortable. Fue así, como en el mes de octubre de 1967, compraron al conocido comerciante de la época don Oloff Suárez, un hermoso chalet de madera de tres pisos, ubicado en calle 21 de Mayo. En esta construcción, con una amplia vista hacia el mar, se habilitaron las oficinas para el funcionamiento de la organización. Esta adquisición se realizó gracias a un préstamo de la Cámara Marítima, dinero que fue devuelto a través de la retención del 2 por ciento de sus remuneraciones mensuales, especificado en la plantilla de pagos de cada uno de los empleados".
Campaña
Los actuales integrantes del sindicato, encabezados por el presidente Mario Zamora, el secretario Fabián Jiménez y el tesorero Pedro Santibáñez, tienen la idea de recuperar esta casa para dejarla habilitada para la comunidad y ser un aporte al cuidado del patrimonio material de San Antonio.
"Sabemos que son palabras mayores -comenta el presidente Mario Zamora- pero por lo mismo estamos en conversaciones con algunas empresas navieras que nos pudieran ayudar en este tema. La casa tiene un subterráneo que hace las veces de primer piso, un segundo piso con un salón, un hall, dos habitaciones, un baño y una cocina. En el tercer piso hay cuatro oficinas y un baño. Todo requiere de una mantención mayor y para eso se necesitan recursos".
El secretario Fabián Jiménez comenta que "queremos habilitar el salón principal con fotografías y elementos que eran empleados por los trabajadores portuarios antiguos. Por así decirlo, queremos hacer una especie de museo para la comunidad y turistas que siempre están interesados en saber cómo es esta casa, pero que pocos conocen por dentro. Queremos hacer algo para que pueda ser utilizada por los sanantoninos. Por eso necesitamos los recursos. Hemos postulado a algunas instancias en otras ocasiones, hemos sostenido conversaciones con autoridades, pero no hemos concretado nada y en esta oportunidad estamos con todas las ganas de que resulte".
Consultado por los tiempos, Zamora sostiene que "no hay plazos definidos porque estamos en las primeras etapas; por lo mismo, no hemos asegurado ningún apoyo, pero sí hay interés de algunas empresas que desean colaborar. Ojalá resulte, ya que este es un tremendo patrimonio de San Antonio".
La casona de 21 de Mayo guarda secretos de los trabajadores, es una construcción de madera que ellos consideran como propia. En su interior cada detalle pareciera contar una historia: la escalera que rechina bajo los pies de quienes acceden al tercer piso; la pizarra que por 50 años asignó el trabajo a los portuarios aún está ahí; fotografías del antiguo puerto se conservan como tesoros y ahora quieren revivir para que las generaciones de sanantoninos se empapen de la historia de este puerto... el número 1 de Chile.