Los próximos desafíos del museo
Se podría decir que en las palabras de José Luis Brito, director- curador del Museo de Historia Natural e Histórico de San Antonio (Musa), hay un dejo de cierto orgullo sano.
Orgullo por todo lo realizado para que este establecimiento de cultura sea lo que es hoy: un enorme aporte a la preservación del patrimonio de la Región de Valparaíso.
Son 39 años los que cumplió recientemente el recinto ubicado en la parte alta de Llolleo y desde ese lugar mira con optimismo los desafíos que le esperan para seguir siendo un museo propiamente tal.
José Luis Brito, la persona que lidera el equipo de trabajo del museo, hizo referencia a una serie de desafíos que vienen para continuar consolidando la labor de este importante recinto cultural que cuenta con 33 mil piezas en exposición.
Historia
El museo tuvo sus inicios el 10 de octubre de 1980 fomentado por el entonces alcalde de San Antonio, Jorge Domazos Pino. Sus primeras exhibiciones fueron un préstamo de las arqueólogas Fernanda Falabella y María Teresa Planella. Más tarde se llama a los profesores Miguel Arellano y Pedro Ramírez para hacerse cargo, siendo este último quien se transformó en su primer director, entre 1981 y 1991.
Las colecciones de insectos y moluscos facilitadas en calidad de préstamo fueron retiradas en 1991 y donadas a Chillán. En 1992 los hermanos Cristian y José Luis Brito Montero realizaron la donación de 450 piezas al museo.
El recinto realizó un amplio periplo antes de ubicarse en su actual ubicación. Primero estuvo en avenida Ramón Barros Luco 2347, actual dependencia que alberga la Dirección de Obras y Recursos Humanos de la Municipalidad de San Antonio. Tras el terremoto del 3 de marzo de 1985 cedió su espacios para el funcionamiento de la alcaldía, trasladándose por casi dos años a una sala de clases en el Instituto Comercial.
Luego permaneció en el edificio del ex-Grupo Escolar para, posteriormente y bajo la administración del alcalde Nelson Roumat, establecerse en unas salas de emergencia junto a la biblioteca Vicente Huidobro y al Departamento de Cultura, en calle Sanfuentes 2365, Barrancas, donde funcionó en forma estable entre 1992 y 2015.
En el 2016 fue trasladado de manera provisoria hasta el Colegio España, en Llolleo. Ahí estuvo hasta el 2017, cuando fue entregado el nuevo edificio, realizándose una amplia labor para llevar todas las piezas hasta su actual ubicación en calle Doctor Olegario Henríquez, en la cúspide del cerro Cristo del Maipo. En este lugar se aprecia la totalidad de la comuna y la desembocadura del río Maipo, donde vivieron los primeros habitantes de este territorio, lo que tiene una especial significancia para quienes trabajan en este recinto.
El Musa posee cinco áreas de exhibición: Historia de San Antonio, Geología y Paleontología de San Antonio, Arqueología del Litoral Central, Fauna Silvestre y Humedales y Sala del Mar Chileno.
Sus horarios de atención al público son de martes a sábado, de 10 a 14 horas, y de 15 a 18 horas, y los domingo, de 10 a 14 horas.
Desafíos
José Luis Brito comentó que hay muchas cosas que ha realizado el museo, pero aún queda mucho por hacer.
"Hemos avanzado en el tema del cuidado de la biodiversidad, de la fauna y la flora. Lo primero que logramos fue entender y reconocer a los pueblos indígenas que habitaban en la zona de lo que es hoy la provincia San Antonio. Aquí hay 50 sitios arqueológicos distintos, si no hubiéramos tenido estos antecedentes no hubiéramos podido resguardarlos", afirmó.
"En colaboración con arqueólogos se creó una colección de referencia que nos permite hoy visualizar cómo era la vida de las personas de la cultura que posteriormente sería conocida como Llolleo por ser este el lugar que habitaban", añadió el director del Musa.
Además, Brito resaltó la labor del Centro de Rescate y Rehabilitación de Fauna Silvestre que ha devuelto a su hábitat a 18 mil ejemplares que se han visto afectados por el accionar del hombre.
"Comenzamos, además, el monitoreo de las aves en los humedales para saber qué es lo que teníamos en la provincia. Ahora lo sabemos, tenemos 120 listados de vertebrados de casi toda la zona que nos demoramos 10 años en hacer con cero costo para el municipio. Es importante saber lo que tenemos", sostuvo.
El naturalista también destacó que el museo tiene el desafío de proteger los humedales de la zona. "Comenzamos ese trabajo que fue bastante amplio cuando nadie ni siquiera sabía lo que era un humedal. ¿Humedal? ¿qué es eso? nos decían. Nadie entendía lo que eran y hoy tenemos áreas que deberemos seguir protegiendo como la desembocadura del río Maipo y El Yali por nombrar algunos".
"Hicimos un amplio trabajo en la laguna de Cartagena. Hubo autoridades que en un momento pensaron en ponerle botes para que la comunidad pudiera recorrer, pero les dijimos que no y hoy ese sector está convertido en un lugar donde abundan las aves", aportó.
Brito recalcó la necesidad de controlar el acceso de personas a ciertos lugares donde anidan aves migratorias. "Hay épocas del año en que las aves están criando e incluso están arribando más ejemplares migratorios y era habitual que personas llegaran a los humedales a practicar kitesurf. Ejercimos un control para que se tome conciencia de esa situación".
El profesional planteó que el museo ha cumplido labores de difusión, que se extienden más allá de su quehacer habitual, al recibir permanentemente a delegaciones de todo el país que quieren conocer más del Litoral Central. A lo anterior, se suman representaciones de variadas organizaciones que presentan charlas y exposiciones en fechas como el 21 de Mayo, Fiestas Patrias, entre otras.
Pero hay un punto que sin duda representa un verdadero trabajo extenso y que tiene que ver con las fiscalizaciones que realizan integrantes del museo.
José Luis Brito recordó el trabajo en el control de los cazadores furtivos que amenazaban la fauna de la zona al ingresar a zonas prohibidas sin ningún tipo de control; lo mismo, al informar a pescadores sobre el uso indiscriminado de redes en cauces de distinto tamaño. "A veces nos vimos expuestos a riesgos cuando ejercíamos esta labor, pero era algo que se debía hacer", comentó.
"El museo realizó muchas denuncias ambientales ante la justicia", recalcó.
La labor de difusión también es una meta que el Musa debe cumplir periódicamente. Sus profesionales han recorrido terrenos con estudiantes de enseñanza básica, media y universitaria, con científicos y fiscalizadores, todo para crear conciencia de lo que la provincia de San Antonio posee y que es necesario preservar.