La arriesgada y sacrificada labor de un bombero sanantonino
Héctor Aravena Vial es voluntario hace 20 años en la Primera Compañía y le ha tocado concurrir a todo tipo de emergencias, desde accidentes de tránsito hasta incendios. Aquí cuenta cómo es su misión.
Héctor Araneda Vidal tenía 18 años de edad cuando le tocó asistir a su primera emergencia como voluntario en la Primera Compañía del Cuerpo de Bomberos de San Antonio. Como si fuera ayer, aún recuerda que se trató de un accidente vehicular en la Ruta Nuevo Acceso al Puerto, que dejó un trágico saldo: murieron un padre y su hijo.
Sus ojos reflejan una mezcla de emoción y amargura al rememorar aquel fatídico día que quedará marcado para siempre en su mente. "Llegamos con las unidades de rescate al lugar. Fuimos los primeros en concurrir. Fue impactante el momento, porque estábamos esperando la llegada de la Brigada de Homicidios y de la Fiscalía para que realizaran las pericias correspondientes. El conductor de un auto, que iba acompañado por su hijo, había chocado contra un camión, falleciendo ambos instantáneamente".
"Fue realmente impactante, porque el ambiente era de tristeza, impotencia y silencio. Ver a los familiares llegar y después llorar tras enterarse de que sus seres queridos habían muerto, es algo que sencillamente te genera dolor y pena", confiesa.
Héctor Araneda relata que "era un adolescente cuando me tocó vivir esa experiencia. La sensación era de sentimientos encontrados. Yo al principio quería ayudar a las víctimas y cuando después nos informaron que nada se podía hacer, sencillamente fue chocante, puesto que se paralizaron nuestras acciones. Yo creo que muchos de nuestros voluntarios jóvenes han pasado por una situación así, por eso que nos apoyamos mutuamente cuando se trata de atender cualquier emergencia".
Actualmente, este sanantonino tiene 38 años, de los cuales ha dedicado 20 a servir con mucha fuerza y energía a los Chicos Buenos. Dice sentirse orgulloso de su labor, puesto que "la mayor recompensa que recibimos es el reconocimiento de la gente".
"Si hay algo que caracteriza a esta hermosa institución es ese deseo que tienen nuestros integrantes de querer ayudar a la comunidad en cualquier situación, hora y momento. Ese es un deber que todos compartimos, porque no buscamos nada a cambio. Nuestra ideología es estar atendiendo la emergencia que ocurra, sin distinción", expone.
Raíces familiares
Su intención por convertirse en bombero no afloró de la noche a la mañana, sino que fue una vocación que se gestó a muy temprana edad, gracias a sus "raíces familiares".
"Yo vengo de una familia de bomberos. Mi abuelo Héctor Vidal y mi tío Alfredo Vidal fueron voluntarios de la institución. Ellos me inculcaron este deseo de ayudar a la comunidad. De hecho, mi medio hermano, Indy Navarro, también forma parte de la compañía. Muchos de los bomberos de aquí tienen un familiar que desempeña las mismas labores".
-¿Han tenido complicaciones al momento de atender las emergencias?, porque ustedes también tienen una vida y una familia como todo el mundo...
-Claro, todos nosotros tenemos nuestra vida personal. Sin embargo, en mi trabajo no he tenido problemas porque entienden que las emergencias ocurren siempre de forma inesperada. Yo he asistido desde incendios hasta accidentes vehiculares. Esta labor exige mucho sacrificio y también mucha energía. Por eso, el consejo que les entrego siempre a los nuevos aspirantes es que esta es la institución perfecta para todos aquellos que quieran colaborar sin recibir nada a cambio.
-Y de todas esas emergencias, ¿cuáles han sido las más intensas?
-Es difícil responder eso, porque uno ha tenido que experimentar diversas situaciones de contingencia. Sin embargo, creo que lo que más me ha marcado son los accidentes vehiculares en donde menores de edad han resultado heridos o fallecidos. Para uno, y creo que para todos, resulta muy intenso y chocante tener que presenciar ese tipo de situaciones. Claro, nuestro deber es asistir y ser profesionales, pero son esos casos en específicos donde compartimos el sentimiento de tristeza y angustia.
Añade que "muchos voluntarios han tenido que guardar sus sentimientos durante esas emergencias. Es entendible eso, más en los jóvenes. Es por ello que muchas veces, después de realizar nuestra labor, desarrollamos charlas con el fin de que se desahoguen y así ayudarlos lo mejor posible, puesto que todos nosotros somos seres humanos".
-Me imagino que también ha vivido algunas experiencias que lo han enorgullecido de ser bombero...
-Por supuesto. Una que recuerdo con especial cariño fue una emergencia que atendimos en Malvilla, entre 2003 y 2004. Fue un incendio en donde una casa resultó consumida en su totalidad. Recuerdo que la dueña del hogar, poco después de que se controló el siniestro, se nos acercó para entregarnos unas bebidas. Nosotros no habíamos pedido nada y ella sencillamente hizo eso por querer. Ese humilde gesto a mí me generó un sentimiento de felicidad, porque refleja el cariño que siente la comunidad por el uniforme que me enorgullece portar.
Según Araneda, "esa ayuda que la gente te obsequia en las peores circunstancias, hace que te des cuenta que estás haciendo bien las cosas. La misma ciudadanía realiza aportes voluntarios para colaborar con nosotros. En esos instantes yo digo que me encanta ser bombero y que esto no lo cambiaría por nada del mundo".
Protestas
La actual contingencia social que afecta a gran parte del país ha hecho que su abnegada labor tenga más sentido que nunca.
"Los primeros días (desde que comenzó el estallido) fueron muy cansadores, porque existía mucha incertidumbre respecto a lo que podía pasar. Estuvimos cerca de una semana acuartelados y la tensión era algo que rondaba día a día en nuestra mente. Esto porque en las otras emergencias había un cierto orden en la ciudadanía. Pero, afortunadamente, no tuvimos nada grave que lamentar, porque la misma comunidad cooperó cuando teníamos que trabajar. Sinceramente, la gente se portó un siete con nosotros".
"Tuvimos casos en donde los bomberos estábamos en medio de las manifestaciones, como por ejemplo, en el incendio en el supermercado Tottus de Barrancas, en el BancoEstado de San Antonio y en el Banco de Chile de Llolleo. Pero al final pudimos cumplir cabalmente nuestro deber. Carabineros nos brindó apoyo y la ciudadanía se portó muy bien con nosotros, logrando controlar los siniestros sin mayores dificultades", comenta.
-¿Fueron esas las emergencias más complicadas?
-Sí. Porque, como dije, tuvimos que atenderlas en medio de las movilizaciones. En esas circunstancias, pensábamos que quizás alguien iba a lanzar alguna piedra a los cuarteles o que se producirían otros incidentes que harían más complejo nuestro trabajo, pero por fortuna eso no pasó.
"Lo que más rescato de estas situaciones es que la misma comunidad ha entendido que nosotros debemos realizar nuestra labor. Por ejemplo, un grupo de personas realizó hace unos días una colecta de agua, en caso de que no tuviéramos los insumos necesarios para combatir los siniestros. Eso lo agradecimos mucho, a pesar que aclaramos que no había ninguna escasez. Pero esos actos al final dejan en evidencia que las personas saben que no vamos a abandonar nuestra misión", sostiene.
-¿Y actualmente ha visto que han bajado o aumentado las emergencias?
-Se ha visto que han disminuido en comparación a los primeros días. Pero eso es algo que no se puede asegurar aún, porque continúa la contingencia. Sin embargo, queremos dejar en claro que vamos a prestar todos nuestros servicios ante cada situación. Por eso, el llamado que hago a la ciudadanía es a estar tranquila, porque los voluntarios vamos a estar atendiendo siempre.
"Pienso que esta institución, si ha perdurado a través del tiempo, ha sido porque deja de lado todas las diferencias que puedan tener las personas, ya sea política, social o religiosa, por mencionar algunas. Nosotros no vemos ninguno de esos aspectos, por el contrario, nuestra profesión es estar siempre atendiendo cada incendio, accidente o emergencia que se suscite", enfatiza Araneda.
-¿Cree que eso ha hecho que la gente los apoye en estos días difíciles?
-Es lo más probable. Somos una institución de voluntarios que no recibimos ninguna remuneración a cambio. Los equipos, los carros y la indumentaria los obtenemos a través de aportes voluntarios que recibimos por parte del Estado o el municipio.
-¿Cuál sería el mensaje final que le dejaría a los jóvenes que quieren ser bombero?
-Que esta es una institución que recibirá siempre con los brazos abiertos a todos aquellos que quieran ayudar a la comunidad sin recibir recompensa alguna. Que sean firmes en esa convicción, ya que es muy sacrificada esta labor, pero como me dijo un voluntario muy antiguo, para ser bombero se deben seguir los siguientes requisitos: entrar y salir siempre.