Los hermanos que eligieron a San Antonio para fabricar la cerveza artesanal que hacía su abuelo
Este año Alex y Rodolfo Loyola Brunnemann dieron el gran salto y ya están produciendo 4.500 botellas del brebaje que lleva el apellido de su madre: Brunnemann.
Tras pasar una infancia itinerante que los llevó a vivir y estudiar en distintas ciudades de la Quinta a la Decimaprimera regiones debido a la profesión de su padre -un oficial de Ejército-, los hermanos Álex y Rofolfo Loyola Brunnemann, de 43 y 39 años, tomaron caminos diferentes.
Álex, el mayor hizo una carrera como ejecutivo y en 2000 arribó a San Antonio como gerente de la empresa de telefonía Cmet. Rodolfo, por su parte, durante varios años estuvo a cargo de una importadora en Santa Cruz.
Tras un período de bonanza económica, a mediados de la década pasada la importadora de Rodolfo cayó en una crisis y decidió cerrarla. El menor de los Loyola quedó de brazos cruzados. Había estudiado Dirección y Producción de Televisión, pero sabía que su falta de experiencia laboral le terminaría jugando en contra para encontrar un empleo.
Entonces tuvo una idea que terminaría marcando su futuro: en 2007 Rodolfo decidió hacer varios cursos de fabricación de cerveza artesanal en Santiago.
"Siempre había sido fanático de la cerveza y lo vi como una manera de hacer negocios y volver a mis raíces. Los padres de mi madre eran alemanes,quienes se vinieron a Chile después de la Segunda Guerra Mundial y se instalaron en una parcela en Angol (Novena Región), la que bautizaron como Quinta Silesia, en honor a la región en la que ellos vivían en Alemania", cuenta Rodolfo.
"En su parcela de Angol mi abuelo, al que cariñosamente llamábamos Opi, fabricaba cerveza artesanal en pequeñas producciones y sólo para sus amigos", recuerda.
NEGOCIO CONJUNTO
Tras largos años separados por la geografía, en 2010 Álex y Rodolfo deciden juntarse y asociarse con una gran misión: producir una cerveza artesanal de alta calidad y comenzar a distribuirla en diferentes puntos de la provincia, la región y el país. La bautizaron como Brunnemann, en honor al apellido de su abuelo materno y, por cierto, de su madre, Anita.
"Desde que comencé a hacer cerveza, siempre obtuve muy buenos comentarios, así que siempre supe que el negocio podía resultar", comenta Rodolfo.
Para ese entonces Álex se había desvinculado de Cmet y ya llevaba algunos años con su distribuidora Silesia, que vende diversos artículos y envases a lo largo de toda la provincia.
A tres años del reencuentro entre los dos hermanos, el saldo es más que positivo, aunque ambos aclaran que van paso a paso y sin volverse locos con el negocio.
"Después de hacer el curso, producía 20 litros de cerveza cada 33 días, vale decir 60 botellas de 330 cc. Estuve así dos años y en 2010 compramos otros equipos y aumentamos a 80 litros cada 33 días, o sea 240 botellas de los mismos 330 cc", explica Rolfolfo.
EL GRAN SALTO
Este año los hermanos se pegaron un gran salto. "Habíamos participado en dos fiestas de la Vendimia en Santa Cruz y siempre quedábamos cortos al segundo día, y eso que llevábamos 300 litros. La idea era crecer y poder estar en otras fiestas en el resto del país", cuenta Alex.
Invirtieron más de 8 millones de pesos para comprar equipos de mayor capacidad que instalaron hace poco en su planta de fabricación, ubicada en calle los Ceibos, en Llolleo.
Los nuevos equipos fermentadores y de cocción, con capacidad para 500 litros, les permiten fabricar 4.500 botellas mensuales de las tres variedades de cerveza artesanal que poseen: Rot, Blonde y Schwarz (ver recuadro).
Con apoyo del programa Capital Semilla de Sercotec, recientemente compraron una máquina schopera con barriles de metal de 50 litros, además de una llenadora, tapadora y una etiquetadora de botellas automática y un nuevo fermentador, en un desembolso de 7,8 millones de pesos.
"El sábado hicimos una pequeña ceremonia y pinchamos el primer barril, que significa sacar cerveza por primera vez de la máquina schopera. Ahora estamos en condiciones de ir a cualquier fiesta y ya estamos invitados al Oktoberfest que se realizará el 19 y 20 de octubre en el club Manquehue", anuncia Álex con cierta cuota de orgullo.
-Muy bueno. Hicimos un asado y quedaron todos muy contentos, porque estuvimos obligados a tomarnos todo el barril.
-¿Entre cuántos se lo tomaron?
-Éramos como 15.
-No creas que muy mal. Uno de nuestros amigos nos dijo que había despertado con cero caña.
Rodolfo, el experto, toma la palabra y entrega un dato revelador: "la caña depende del organismo de cada persona, pero obviamente nuestra cerveza artesanal provoca menos resaca que una industrial".
-Nuestra cerveza tiene más cuerpo, más aroma y es ideal para una cena o una comida, porque es más trabajada y tiene más grados. En cambio, las industriales están hechas como para mitigar la sed en verano.
-Es una alegría, un orgullo, pero creo que sentí más felicidad cuando abrí mi primera botella. Era como un sueño tomar de mi propia cerveza.
-Hay una diferencia, pero muy leve. La schopera tiene un poco de gas artificial, en cambio, la de botella está gasificada naturalmente.
DISTRIBUCION
La cerveza Brunnemann se está comercializando a través de la distribuidora Silesia, lo que ha permitido aprovechar los contactos y clientes de Álex. Hoy las tres variedades se pueden encontrar en restaurantes y pubs de la provincia, como Che Canellony, parrilladas Che Pepe, Acuarium, Syra, Cheer, Caba de Pablo en Isla Negra, Puerta Castilla de El Tabo, pub cervecería Kionga de Melipilla y dos distribuidores en Santiago, Bodega 84 y Cerveza Teka..
¿Cuánto vale una botella de 330 cc. de la exquisita Brunnemann? "Al por mayor la vendemos a 800 pesos, pero en los locales el precio varía entre $1.500 y $2.800", revela Álex.
-Hemos tenido muy buenos comentarios de gente entendida en la materia. Nos dicen que tenemos un buen futuro y nosotros también lo creemos. De hecho, fuimos la única marca pequeña invitada al Oktobetfest del club Manquehue.
-Participar en la mayor cantidad de fiestas de la cerveza y llegar con nuestro producto a otros restaurantes y locales de la Quinta Región y de todo el país. Creo que tenemos la calidad y las condiciones para hacerlo.
"Hemos tenido muy buenos comentarios de gente entendida en la materia", Alex Loyola, socio de la empresa