La historia del estudiante del Fiscal asesinado por carabineros cuando iba a una kermés
Ramón Duarte Reyes tenía 18 años cuando recibió un tiro en el pecho una noche de 1988. Su familia aún no logra reponerse del dolor que causó su trágica y repentina partida.
La noche del 30 de octubre de 1988, Ramón Duarte Reyes salió de su casa de calle Juan de Dios 1276, en la Viuda I, junto a dos amigos. Tenía 18 años y le había pedido permiso a sus padres para ir a una kermés que se realizaría en el colegio Gabriela Mistral, lugar al que nunca llegó.
Ese fue el último día que sus padres, Ramón Duarte y Ana María Reyes, lo vieron con vida.
Según el relato de su madre, Ramón fue asesinado por una pareja de carabineros en calle Los Aromos, en Llolleo. "Uno de los funcionarios le pegó un tiro con una metralleta justo en el corazón, dejándolo abandonado en plena vía pública. Mientras que sus amigos fueron detenidos y llevados hasta la comisaría", recuerda.
La primera versión "oficial" entregada a la familia indicaba que sus amigos eran los autores del crimen.
"Los carabineros nos dijeron que sus amigos lo habían matado, pero por qué ellos iban a hacer algo así, además de dónde iban a sacar una metralleta. Esa versión era absurda", comenta Ana María.
A los pocos días la familia recibió una nueva versión "oficial" sobre la muerte de su hijo, completamente distinta a la anterior.
"Después los carabineros nos dijeron que los habían confundido con unos delincuentes que minutos antes habían asaltado una bomba en Barrancas y que al carabinero se le había arrancado un tiro, pero finalmente todos se andaban tapando y nadie fue capaz de decirme la verdad", afirma la madre.
30 de octubre
Ana María sabía que algo raro pasaba. Su intuición de madre le decía que algo no andaba bien con su hijo, que en ese entonces estudiaba en el liceo Fiscal.
"Ese día estuve hasta tarde esperando que llegara Ramón. Fui a las casas de sus amigos a preguntar por él, pero nadie sabía nada. Como a las 6 de la mañana llegó una pareja de carabineros a mi casa. Uno de ellos me dijo que mi hijo estaba muerto en el hospital, que sus amigos lo habían matado", recuerda antes de explotar en un amargo llanto.
"Con mi marido nos fuimos al hospital para saber qué pasaba. Mi hijo jamás había participado en algo relacionado con política, tampoco militó en ningún partido político, no era posible que estuviera muerto, pero ahí estaba. Cuando me dejaron verlo su cuerpo aún estaba tibio y lleno de sangre. Hasta el día de hoy esa imagen no la puedo sacar de mi cabeza. Ver a mi hijo muerto, y de esa forma, no tiene perdón", reflexiona Ana María.
Tras salir del hospital Claudio Vicuña, el matrimonio Duarte Reyes se dirigió de inmediato hasta la Primera Comisaría de Carabineros para pedir explicaciones sobre el crimen de su hijo.
"Nadie nos dijo nada. Todos trataban de tapar la verdad. Los únicos que se atrevieron a hablar fueron sus amigos y el colectivero que vio todo. Ese caballero no sabía que mi hijo estaba muerto. Como él era asmático, sufrió una crisis al ver cómo mataban a Ramón. Fue al hospital para que lo atendieran y ahí se enteró de lo que había pasado con mi hijo. Me dijo que su conciencia no lo iba a dejar tranquilo, así que por eso me contaba lo que había visto. El me aseguró que uno de los carabineros lo había matado", relata la progenitora.
A sus 86 años, Ramón Duarte aún recuerda los detalles de la muerte de su hijo, y pesar del tiempo, aún no logra encontrar la paz que tanto necesita.
"Fueron unos desgraciados. Mataron a mi hijo que no le hacía daño a nadie. El era estudiante del Fiscal, tenía 18 años, y cuando saliera de cuarto iba a hacer el Servicio Militar. Tenía planes, sueños...era un buen cabro y lo mataron de esa forma", manifiesta el padre con un inmenso dolor reflejado en su rostro.
Desde la muerte de Ramón, su familia comenzó una frenética lucha por esclarecer los hechos y por conseguir una justicia que nunca llegó.
"Nosotros nos enteremos de la verdad por el relato de sus amigos que estuvieron presentes cuando lo mataron y por un colectivero que también vio todo", insiste Ana María.
La noche del crimen Ramón caminaba junto a sus amigos, cuando fueron interceptados por una patrulla de carabineros.
solo por preguntar
"Los tres fueron obligados a ponerse contra la pared con los brazos en alto. Mi hijo les preguntaba por qué los detenían, si no habían hecho nada. Uno de los carabineros le dijo que se diera vuelta o si no lo mataba, pero él seguía preguntando qué pasaba. De repente, uno de los carabineros le puso la metralleta en el pecho y le disparó. Mi hijo quedó tirado en la calle y nadie le prestó ayuda", rememora Ana María.
"Si los carabineros lo hubieran llevado al hospital, a lo mejor mi hijo se habría salvado y hoy estaría conmigo", reflexiona.
Tras la muerte de Ramón, su familia quedó sumida en una profunda tristeza.
Su madre, hasta el día de hoy, no es capaz de sobreponerse al horrendo asesinato de su único hijo varón, su regalón, lo que más amaba en la vida.
el hombre de la casa
"El era el hombre de la casa porque su padre pasaba en la mar. Cuando yo necesitaba algo, sabía que él me podía ayudar. Tenía tantos planes. Después que terminara el Servicio Militar se quería embarcar. Me decía que él iba a ganar plata para que yo dejara de trabajar en la pesquera y me quedara en la casa. A veces todavía pienso que él va a llegar a la casa en cualquier momento. Todavía creo que él va a regresar", confiesa muy afectada Ana María, quien a pesar de los años, aún no logra superar la partida de su hijo fallecido durante el Régimen Militar.
Ana María asegura que años más tarde supo el nombre del efectivo que disparó contra su hijo. "Siempre me lo topaba en la calle y yo lo insultaba. Estaba llena de rabia y de odio porque él había matado a mi hijo y lo había dejado tirado en el suelo".
"Una vez se me acercó y me dijo que él no había matado a Ramón. Me dijo que él sabía quién lo había hecho, pero que no me podía decir. Jamás le creí esa historia", agrega.
Pero no sólo sus padres quedaron sumidos en una profunda tristeza luego de la muerte del joven estudiante, su hermana, Ana, dos años mayor que él, también sintió fuerte la partida de su hermano.
"Para mí fue lo peor que nos pudo pasar. Como mi papá siempre andaba en la mar y mi mamá trabajando en la pesquera, nosotros nos criamos prácticamente solos. Yo era quien cuidaba a mis dos hermanos menores, por eso su muerte me afectó mucho, hasta el día de hoy. Esto no nos debería haber pasado porque mi hermano no andaba metido en nada, era súper tranquilo", afirma Ana Duarte.
Han pasado más de 20 años desde la partida de este joven sanantonino, y Ana María aún no logra reponerse de la partida de su hijo.
"Me habría gustado que el responsable de la muerte de mi hijo pagara por lo que hizo. Este hombre nos destruyó como familia. Se supone que los padres debemos enterrar a nuestros hijos y no al revés. En mi casa se acabó la alegría ya que todo nuestro tiempo y energía la utilizamos en buscar la verdad", dice.
Y añade: "si mi hijo hubiera participado en algún partido político o en las protestas, a lo mejor yo me habría conformado porque murió en su ley, pero Ramón tenía apenas 18 años, era un joven lleno de vida y lo mataron injustamente. Para mí esta fecha es muy difícil porque todos los recuerdos se vienen a mi cabeza, pero sobre todo a mi corazón que aún no logra reponerse".
11 de septiembre
Ayer, familiares de detenidos desaparecidos y ejecutados políticos le rindieron un homenaje a todos los sanantoninos caídos durante el Golpe Militar, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, ceremonia en la que, por supuesto, estuvieron los padres de Ramón.
Los participantes del acto se reunieron frente al Memorial de los Derechos Humanos, ubicado en Barros Luco, en Barrancas.
Posteriormente marcharon hacia el puente Lo Gallardo, donde continuaron con la tradición y lanzaron flores al mar en recuerdo de las víctimas.
"Cuando me dejaron verlo su cuerpo aún estaba tibio y lleno de sangre. Hasta el día de hoy esa imagen no la puedo sacar de mi cabeza"
"Al carabinero que mató a mi hijo siempre me lo topaba en la calle y yo lo insultaba. Estaba llena de rabia y de odio porque él había matado a mi hijo", Ana María Reyes, madre de joven asesinado
"Me habría gustado que el responsable de la muerte de mi hijo pagara por lo que hizo. Este hombre nos destruyó como familia", Ana María Reyes.
