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El hombre que pasó de la cubierta de un barco a ser el gobernador de San Antonio

Jorge Romo fue gobernador en la Unidad Popular. A diferencia de otros, sobrevivió para contar su historia.
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La expectativa política, social y de los medios de comunicación ha significado un gran revuelo que sorprende. Otros años las historias de torturas, desaparecidos y sobrevivientes del golpe de Estado del 73 habían quedado relegadas casi al olvido, y este año se han lanzado libros, hemos visto programas de televisión, documentales, historias. La gente está más abierta a querer conocer y a contar lo que realmente pasó.

Gobernador en 1973

Jorge Romo Zúñiga fue gobernador de San Antonio hasta 1973 y antes de eso, dirigente de tripulante de naves especiales.

Para él no es fácil recordar aquellos fatídicos días de septiembre ahora que se cumplieron 40 años del golpe militar. Pero hace un esfuerzo "para que se conozcan estos hechos y nunca se olvide lo que pasó".

"Fui tripulante pesquero y, al igual que muchos jóvenes de la época, trabajé en la campaña de Salvador Allende. Cuando llegó el triunfo fue una inyección de motivación para todos a tal punto que hicimos trabajo voluntario para que todo resultara bien y rápido. Estábamos convencidos que ese gobierno era nuestro y que nunca nos iban a quitar ese privilegio", señala Romo.

Hoy recuerda aquella época de la siguiente manera: "yo pasé de la cubierta del barco a gobernador provincial. No era profesional, pero decidieron darle la oportunidad a un trabajador y con el tiempo me convencí que me eligieron porque era un programa para todos y todos teníamos que sacarlo adelante".

Antes del golpe, la provincia, al igual que la mayoría de las regiones del país, tuvo que asumir el sabotaje que se estaba haciendo al gobierno. Los bloqueos eran reiterados en la carretera a la altura de La Marquesa. "Era tanta la inocencia que teníamos algunos que sin saber pedí ayuda al enemigo. Muchas veces le pedí cooperación al comandante Manuel Contreras, sin imaginar que estaría detrás de todo lo que se estaba haciendo al gobierno de Allende. Al poco tiempo se llevaron hasta los barcos, los que hipotecaban para tener recursos para crear la Dina, y quedaban botados en el sur porque después no los recuperaban".

"Recuerdo una vez que estando en San Antonio un barco del Instituto Chileno Soviético, me invitaron a una reunión, y como había que tener buenas relaciones con la oficialidad, yo invitaba siempre a Manuel Contreras. Íbamos y nos atendían muy bien", recuerda.

"Después de la llegada que estaba teniendo con Manuel Contreras, me daba más ánimo pedirle ayuda porque comúnmente descarrilaban el tren o bloqueaban la carretera. Recuerdo que los negocios no podían abastecerse con mercadería", rememora.

el dia antes del golpe

Jorge Romo detalla que la noche del 10 de septiembre "vimos que en el espigón había almacenada harina y las panaderías no tenían. Entonces nos pusimos de acuerdo entre varios y fuimos a buscarla. Llegamos y un inspector de la Aduana con carabineros no nos permitieron sacar nada. Detuvieron a los voluntarios. Luis Allende de Carabineros me confirmó que por orden de Manuel Contreras. Yo lo llamé y le pregunté por qué no dejaban salir la harina, si no teníamos ni pan y por qué habían detenido a los jóvenes".

Al día siguiente los militares se tomaron la gobernación. "Yo estaba en mi casa en Juan Aspeé, porque quise seguir viviendo donde me crié y no en la gobernación".

En esa época, recuerda, en todos los sectores rurales, como San Juan y Santo Domingo, la gente se amanecía sembrando la tierra. "El año 73 fue uno de los años que más se sembró en Chile", afirma este ex gobernador y también recuerda que la cárcel de San Antonio se llenó de esos trabajadores.

A TEJAS VERDES

Romo relata que tras el golpe militar, empezaron "a citarnos por bandos a Tejas Verdes, encabezados por el gobernador, bajo orden de ejecución si no se cumplía. Fui y en el camino me encontré con José Olguín que era regidor, también con Manuel Lázaro, que era mi secretario y brazo derecho. Nos recibieron de Investigaciones y felizmente nos mandaron a la cárcel y no a campo de concentración".

En la cárcel comenzó a juntarse gente de distintos asentamientos, hasta los mismos trabajadores que se quedaban sembrando. No había más espacio. Fue trágico. "Nos sacaban en grupos de 8 a 10 personas y nos hacían marchar hasta la entrada de la población Las Dunas, con militares apuntándonos con metralletas, con el objeto de borrar las consignas en las murallas del estadio. Teníamos que subir a un camión un tambor de 200 litros de agua con cal, allá bajarlo y a punta de garabatos teníamos que embetunar las paredes para borrar lo escrito".

a pagar

Tras recuperar la libertad, ocurrió un hecho que raya en lo absurdo. "En la Fiscalía me entregaron las cuentas de luz, agua, teléfono y gastos comunes de la gobernación para que yo las pagara porque el edificio había estado a cargo mío, hasta me incluyeron la bencina de una patrulla de carabineros. Era tanto dinero que no sabía qué hacer".

Romo les dijo a los militares que tenía que trabajar porque no tenía cómo pagar esas deudas. "Ahí me reintegraron a la pesca, bajo las órdenes de Abel González, que había estado en el Ejército. Me amedrentaban diciendo que debía ir de la casa al trabajo y viceversa, y que debía juntar rápidamente el dinero para pagar, además de ir a firmar todos los viernes".

"En una de esas tantas veces, recuerdo haber visto a conocidos muy maltratados después de una interrogación. También vi a Joel Muñoz cuando su mujer, a través de unas rejas igual que en los campos de concentración nazi, le mostraba a su hijo recién nacido".

al exilio

En mayo del 74 pudo salir del país junto a mi familia. "Tuve la suerte de tener un primo que trabajaba en una agencia de turismo y me tramitó el pasaporte, lo fui a firmar inventando que llevaba a mi esposa al hospital en Santiago".

En el exilio en Irlanda se juntó con compañeros, familias enteras. "La solidaridad se hizo presente también en Irlanda. Lo que se lograba reunir, lo hacíamos llegar a través de la Iglesia para las ollas comunes en Chile".

El ex gobernernador de la Unidad Popular afirma que aunque pase el tiempo no olvidará los horrores vividos.

"Lo importante es no olvidar. Siempre recomiendo leer, educarse. Dejemos el aletargamiento, aquí en San Antonio nació la Dina y lo más monstruoso que ha tenido nuestro país", sentencia.

"Vi a Joel Muñoz cuando su mujer, a través de unas rejas igual que en los campos de concentración nazi, le mostraba a su hijo recién nacido".

"Nos sacaban en grupos de 8 a 10 personas y nos hacían marchar hasta la entrada de la población Las Dunas, con militares apuntándonos con metralletas, con el objeto de borrar las consignas en las murallas del estadio".

"Lo importante es no olvidar. Siempre recomiendo leer, educarse. Dejemos el aletargamiento, aquí en San Antonio nació la Dina y lo más monstruoso que ha tenido nuestro país".

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