Pesar y dolor por muerte de la profesora Rosa Páez
Varias generaciones de sanantoninos fueron formados por esta destacada profesora.
L levaba varios meses dando la lucha por vencer al temido cáncer. Su alegría y optimismo la hacía lucir siempre con una sonrisa y la cordialidad que siempre tuvo para sus vecinos y amigos. La destacada profesora Rosa Páez Ramírez, dejó de existir ayer en la mañana a las 10:20 horas en su domicilio, luego que se agravara su estado de salud.
Sus restos estarán siendo velados en la capilla Nuestra Señora de Lourdes, ubicada en calle Hurtado de Mendoza, Villa Las Dalias, Lolleo. Sus vecinos la recuerdan como una mujer participativa, muy entregada a la iglesia y siempre preocupada por el prójimo. Hoy, a las 18:30 horas se realizará una misa en su memoria y maña al mediodía serán sus funerales.
Por largos años se desarrolló como profesora de Castellano, lo que realmente era su pasión y vocación. Generaciones de estudiantes la recuerdan como una maestra muy disciplinada, cariñosa y que siempre destacaba que un buen lenguaje y conocer nuestro idioma era un gran tesoro. "La recuerdo como una mujer extraordinaria, que dio su vida a la docencia. Aunque estuviera jubilada, seguía enseñando a jóvenes, apoyando a quien le solicitará su ayuda, para mí fue muy importante, cuándo estaba estudiando. Me prestaba libros y me enseñó que para escribir y hablar bien debemos tener una buena ortografía y puntuación; ordenar nuestras ideas y expresarlas", comenta con emoción, Ernig Muñoz, periodista, quien fuera su alumna en la educación media y vecina en Las Dalias.
Se destacó como profesora en la Escuela Fernández León, Escuela Nº 54 de Las Dunas y en el Liceo Comercial Marítimo Pacífico Sur en donde trabajó 18 años. Sus ex colegas la describen como una mujer muy trabajadora, responsable y que tenía una especial amistad con sus alumnos, de quienes siempre esperaba aflorar lo mejor. Así también fue muy participativa en la parroquia Cristo Rey de Llolleo, en donde siempre se mostró dispuesta a colaborar, preparando a niños en catequesis, a jóvenes para su confirmación y muy entusiasta en las festividades religiosas. Formó parte además de la comunidad cristiana Nuestra Señora de Lourdes, una de las promotoras para levantar la actual capilla que hoy recibe a cientos de fieles en Las Dalias.