La sorprendente transformación del ex edificio de los estibadores
En apenas cuatro meses pasó de ser una ratonera y un refugio de indigentes a un recinto dedicado al deporte y a la educación, gracias al proyecto del empresario José Sapag.
Una verdadera mutación fue la que sufrió el antiguo edificio que hasta principios de este año pertenecía al Sindicato de Estibadores de San Antonio. En apenas cuatro meses, la propiedad que permaneció abandonada por casi cuarenta años, pasó de ser un refugio de indigentes y nido de ratas a un espacio que está dedicado al deporte y a la capacitación de los sanantoninos.
El hombre detrás de esta transformación es José Sapag, un empresario local que vio en el vetusto edificio la posibilidad de emprender un nuevo negocio. Y así lo hizo. A principios de año se desligó de la administración de una bomba de bencina y adquirió el inmueble ubicado en la avenida Barros Luco, justo frente a Puertecito.
En junio pasado José "Pepe" Sapag y su hijo homónimo dijeron manos a la obra y empezaron a refaccionar el viejo edificio. Las remodelaciones tuvieron un costo de 70 millones de pesos, inversión que permitió dejar como nuevo el edificio de tres pisos y de 2.100 metros cuadrados.
El primer nivel se inauguró hace un mes con la apertura de Troy Gym, un gimnasio que en 380 metros cuadrados posee una treintena de máquinas y bicicletas estáticas para aquellos que quieren botar el estrés y dejar el sedentarismo.
En el segundo y tercer piso se construyeron 12 salas de clases, oficinas y baños que a partir de los próximos meses comenzarán a ser utilizados por la fundación Cades para dictar capacitaciones a los futuros trabajadores de la fábrica de contenedores de Maersk.
La fundación y Sapag firmaron un contrato para utilizar las dependencias por los próximos dos años, con compromiso de prolongación.
En algunas salas ya están instaladas unas cabinas de metal que servirán para enseñar soldadura a los obreros de la planta de contenedores.
"Estamos muy contentos porque junto a mi hijo y mi familia nos propusimos sacar esto a flote y, después de cuatro meses de intenso trabajo, por fin lo estamos logrando", confiesa José Sapag, quien esta semana entregó oficialmente las dependencias del segundo y tercer nivel a la fundación Cades.
-Durante los 13 años que administré la bomba de bencina siempre lo veía y pensaba que se podía rescatar para la comunidad de San Antonio. Afortunadamente este año pude comprárselo al Sindicato de Estibadores y hacer estas obras que hoy lo tienen con una nueva cara.
"Estamos muy contentos porque nos propusimos sacar esto a flote y, después de cuatro meses de intenso trabajo, por fin lo estamos logrando".
José "Pepe" Sapag cuenta que el ex edificio del Sindicato de Estibadores comenzó a construirse en 1966 y nunca fue terminado en su totalidad. En una primera etapa sólo se habilitó el primer nivel, que sirvió para que los trabajadores del puerto realizaran reuniones y eventos. Tras el golpe militar los estibadores fueron desalojados y el inmueble quedó en manos de Bienes Nacionales. Tras el retorno a la democracia, el Sindicato de Estibadores lo logró recuperar.
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