Las historias más impactantes de Patricio Rojas en sus 31 años al servicio de Bomberos
El operativo que más lo ha marcado en su carrera bomberil fue un choque ocurrido en el Acceso al Puerto, hecho en el que murieron un padre y su pequeño hijo. A él le tocó rescatar el cuerpo del niño.
Juan Patricio Rojas Barahona (60) es parte de la historia del Cuerpo de Bomberos de San Antonio, entidad que por estos días está conmemorando su primer centenario de vida. No sólo porque ha dedicado 31 años a esta labor ni porque es el superintendente elegido popularmente con más años en el cargo -lleva 10-, sino porque es uno de los voluntarios con mayor asistencia (85%) a las distintas emergencias que han ocurridas en la zona.
En estas más de tres décadas de carrera bomberil, a Juan Patricio Rojas le ha tocado ver de todo. Historias con finales dulces, y otras que han quedado marcadas a fuego en su memoria por la crudeza de los hechos.
Una de ellas sucedió a fines de la década de los "90, cuando este técnico electrónico de profesión, escuchó a través de su radio portátil que había ocurrido un accidente de tránsito en el Acceso al Puerto, en aquel tiempo una calle de doble vía. Juan Patricio partió raudo en su automóvil particular en dirección al sitio del suceso. Cuando arribó se encontró con una escena que nunca más pudo borrar de su cabeza. Un automóvil particular había chocado de frente contra un camión que bajada desde el poniente. Entre los fierros retorcidos del vehículo menor había un padre y su pequeño hijo, ambos ya fallecidos.
"Yo soy instructor de rescate vehicular y cuando llegamos nos dijeron que había un niño. Inmediatamente uno piensa que ojalá los familiares no sean de aquí, por todo lo que eso significa desde el punto de emocional", recuerda sobre aquellos tensos y dolorosos instantes.
Rojas y el resto de los bomberos decidieron dividirse en dos grupos. Uno rescataría al padre y el otro, al niño. Pero debían esperar que arribaran los peritos de la Siat de Carabineros. En eso estaban cuando llegó al lugar la mamá del niño fallecido.
"Fue tan grande y desgarrador el grito de angustia y dolor de aquella madre que todos los que estábamos ahí nos cortamos enteros"