El día en que Leonardo Farkas repartió plata a las familias más pobres de Las Cruces
El adinerado empresario fue recibido como un ángel caído del cielo. "Esto es una bendición de Dios", dijo una de las beneficiadas.
Para muchos chilenos Leonardo Farkas es mucho más que un excéntrico y multimillonario empresario. Para muchos chilenos, Leonardo Farkas es un ángel caído del cielo, una bendición de Dios, un rockstar o simplemente "un gallo espectacular".
Son las 11.50 de la mañana y el arribo de uno de los hombres más ricos de Chile está programado para el mediodía en la Casa de la Cultura de Las Cruces. Al interior, hay exactamente 50 familias que esperan ansiosas la llegada del filántropo que se hizo famoso por hacer millonarios cheques para la Teletón.
Están todos sentados ordenadamente y corresponden a las familias más pobres de Las Cruces y El Tabo. Están ahí por obra y gracia de Nicanor Parra y, por supuesto, del mismísimo Farkas.
Ocurre que el sábado pasado, el empresario de la cabellera dorada y de dientes exageradamente blancos estuvo en la casa del Premio Cervantes para apoyarlo en un proyecto que nadie ha querido revelar. Aquel día el antipoeta le pidió ayuda para la gente más pobre de su balneario. Y el millonario dijo sí.
El alcalde Emilio Jorquera cuenta que a través del municipio, en sólo tres días, se seleccionaron a las 43 familias con menores recursos de Las Cruces y otras siete de El Tabo. Le enviaron el listado a Farkas y éste lo aprobó de inmediato.
Magdalena Codocedo (58) está en la primera fila esperando la llegada del hombre con el que ha soñado varias veces. Está nerviosa y con mucho calor. De pronto ingresan funcionarios municipales con helados Savory, gentileza del magnate. Magdalena saca un Centella y dice que hace varios años trabajó como salvavidas y mariscadora en su natal Las Cruces.
Cuenta que le llevaba machas a "don Nica" para que las hiciera a la parmesana, tal como a él le gustan. "Don Nicanor me conoce como la Gorda Malena", asegura como dando un testimonio de su cercanía con el vate.
Ahora ya no puede trabajar porque le encontraron diabetes y porque debe cuidar a su nieta Catalina (14), una destacada alumna de octavo básico del colegio de Las Cruces que tiene dos sueños: conocer a Farkas e ingresar el próximo año al Instituto Bicentenario de San Antonio. Tiene promedio 6,7 y escribe poemas que han sido leídos y aprobados por el propio Parra.
Magdalena vive de allegada y su máximo deseo en la vida es tener su casa propia. La última vez que pudo postular al subsidio se quedó sin casa porque tuvo que retirar los ahorros del banco para comprarse remedios para la diabetes y la artrosis.
Esta vez, con los 100 mil pesos que le dará Farkas a ella y a las otras 49 familias, espera postular a una casita con apoyo estatal. Magdalena está tremendamente agradecida del gesto del empresario minero. "Farkas es una bendición de Dios para la gente pobre como nosotros. Antes nos conformábamos con verlo por la tele, pero ahora lo veremos en persona. Es un sueño", confiesa Magdalena.
María Herminia Silva Silva (82), madre de Magdalena, cuenta que ha escrito más de 50 poemas, entre ellos uno dedicado al millonario más bondadoso de Chile. "Le hice un poema porque es un ángel de Dios. Sé que el Señor lo va a bendecir porque él da sin recibir nada a cambio", dice la octogenaria mujer.
también por la casa
Los minutos pasan lentos y un funcionario municipal anuncia que Leonardo Farkas llegará en 20 minutos más. Olivia Rosa Ramírez (53) escucha y suspira. "Farkas es un señor maravilloso. No sé cómo explicarlo, pero es muy bonito y es muy bueno todo lo que hace".
Al igual que la Gorda Malena, Olivia también habita una vivienda que no es suya. "Mi sueño es tener mi casa propia y para eso destinaré la platita. Aquí no hay pega, así que trabajo cuidando jardines", cuenta la mujer. A su lado está su marido, José Berroeta. "Me parece muy bien que Farkas haga estos aportes", dice el hombre. "Mi esposo es una persona de pocas palabras. Yo siempre hablo por él", explica Olivia.
para pierna ortopédica
Ya son las 12.20 y a la Casa de la Cultura ingresa un hombre en silla de ruedas. No tiene su pierna derecha de la rodilla hacia abajo. Se la cortaron hace dos años por culpa de la maldita diabetes. "Fui irresponsable y no me cuidé como correspondía", asegura Pablo González (48), quien hasta antes de la operación de su pierna trabajaba en la empresa que cobra peajes en la Red Vial Litoral Central. Lleva dos años con licencia y quiere volver a trabajar lo antes posible. Pero para eso debe comprar una pierna ortopédica que le permita volver a caminar por sus propios medios. El problema es que, al igual que las otras 49 familias, no tiene plata. Por eso las 100 luquitas que le regalará Farkas las destinará a la pierna ficticia que le cambiará la vida.
"Es un gallo espectacular, porque hace lo que no hace la mayoría de las personas con dinero. Se nota que tiene bien puesta la camiseta de Chile y de los pobres. Siempre lo veo en la tele y lo sigo por Facebook", comenta Pablo, vecino de Las Cruces hace 32 años.
-¿Cuánto vale la pierna ortopédica que necesitas?
-Nueva, por sobre el millón de pesos, pero me han dicho que puedo conseguir una usada por unos $600 mil.
-Recién estoy empezando a juntar plata, pero claramente este dinero me servirá mucho para cumplir mi anhelo y así volver a trabajar, que es lo que más quiero.
farkas a la vista
El funcionario encargado de los anuncios vuelve a entrar en acción. Esta vez dice que el ángel de rizos rubios está por aparecer. Los reporteros salen velozmente a la calle. En la esquina dobla una impresionante limusina Lincoln Krystal resplandecientemente negra. Uno de los siete guardaespaldas de la comitiva abre la última puerta de atrás y se baja el hombre que todos están esperando. Como siempre viste impecable. Lleva un terno negro a rayas doradas que le hacen juego con su cabello; camisa blanca y corbata y un pañuelo rosado claro sobre el bolsillo de la chaqueta.
Una turba se lanza sobre el millonario. "¡Don Leonardo, don Leonardo!, le tengo un regalo", le grita Francisco Sepúlveda, tesorero de la fundación San Expedito. El regalo es un chanchito-alcancía poco elaborado. Probablemente fue fabricado por un niño. Farkas le pregunta de dónde es. Sepúlveda le responde que su fundación le da desayuno, almuerzo y atención a 20 niños discapacitados del balneario. Farkas saca su billetera y empieza a hacer un cheque.
Una mujer se mete en el tumulto y le pide, por favor, que toque a la nieta que lleva en sus brazos. "¡Por favor, don Leonardo!, necesito ayuda. Tengo el 88 por ciento de mis piernas discapacitadas y una nieta y una hija enferma. ¡Por favor, por favor!", le implora.
El magnate no puede concentrarse en el cheque. Se equivoca y tiene que empezar a hacer otro. "¡Por favor don Leonardo, por favor!", le insiste la mujer.
Por primera vez en los pocos segundos que lleva en Las Cruces Farkas deja de mostrar sus albos dientes. Se pone serio. "O se queda callada o no la ayudo. No me puedo concentrar en el cheque si usted me sigue hablando. Y me quedan pocos cheques", le dice mirándola a los ojos.
A la señora no le quedó otra que cerrar la boca. Farkas termina de hacer un cheque por un millón de pesos y lo echa al chanchito de la fundación San Expedito. Luego se mete la mano al bolsillo y le pasa un turro de billetes a la mujer. Deben ser poco más de 100 mil pesos. "Es una gran ayuda porque no tenemos luz ni agua en la casa", dice Nancy Flores (57), vecina de San Carlos que hizo realidad su sueño: que el mismísimo Farkas la ayudara.
Finalmente, a las 12.35, el ángel dorado entra a la Casa de la Cultura e inmediatamente empieza a repartir sobres con 100 mil pesos a las 50 familias seleccionadas. Una de las beneficiadas le quiere dar un beso en señal de agradecimiento. Él se excusa: "mi señora no me deja besar a ninguna otra mujer que no sea ella". Un reportero no le cree y entrega una hipótesis: "debe ser para que no se le corra el maquillaje". Pero Farkas no parece maquillado.
Tras pocos minutos Farkas se despide. Hace un llamado a los hombres para que no dejen abandonadas y empobrecidas a sus ex mujeres. Luego habla con la prensa y se va a la casa de Nicanor Parra, a pocas cuadras. Después de tres horas, ambos salen rumbo a una casa de El Tabo. Sólo Farkas se detiene para aclarar que sus proyectos con el premio Cervantes se mantendrán lejos de la prensa.
"Farkas es una bendición de Dios para la gente pobre como nosotros. Antes nos conformábamos con verlo por la tele, pero ahora lo veremos en persona. Es un sueño", Magdalena Codocedo, vecina de Las Cruces
"O se queda callada o no la ayudo. No me puedo concentrar en el cheque si usted me sigue hablando. Y me quedan pocos cheques", Leonardo Farkas a una mujer que a gritos le pedía dinero.