Periodista Amaro Gómez-Pablos mostró su lado B en San Antonio
Fue el expositor del último Desayuno Foro San Antonio Futuro de la temporada 2014.
Los asistentes al último Desayuno Foro San Antonio Futuro de la temporada 2014 tuvieron una oportunidad única: conocer el lado más íntimo del periodista Amaro Gómez-Pablos.
En esta instancia de diálogo impulsada por diario El Líder y San Antonio Terminal Internacional (STI), el conductor de 24 horas realizó una cosa que pocas veces hace: dejó de formular las preguntas y se mostró abierto y llano a responder todas las consultas del público que llegó hasta el amplio y cómodo salón auditorio del Instituto Profesional La Araucana, en Barrancas.
Y la primera pregunta que respondió fue por qué hacía periodismo. Con una franqueza y una simpatía que cautivaron a la audiencia, el rostro de TVN se declaró un enamorado de su profesión. "Me encanta mi trabajo. Lo hago con mucha dedicación y compromiso. Mi papá también fue periodista", partió diciendo el hombre que en 2008 se convirtió en el primer periodista de la televisión chilena en ingresar a la base Naval de Guantánamo, en un reportaje acerca de Bush, la Cía y los abusos cometidos en su lucha contra el terrorismo.
Para graficar la importancia que para él tiene su trabajo, contó una desgarradora experiencia que vivió mientras cubría un terremoto en Turquía, en los tiempos que se desempeñaba como corresponsal de CNN para Europa. Recordó que las imágenes eran "dantescas", fundamentalmente por la destrucción que había dejado poblados enteros en el suelo y cerca de 35 mil víctimas fatales.
"Vi mujeres con la típica túnica negra rompiéndose los dedos tratando de escarbar en el cemento y los escombros para rescatar a sus familiares fallecidos. Como periodista, te sientes perforando la intimidad, porque no sabes el dolor que está sintiendo esa familia", rememoró.
Amaro Gómez-Pablos confesó que jamás podrá olvidar los "gritos horribles, peor que de animales", que emitían algunas mujeres al constatar que sus hijos, esposos o familiares habían quedado sepultados bajo las ruinas.
En medio de todo ese caos y cuando llevaba seis o siete días en la zona de la catástrofe el periodista vivió una escena desconcertante e impactante que quedó marcada en su bitácora profesional.
"Estaba tirado en el suelo tratando de descansar, cuando mi camarógrafo me toca el hombro. A varios metros veo un hombre que viene hacia nosotros con una bandeja, dos tazas, agua hirviendo, servilletas y unas galletas. Fue una imagen surrealista. Cuando estaba cerca nuestro, el camarógrafo se acuerda que es el mismo hombre que habíamos entrevistado hace un par de días y que había perdido a cuatro de sus cinco hijos y a su mujer en el terremoto", relató conmovido.
Y agregó: "cuando llegó a nuestro lado, nos levantamos y nos quedamos mirando. El no hablaba español ni inglés y yo no hablo turco. El hombre sólo nos hizo un gesto de gratitud y nos entregó la bandeja. Yo y mi camarógrafo nos pusimos a llorar".
El corresponsal de CNN no podía entender cómo un hombre devastado por el dolor podía estar cuidándolos y atendiéndolos a ellos.
"Después comprendí su gesto. Él nos quiso decir que sabía que todo eso era espantoso, pero nos estaba pidiendo que por favor nos quedáramos allí, porque esa antena parabólica era su único SOS hacia el mundo", rememoró.
"Ahí te das cuenta de la importancia de tu trabajo", valoró Gómez-Pablos.