"Necesito que operen a mi marido antes de que muera"
Cartagenina hizo un desgarrador llamado a las autoridades de salud para que atiendan el caso de su esposo, quien tiene un doloroso cálculo renal del porte de un pequeño huevo.
A Leonor Bustos, una dueña de casa de Cartagena, le ha tocado sufrir más de la cuenta en sus 54 años de vida. Hace casi una década su vivienda de calle José Joaquín Prieto, en la parte alta del balneario, fue consumida por un gigantesco incendio. Todavía no se terminaba de recuperar de esa tragedia cuando un nuevo drama sacudió su existencia: en junio de 2009 su hijo Israel, de 27 años, fue asesinado de dos puñaladas en la plaza de San Antonio.
Y ahora está viviendo otro calvario. Su marido, Mario Basaure Maturana (40), tiene un cálculo renal "del porte de un pequeño huevo, según nos explicó el propio médico", cuenta la afligida esposa.
Leonor no puede evitar las lágrimas. Dice que la enfermedad le apareció hace un año, tiempo en el cual han gastado más de 3 millones de pesos en exámenes y medicamentos, como la morfina. "Mi esposo se llega a desmayar y a vomitar de los puros dolores. Hace poco se quebró los dientes después de una caída. La enfermedad es terrible, porque cuando tiene crisis empieza a orinar pura sangre".
Hasta hace dos meses Mario Basaure trabajaba en un fábrica de arena para canchas de pasto sintético en El Tabo. "Hace un año era capaz de llenar un camión a pura pala", cuenta Mario en su cama.
Las prolongadas licencias médicas y los permisos para ir a los controles terminaron por acabar la paciencia de su jefe, quien "me echó porque ya no estaba rindiendo lo mismo que antes. Lo único que quiero es que me operen para volver a ser el que siempre fui", confiesa el obrero.
sin opción
El gran problema de la familia es que en el sistema público no ven la luz al final del túnel. "Llevamos un año de exámenes y ni siquiera tenemos esperanzas de que lo operen. Recién tenemos una hora para enero, pero sólo para controlarlo, no para entrar al pabellón", se lamenta Leonor Bustos.
La mujer cree que su marido está luchando contra el tiempo. "Yo sé que la salud de mi marido se puede complicar aún más de aquí a enero, por eso necesito que lo operen antes de que se muera", suplicó la esposa dirigiéndose a las autoridades de salud de la región.
Mario relata que concurrieron a una clínica para ver cuánto salía la intervención quirúrgica. La respuesta los dejó aún más tristes.
"Nos dijeron que costaba 3 millones de pesos. No tenemos de dónde sacar esa plata. Es imposible para nosotros, menos ahora que no estoy trabajando", afirma.
Leonor cuenta que para solventar los exámenes y los medicamentos desde que le detectaron la enfermedad "tuvimos que vender un vehículo, el living y hasta el comedor. Todo lo que tenemos ahora es de mi hijo. Nos quedamos prácticamente sin nada".
Ante la crítica situación, la dueña de casa ha tenido que salir a vender cachureos a la feria y trabajar en la vega para llevar algo de dinero al hogar.
"Estamos mal y hay cosas que parten el alma. Tenemos una hija de siete años que lo único que quería era armar el árbol de pascua. Yo le dije que no lo armáramos porque el Viejito no iba a tener dinero para traerle la piscina que quiere. Ella me dice que no importa que no le traiga nada, pero yo y Mario sufrimos mucho por eso. Los niños no tienen la culpa de lo que le pasa a los grandes", dice Leonor emocionada.
cierran puertas
Mario y Leonor aseguran que han golpeado las puertas de los concejales de su comuna, de la Gobernación Provincial e incluso de los dos diputados del distrito, "pero hasta ahora seguimos sin obtener una solución. Estamos igual que al principio y yo no me puedo mover de los dolores", expresa el afectado.
Leonor piensa en lo peor y dice: "imagínese ¿qué hago yo si muere mi esposo por culpa de este sistema de salud que es tan demoroso" Él se está muriendo de dolor. No puede seguir esperando".
"Nos dijeron que (la operación) costaba 3 millones de pesos. No tenemos de dónde sacar esa plata".
Mario Basaure tiene alojado el cálculo en su riñón izquierdo. Según los últimos exámenes que se practicó, el cálculo ha ido creciendo, situación que ha intensificado los dolores físicos.
"He tratado de levantarme, pero siento un dolor irresistible en el testículo izquierdo y en la pierna. No me puedo mover e incluso me he llegado a desmayar de tanto dolor. Así no puedo seguir, porque esta enfermedad me ha afectado en todo sentido, incluso en la parte íntima con mi esposa", confesó Mario.
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