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Sanantoninas enseñan que ayudar a los demás no es tan complicado

Reunidas en el Grupo de Ayuda Fraterna de la parroquia de San Antonio, estas voluntarias dan su tiempo y trabajo a los que menos tienen.
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Es un día de semana. Por la calle Centenario de San Antonio cientos de personas circulan rápidamente en medio de las tiendas comerciales que -en algunos casos- lucen motivos navideños en sus vitrinas.

La locomoción colectiva avanza rápido rumbo a la parte alta de la ciudad; y en los semáforos de agrupan los sanatoninos a la espera de la luz verde.

Todo esto ocurre mientras al interior de las dependencias de la parroquia de San Antonio un grupo de voluntarias trabaja afanosamente.

Se trata de las integrantes del Grupo de Ayuda Fraterna, laicas católicas comprometidas con el trabajo pastoral y que aquí, ajenas al bullicio de la calle del comercio, se dan el tiempo para reflexionar, crecer en su fe y a la vez, encontrar los caminos para ayudar a quienes menos tienen.

Se autodefinen como personas comunes y corrientes, no tienen grandes recursos, pero sí una fe y un corazón enormes que las llena de orgullo.

Durante la semana acuden a las dependencias parroquiales en Centenario donde comparten una taza de té, una oración, una escritura y muchas ganas de colaborar.

Ese es el espíritu.

"Todas somos católicas practicantes y comprometidas con el trabajo de la iglesia", señala María Angélica Romero, quien es la coordinadora del grupo.

No tienen presidenta u otro cargo, ella es la coordinadora, la persona que se encarga de repartir las tareas al interior del grupo y de definir los acuerdos que se tomen en las reuniones.

Todas participan, unas hablan más que otras, pero todas son como una especie de hormiguitas que se unen para llevar adelante una causa común.

" Junto con asistir todos los domingos a misa, nos reunimos todas las semanas a plafinicar las ayudas que entregaremos", señala María Angélica.

Este grupo, entre otras funciones, reparte alimentos no perecibles a personas de escasos recursos que todos los días se acercan a las oficinas parroquiales en busca de una ayuda.

campaña

"Hacemos bolsas para las familias. Se incluyen alimentos de primera necesidad que conseguimos en base a colaboraciones de la comunidad", cuenta.

En este punto se centran para explicar lo que es la campaña "Un kilo para un hermano", iniciativa que surgió al interior de la parroquia y que pretende reunir alimentos no perecibles que son repartidos por estas señoras.

"Esa es una campaña de motivación que ya tenemos desde hace un tiempo y que nos permite ayudar a los demás. Mire, aquí vienen distintas personas todos los días, personas que de otra forma no tendrían cómo alimentarse diariamente. Es una realidad difícil, dura, que muchos en San Antonio no quisieran ver, pero que está ahí, quizás oculta muchas veces, pero está ahí".

Las señoras están contentas porque el diario las entrevista.

Hay harto trabajo que hacer y se necesita ayuda.

-María Angélica ¿cómo comenzó este grupo?

-Bueno, se formó hace unos años ya. Somos 15 integrantes que participamos. Ha sido importante la guía del padre Jorge Yáñez, quien nos reunió y nos motiva a seguir adelante. El recorre las poblaciones de los cerros, hace un trabajo en terreno muy valioso y nos da a conocer las necesidades más urgentes.

-¿Qué actividades destacaría del presente año?

-Hemos hecho varias. La principal es la campaña de "Un kilo para un hermano", pero también las actividades que hacemos en las villas más pobres como la Génesis y Nuevo Amanecer. Hicimos un gran almuerzo que se logró gracias a los aportes que hacemos nosotras mismas, además de la ayuda de la comunidad y algunos representantes del comercio.

-¿Tienen pensado hacer algo para fin de año?

-Bueno, seguir con la campaña y reunir elementos para hacer una once navideña a los niños y niñas de las villas.

amplio trabajo

El sacerdote Jorge Yáñez ha sido como un canalizador de las actividades solidarias no sólo del Grupo de Ayuda Fraterna, sino que de todas las comunidades que se reúnen bajo el alero parroquial. Estamos hablando de Purísimo Corazón de María, Nuestra SEñora de Guadalupe, Nuestra Señora del Mar, San José Obrero, Santa Rita de Casia, Nuestra Señora del Carmen, Nuestra Señora de Fátima, San Isidro, Nuestra Señora de la Caridad y Santa Clara de Asís.

Jorge Yáñez dice que la campaña de "Un kilo para un hermano" partió el 2012 como una manera de sensibilizar a la gente de nuestros cerros. Se trata de cooperar con alimentos no perecibles y si no puedes un kilo, un medio o un cuarto también nos sirve. Hay mucha pobreza y dolor en los cerros de San Antonio. No nos conformamos sólo con los alimentos no perecibles, sino también llevamos palabras de aliento y esperanza a aquellos que lo necesitan".

-¿Qué es eso de " Una parroquia que sale a tu encuentro"?

-La parroquia este tiempo ha salido a salido al encuentro de las personas,no nos quedamos entre cuatro paredes. Hemos tenido vivencias misioneras, llegando a lugares donde no hay presencia de Iglesia, como Aguas Saladas, Villa Génesis, Copihues Blancos, Los Conquistadores, haciendo el proyecto "Saludos a la Iglesia que se reúne en su Casa".

-¿Qué destacaría del Grupo de Ayuda Fraterna?

-Es una comunidad de laicos que se encuentran permanentemente semana a semana respondiendo a los cuatro pilares fundamentales de toda comunidad cristiana según San Pablo: ayuda fraterna, fracción del pan, la oración y la enseñanza. Toda Comunidad que quiere vivir al estilo de Jesús necesariamente tiene que vivir estos cuatro pilares.

-¿Cuando realizan esas salidas a terrenos destacaría la colaboración de diversas entidades?

-Por supuesto. No podemos olvidar a quienes han puesto un granito de arena en esta obra. La directiva y los comerciantes de Acoma, Chilaquinta que puso el colorido en el centenario por la fiesta de San Antonio, a bomberos que instala lienzos de la campaña "Un kilo para un hermano", a la villa Génesis por acogernos, a las peluqueras que fueron con nosotros para atender a los pobladores sin recibir un peso a cambio; además a tanto comerciante anónimo que generosamente nos cooperaron. A todos los que se involucraron en celebrar a nuestro patrono.

colaboración

El Grupo de Ayuda Fraterna junto con entregar las bolsas de alimentos a las personas que viven en situación de calle o con escasos recursos.

En plena faena encontramos a Silvia Alvarez, Norma Silva e Irma Muga.

Ellas contaron que el ropero y bazar está disponible todo el año. Se entrega ropa a quien lo solicite, sea adulto o niño, hombre o mujer.

"Aquí en estas dependencias funciona un comedor que entrega almuerzo a personas de la calle. Muchos de ellos también acceden a baños donde poder hacerse sus aseos y después vienen al ropero y solicitan alguna prenda de vestir. Se les entrega de todo, desde ropa interior hasta camisas y chaquetas", dice Irma Muga.

Estas señoras son sólo algunas de las que se encargan de clasificar las prendas de vestir. Y comprueban día a día el agradecimiento de quienes las reciben.

"Las personas son agradecidas. Se van felices con su ropa. Lo mismo las familias que también lo piden. Tenemos casos de grupos de personas que no tienen cómo conseguirles ropita a sus niños chicos y entonces, nosotras les ayudamos", cuenta Norma Silva.

Y mientras unas señoras reúnen los alimentos no perecibles que les son entregados, otras hacen las bolsas que diariamente se asignan a quienes lo pides.

Pero hay algo que tienen en común: la alegría de ayudar.

Se ven rostros felices, con la satisfacción de que están haciendo algo positivo, algo que les llena el alma y les agranda el corazón.

Es la alegría de servir.J

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