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Sueños tras las rejas: las historias de tres reos que ayer rindieron la PSU

Dos de ellos quieren estudiar prevención de riesgos, mientras otra reclusa desea ser enfermera.
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Juan Castillo Guerrero (25) recibió ayer la Prueba de Selección Universitaria (PSU) en una sala de escuela de la cárcel de San Antonio y, antes de empezar a responderla, inmediatamente se acordó de su hermano Fabián, conocido en Bellavista como Faby Kaponi y quien murió en octubre del año pasado a causa de una asfixia.

"Mi hermano siempre me decía que se sentía orgullo de mí y yo quiero que desde el cielo se siga sintiendo orgulloso. Le prometí que no iba a volver a la cárcel una vez que saliera y lo voy a cumplir", confiesa Juan, a quien todavía le duele no haber asistido al funeral de su querido hermano. En ese tiempo estaba como imputado en Talagante y al igual que su madre, Lorena, quien recuperó la libertad a mediados de este año, no tuvo autorización para estar junto a Fabián en su último adiós.

Por todo ello, Juan Castillo se tomó bien en serio la PSU. A pesar de que aún le quedan tres años que purgar por un robo con intimidación perpetrado en un fundo de Melipilla, este interno oriundo de la población Las Bruselas de Bellavista asegura que quiere dar un vuelco a su vida.

"El desafío que me propuse es superarme como persona y ojalá poder estudiar la carrera de prevención de riesgos. Ese es mi sueño. Ojalá lo pueda hacer el próximo año si me alcanza el puntaje", manifiesta Castillo, quien obtuvo el segundo lugar en la escuela de cárcel con un 6,5 de promedio.

-¿Y cómo te fue en las pruebas?

-Pienso que en Lenguaje me fue bien, pero la de Ciencias estaba bien complicada.

Castillo dice que está agradecido de Gendarmería por darle la oportunidad de estudiar y asegura que lo que más echa de menos de la libertad es su círculo más cercano. "La familia está por sobre todas las cosas", expresa, con la ilusión de volver a su casa de calle Violeta Parra y de convertirse en un profesional.

ENFERMERA

Los 54 años de Sara Lucero no fueron impedimento para que sacara su enseñanza media en la cárcel y para que rindiera la PSU. Cuenta que al momento de rendir la prueba estaba muy nerviosa, pero que ha sido una experiencia "bonita".

"Mi papá siempre me dio todo para que yo estudiara, incluso me compró un juego de enfermería porque yo era auxiliar de la Cruz Roja en el colegio. Pero llegué hasta octavo nomás, después me casé a los 17 años y nunca seguí estudiando", señala Sara, madre de tres hijos que viven en Cartagena.

Treinta años después de abandonar el colegio, tuvo la oportunidad de volver a las aulas, ahora tras las rejas por una condena por microtráfico.

"Mi gran anhelo sería cumplir el sueño de mi papá, que ya está en el cielo, y estudiar enfermería. Y si no se puede, me gustaría colocar un almacén", manifiesta Sara, quien está a sólo seis meses de la ansiada libertad.

un profesional

Andrés Muñoz (34) llegó al Centro de Cumplimiento Penitenciario de San Antonio hace tres años y medio por porte ilegal de arma de fuego y tras verse involucrado en un caso de tráfico de drogas en el que, asegura, lo culparon injustamente.

Todavía le quedan dos años de condena, pero su estadía en la cárcel no le quita el derecho a soñar con lo que más quiere: convertirse en un profesional.

"Me gustaría estudiar prevención de riesgos para demostrarle a mis dos hijos, de 11 y 7 años, que puedo cambiar y que no voy a a cometer los mismos errores de antes", asegura Muñoz, quien cursó segundo, tercero y cuarto medio en la escuela José Domingo Saavedra Díaz de la cárcel de San Antonio.

"Mi gran deseo sería sacar un buen puntaje en la PSU y que el área técnica (de Gendarmería) me diera autorización para poder estudiar. Me dieron la gran oportunidad de estudiar y quiero aprovecharla al máximo. Quiero proyectarme al futuro y demostrar que aquí dentro de la cárcel también se puede cambiar", indica.

Muñoz, quien nunca antes había estado recluido, coincide con sus dos compañeros de curso al calificar de "fácil" la prueba de Lenguaje y de "difícil" la de Ciencias.

-¿Crees en la reinserción social?

-Sí, a través de los estudios y de los talleres que se están dando aquí en la cárcel uno se puede rehabilitar. Aquí adentro hay mucha gente que está privada de libertad erróneamente y que quiere dar un vuelco a su vida.

-¿Cómo han sido estos más de tres años que llevas aquí?

-Los tomo como un aprendizaje para no volver a cometer los mismos errores de antes. Aquí te das cuenta de las cosas que hiciste mal. De verdad que quiero estudiar, y si no es ahora, será después, pero quiero ser un profesional.

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