Madre jura que recuperación de su hijo es un milagro
Niño de 10 años debía operarse, pero el mismo día de la intervención el médico dijo que el menor estaba totalmente sano.
No lo podía creer. Edith Almarza de 43 años había luchado incansablemente por la salud de sus cinco hijos. El pequeño Alexander de 10 años había sufrido durante tres meses fuertes dolores a sus testículos que hasta le impedían caminar erguido.
Había llegado la hora de la operación en el hospital Carlos van Buren de Valparaíso. Su hijo había sido enviado de urgencia por el diagnóstico de dos médicos (los doctores Collado e Illanes) para una intervención que le extraería una hernia y una microletiasis testicular que podía desarrollar un cáncer.
Edith cuenta que cuando se presentó ante el doctor que realizaría la intervención, le mostró los exámenes y él dijo: "Mmmh hay que operar inmediatamente", sin embargo, le realizó un examen físico y le manifestó: "su hijo no tiene nada".
"Yo no podía entender lo que me estaba diciendo. Había hecho tantos trámites, viajes y consultas y él me decía que no había que operar. Le insistí y me dijo: pero para qué lo quiere operar si el niño no tiene nada. Y lo revisó una y otra vez y le hizo hacer fuerza, pero no tenía nada. Me dio rabia, porque pensé que todo había sido una equivocación de los médicos y me descompensé. Me subió el azúcar y me bajó la presión", declaró la madre.
Alexander había comenzado a sentirse mejor el día antes de viajar a Valparaíso y sus dolores se habían esfumado.
"Sus testículos estaban bien, ya no tenía la inflamación que tenía antes. Estaba sano. Era un milagro", agregó Edith.
Cuando la madre viajaba de vuelta a San Antonio con su hijo, pensó recién que todo se había tratado de una intervención divina.
"Yo soy cristiana. Voy a la iglesia, pero Dios puso a prueba mi fe. Según los médicos que me mostraron una ecodoppler que le hicieron, la operación tenía que hacerse de urgencia, porque podía desarrollar una necrosis y Alexander podía quedar estéril", argumentó.
La madre asegura que su iglesia y sus familiares de distintas religiones, hicieron una cadena de oración el día antes de la intervención y eso produjo el milagro.
"Unos hermanos en Santiago pidieron una cadena de oración y se sumó toda mi familia de Bellavista con católicos y evangélicos, que a la misma hora estaban todos orando. Entre las hermanas de mi iglesia se llamaron por teléfono en la noche y una de ellas dijo que un instrumento de la iglesia decía que al niño no lo iban a operar al día siguiente, porque estaba sano", detalló.
Edith explica que un "instrumento" es la forma en que por medio de la fe Dios les habla a los corazones y les envía mensajes importantes a sus creyentes.
bicicleta
Alexander faltó mucho al colegio durante este año, porque los dolores que tenía en sus testículos eran casi paralizantes.
"Yo caminaba con las piernas abiertas, porque me dolía mucho", comentó Alexander.
Pero cuando la pesadilla terminó, se atrevió hasta a pedirle una bicicleta al Viejito Pascuero y gracias al esfuerzo de su madre el presente llegó a sus manos.
"Ahora ando en bicicleta sin problemas, pero hace dos meses ni me imaginaba hacer esto", indicó.
Sus molestias hicieron que faltara mucho al colegio, pero finalmente a punta de esfuerzo pasó a quinto básico en el colegio Blanco Encalada.
La familia de Edith está compuesta por ella, su marido y sus cinco hijos. Felipe de 13 años será intervenido en enero ya que tiene un tumor en la cuarta costilla izquierda. En tanto Daniel, su hijo adoptivo de 10 años sufre el síndrome X frágil , una enfermedad genética que le heredó su madre biológica. Mientras, Alexander ya puede hablar de su enfermedad como una anécdota.
"La operación tenía que hacerse de urgencia, porque podía desarrollar una necrosis" Edith Almarza madre de cinco hijos
Pastores y creyentes de la Iglesia El Triunfo, ubicada en Hermanos Carrera ungieron al menor semanas antes de la fecha de la operación. En este ritual cristiano se les unta un aceite en la frente a los enfermos y significa que se le concede una gracia especial, eficaz para fortalecerlo y reconfortarlo en su enfermedad.
"Después de eso mi pastora me dijo. -Por fe yo te digo que tu hijo no tiene nada-. Pero uno como mamá, no asume riegos. Y yo era muy científica. No creía en los milagros. Ahora, después de esto. Creo ciegamente en que Dios me bendice todos los días", dijo Edith.
Lo ungieron