La historia del discapacitado que cambió las calles y la delincuencia por la natación
"Nunca fui discapacitado en el agua, porque ahí no cojeo. En el mar tengo un talento que ahora estoy explotando cada vez mejor", dice el salvavidas minusválido que sufrió de poliomielitis en su niñez.
Luis Fernando Canales Ahumada vivía en La Legua hasta los 8 años. Cuando aún usaba pañales padeció una poliomielitis que le impidió el desarrollo de la musculatura en su pierna derecha, desde la cadera hasta el pie.
Inmerso en la pobreza de su numerosa familia con su delicada enfermedad a cuestas, fue dejado al cuidado de sus pequeños hermanos desde que tenía dos años de vida, debido a que su madre tenía que trabajar puertas adentro en una casa particular para llevar el sustento al hogar.
En este ambiente, de carencias y descuidos, cuando tenía sólo unos ocho años, decidió dejar su casa optando por la calle y la delincuencia.
"Yo creo que esa enfermedad me dio por falta de higiene, porque me tenían todo el día con esos pañales y el calzón de goma y como mi mamá no estaba en la casa no me cuidaban", comenta.
Pero el 60% de discapacidad que tiene en sus piernas no fue impedimento para que cumpliera su sueño de ser salvavidas.
En este deambular en condición de niño de la calle llegó a vivir a San Antonio y Cartagena.
Según Canales, él era un niño que dormía debajo de los puentes o en algún rincón de la calle que lo cobijara.
La caridad de algunos sanantoninos le abrió las puertas de su casa ya que se trataba de un niño, pero sus malas costumbres no lo acompañaban mucho. Así vivió varios años entre la Población Juan Aspeé donde le daban alojamiento y también en Cartagena.
"Yo crecí en la calle, salía a robar, cuando quería comía, cuando quería dormía, pero no había nadie que me dijera nada, y así comencé a recorrer distintos lugares. Nunca más volví a la casa. No sé si mi familia me buscó, pero aunque lo hubiesen hecho yo no iba a volver", agrega.
Las peripecias que pasó en su vida de calle dan para escribir un libro de varios tomos y hoy agradece a Dios haberlo protegido "porque pude haber sido abusado, drogado o maltratado, pero fui afortunado al encontrar buenas personas".
Tenía cerca de doce años cuando descubrió su pasión por el mar y el trabajo de los salvavidas de la Playa Chica de Cartagena.
"Me acercaba a ellos y me prestaban el pito de alerta. Compartía con ellos, tomaba tecito y almorzaba con ellos, me enseñaban a ser salvavidas. Incluso me pasaban una polera de salvavidas, lo que no le gustó nada a los concesionarios", revela.
Pero las oportunidades que le daban unos las opacaban otros. La discriminación ante su discapacidad y los prejuicios fueron todo un desafío para el entonces indigente niño salvavidas.
"Adónde va a ser salvavidas este cojo chico decían y se burlaban de mí, pero eso aunque me dolía mucho, me ayudó a ser más fuerte y demostrar que sí podía".
Su voz se quiebra cuando recuerda estos momentos y señala que el salvavidas llamado Alberto Barrios fue quien lo ayudó, "él es una persona de muy buen corazón que fue muy bueno conmigo. Nunca fue egoísta y me enseñó muchas cosas. Dios lo puso en mi camino", señala.
Sin querer ocultar ningún episodio de su historia, Canales revela que a pesar de su pasión por el mar, que le dio un sentido de responsabilidad a su vida, no había dejado ciertas mañas de la vida de la calle.
"No puedo decir que al trabajar como salvavidas, cambié mi vida y dejé de delinquir, porque no fue así. Cuando comencé a ser ayudante de los salvavidas yo tomé ciertas responsabilidades, como levantarme temprano y cuidarme para estar bien al día siguiente, pero yo seguí robando hasta los 22 años".
El hombre de grandes ojos verdes revela: "Robé durante muchos años en Cartagena. Todo lo aprendí en la calle. Aprendí también a sobrevivir, a leer y escribir. Y cosas que nadie se imagina. La calle me enseñó los sufrimientos más grandes de mi vida".
Su firme devoción por el mar y su destacado trabajo en la playa, pese a su discapacidad era muy valorado por los salvavidas que lo impulsaban a seguir, aunque era muy mal visto por muchos concesionarios.
Cuando cumplió 22 años fue recluido en la ex penitenciería de Santiago por el delito de robo. Este episodio lo hizo refugiarse en la religión cristiana y dejar de delinquir hasta la fecha.
"Llevo 25 años sin problemas. No hablo de rehabilitación, sino de la enseñanza que me dio diosito".
En su condición de eterno soltero y amante de la libertad, ha recorrido muchas playas de Chile. Pero fue en una playa de Iquique donde descubrió que tenía una gran capacidad para nadar largas distancias.
Dentro de sus pensamientos estaba vivir definitivamente en la ciudad de Iquique. Una de sus hermanas se encontraba viviendo allá y se podían dar las condiciones para vivir en tranquilidad.
Un día había estado nadando bastante de un lado a otro de las boyas sin parar en la playa de Cavancha. "Cuando me salí ya había nadado 4 kilómetros. Ahí me di cuenta recién que tenía un talento que podía aprovechar. Después supe que los 21 de Mayo allá los nadadores le brindan honores a las Glorias Navales y es algo masivo. Eso me gustó mucho y quise hacer mis propios desafíos".
desafíos
Hoy a sus 47 años ya cuenta con muchos desafíos tanto en Iquique como en San Antonio. Entre ellos se mencionan el Canal de Chacao o actividades de la Teletón, pero hoy ya está preparando el próximo a realizarse en febrero.
Un recorrido de 9 kilómetros desde la Caleta Pacheco Altamirano hasta la Playa Chica, un trayecto que ya se ha hecho conocido dentro de las proezas que ha realizado, pero en el que esta vez espera concretar un récord Guinness con un tiempo de dos horas máximo.
"Siempre he hecho desafíos y espero que los jóvenes vean un ejemplo a seguir con este deporte", dice.
Pero como la natación, ni el salvataje le son rentables, este hombre se ha mantenido desarrollando tareas de jardinería y comercio ambulante en las playas.
"Tengo proyectos para que me auspicien grandes empresas. Incluso he presentado cartas en la Municipalidad de Santiago y las empresas portuarias. Mi idea es que puedan financiar la compra de un triciclo con los auspicios de los próximos desafíos de natación. Así voy a desplazar mis herramientas para trabajar los jardines y voy a posicionar el nombre de las empresas con mis hazañas deportivas. Es la formula que estoy buscando".
"Yo crecí en la calle, salía a robar, cuando quería comía, cuando quería dormía, pero no había nadie que me dijera nada" Luis Canales, Salvavidas discapacitado
