El garzón más antiguo de la caleta de San Antonio revela cuántas veces le han hecho perro muerto
Hugo Bustamante tiene 70 años y gran parte de ellos los ha pasado en restoranes. Aunque varias veces le han hecho perro muerto, él defiende la idea de que al cliente hay que tratarlo como un gran señor.
Hugo Bustamante (70) luce camisa blanca, pantalón negro, zapatos bien lustrados. Peinado hacia atrás, con una coqueta humita negra al cuello, se presenta con un gran plato de merluza frita acompañada de ensalada surtida en las afueras del restorán Rincón Marino en el sector de la caleta de San Antonio.
Con una libreta y un lápiz Bic azul en el bolsillo izquierdo de la camisa se ve como un garzón de los más empingorotados restoranes de hace 40 años.
Es que Bustamante es defensor de la vieja escuela de los garzones, de aquellos que consideraban que el cliente se merecía una atención de gran señor, no importando si iba a dejar propina o no; de esos que se preocupaban de hasta el más mínimo detalle en la presentación de la mesa.
Eso es lo que defiende Bustamante, eso es lo que le enseñaron: ante todo ser un caballero dispuesto a dar lo mejor de sí para que el cliente que llega al restorán se sienta bien atendido.
Y por lo mismo no concuerda con las nuevas tendencias de la juventud; esa que tiene personas que atienden usando aros, pelo largo, jeans y hasta piercings.
"Esos no son garzones", dice serio Bustamante.
Y se lo toma con convicción porque para él atender al público no sólo es cosa de acarrear gente al local, convencerlos a cómo de lugar o avasallarlos con ofertas para que entren al restorán. Se trata de un trabajo digno en el que se pretende ofrecer una experiencia grata para que los visitantes se sientan satisfechos, contentos y lo que es más importante: para que regresen.
toda una vida
De los 70 años que confiesa tener Hugo Bustamante, prácticamente todos los ha pasado en este oficio.
Junto a platos, mesas, manteles y cubiertos ha visto pasar sus días desde que comenzó a los 12 años lavando platos y fregando pisos en Santiago.
Empezó de abajo, haciendo las labores más básicas del establecimiento.
Decidido a ganarse la vida con esto aceptó su destino de barrer, botar la basura y lavar los platos. Ganó su dinero y así pudo formar su familia junto a su señora y tres hijos.
Con su experiencia hoy enfrenta la temporada 2014 en San Antonio, en el sector de la caleta, tal y como ha sido los últimos 22 años.
-¿Cómo lo hace Hugo para convencer a sus clientes?
-Nada más que ofreciendo un buen servicio. Les entrego un volante con lo que el Rincón Marino tiene a disposición. Además uno le ofrece una atención esmerada para que todo salga bonito.
-O sea Ud. no es de esos garzones que a uno lo dejan en la mesa y después no los ve más...
-No pueh. Ahí está la diferencia, porque cuando estudié gastronomía en Santiago me enseñaron que al cliente hay que atenderlo bien.
-Ya ¿y en qué se nota eso?
-En que uno se preocupa de los detalle. Como que la mesa esté limpia y ordenada. Que si necesitan más pan uno les coloca sin que lo estén pidiendo. Si necesitan una bebida o más pebre uno está ahí para atenderlos.
-¿Eso no se hace hoy en día?
-Eso es ser un buen garzón. Hoy los cabros son otra cosa. Yo les digo que son unos "sirveplatos" nomás. No hacen bien las cosas y después esperan que les den propina
-¿Pero Ud. de todas maneras se da el tiempo de enseñarles?
-Sí, tengo voluntad para eso. Ahora es cosa de los cabros si quieren aceptar o no... Mire, yo tengo estos conocimientos y no me importa traspasarlos, total, cuando me muera me voy a ir sin ni uno. Le va a pasar a todos, a Piñera, a Farkas, a toditos...
-Pero hay algunos que suelen ser medio cargantes.
-No, no, no. No hay que ser cargantes porque a la gente no le gusta eso. Hay que tener personalidad, pero no ser puntudo.
Bustamante es bueno para conversar, le gusta que le pregunten de este oficio que es su vida, es su orgullo.
-¿Oiga Hugo y los clientes son complicados?
-Hay de todo. Por eso siempre he dicho que en esta pega uno debe tener paciencia, paciencia y más paciencia. Además, uno les pasa la carta y ahí ellos deciden. Todo claro para que después no se quejen de que los "enfierran".
-¿De qué?
-De que los "enfierran"; es decir, que les pegan el fierrazo con la cuenta.
-Ah ya. Pero ¿llegan algunos pesados?
-Mire, son los menos. Unos son prepotentes y hay que aguantar. Si uno pide las cosas de buena manera no va tener problemas. Pero qué pasa si llega una pareja discutiendo. Si yo me pongo a discutir con ellos no vamos a llegar a nada ¿o no? Uno calladito nomás.
-¿Qué tal son con las propina?
-Bien, no me quejo. Yo estoy tranquilo a estas alturas. Uno sabe quién puede dejar buenas propinas y a quién ofrecerle ciertos platos.
-¿Cómo es eso?
-Claro, porque uno sabe quien puede pagar por un plato de locos o de congrio. Para qué vamos a andar con cosas...
-Cierto. Oiga, entre nosotros, ¿cuántas veces le han hecho perro muerto?
-Uhhhh. Sí me han hecho. Como a todos. Quizás 3 ó 4 veces, pero frescos hay en todos lados, jajaja.
-¿Ud. ya los conoce?
-Es que hay de todo, oiga. Me han hecho perro muerto personas elegantes que uno no se imagina que se van a arrancar. Matrimonios de viejitos también. Viejitos, viejitos... Nooo, si hay de todo. Con decirle que hace poco me la hizo un matrimonio de gringos. Eran elegantes, andaban con tres cabros chicos todos rubiecitos. Se sirvieron de todo y después: si te he visto no me acuerdo...
-Ahí pierde nomás...
-Claro, qué se le va a hacer. Uno se da sus vueltas por ahí y después agacha la cabeza y a pagar nomás.
-¿Se lo descuentan a Ud.?
-Sí poh.
famosos
Hugo Bustamante cuenta que este trabajo puede tener sus altos y bajos, pero lo que sí tiene de bueno es que uno conoce gente.
"En Santiago trabajaba en un restorán en calle Bandera. Ahí me tocó atender a Eduardo Frei, Salvador Allende, entre otros políticos. Fíjese que todos eran muy buenas personas. Me saludaban de mano y se iban agradecidos de la atención. Eso es lo bonito", cuenta mientras mira de un lado a otro a la espera de clientes a quienes ofrecer los productos del local.
-¿Y aquí en San Antonio?
-También. ¿Recuerda cuando aquí había varios artistas que grabaron la teleserie de las Montini?.
-Sí me acuerdo...era una comedia donde habían personajes de circo como "la Potoloco"., "la Cojinova" o "el Puntito"....
-Eso, esos se lo pasaban acá. Eran buena onda.
-¿Y qué otros artistas han pasado por aquí?
-Hace poco vino la Geisha.
-¿Anita Alvarado?
-Sí, muy linda ella. Linda y buena onda. Venía con una pila de cabros chicos.
-Sí, si tiene como 8, y no es que sea copuchento pero dicen que está embarazada de nuevo...
-¿Ah sí? La cosa es que era simpática y me dejó un autógrafo y una buena propina.
-¿No le pidió un besito?
-Nooo, a esta edad uno no está para eso, jajaaja.
-Saaaaa. J
"Hay que saber captar a los clientes, hay que ser relajado, no puntudo porque eso cae mal".