Si el pasado fin de semana el Litoral Central experimentó en carne propia lo que se denomina como "el recambio de veraneantes", este fin de semana el apelativo hay que cambiarlo de forma brusca, y el término que mejor refleja lo vivido al mediodía de ayer es caos.

No hubo calle, pasaje, recoveco, o espacio alguno que no estuviera atochado en la comuna de Cartagena. Las micros se topaban cara a cara con los vehículos de los turistas que al ser en su mayoría de la Región Metropolitana, pocas veces se habían visto tanta cantidad de vehículos, por lo que los nervios muchas veces se apoderan de sus volantes, causando bocinazos interminables, que poco ayudan a la tranquilidad que debería tener una jornada de día sábado durante la época estival.

Eran cerca de las 14.00 horas de ayer cuando en el cruce de San Sebastián el taco que se producía tenía varios kilómetros de largo. Por lo menos unos 300 vehículos estaban atochados en la intersección que lleva a Cartagena por el sur y hacia El Tabo por el norte.

De hecho, era tan poco lo que avanzaban los autos, que muchos conductores se bajaban a estirar las piernas tras largos viajes, encontrándose de frente con la sorpresa de una congestión vehicular que parecía sacada de la peor pesadilla que pudiera soñar cualquier turista que desea disfrutar del aire libre en la playa.

sin camas ni petacas

Febrero comenzó en Cartagena con la gran mayoría de las residenciales y cabañas de alojamiento prácticamente llenas, con muy poca disponibilidad de camas.

De hecho en el sector de la Playa Chica, los carteles con la consigna "No hay habitaciones" se dejaban ver por varias residenciales, provocando la decepción de los desesperados veraneantes que no hallaban la hora de dejar los bolsos guardados, ponerse traje de baño, y lanzarse con un piquero al refrescante mar cartagenino.

"Hemos tenido una buena temporada, así que en ese sentido no nos hemos podido quejar. Eso sí ahora en febrero se ve mucha más gente, y por eso que muchas residenciales están sin abasto, pero estoy seguro que recorriendo los turistas van a encontrar algo para alojarse", comenta Carlos Méndez, quien es dueño del local comercial "Carlitos y la Coté", y además, es marido de Rosa Rojas, dueña de la Residencial Italia, una de las más tradicionales del balneario de Cartagena.

Para la familia Pereira, quienes llegaron justamente ayer al Litoral Central provenientes de la ciudad de Villa Alemana, el problema del alojamiento "lo estamos solucionando, porque no pensamos que iba a haber tanta gente. Pero lo bueno es que los días están hermosos, así que en cuanto nos instalemos, comenzaremos a disfrutar de todos los encantos de Cartagena".

sin estacionamientos

Otro punto caótico es el que tiene que ver con los estacionamientos, los cuales se vieron abarrotados durante la tarde de ayer.

Claro, si la población flotante de Cartagena sube en estos meses de manera considerable, y la gran mayoría de los que llegan hasta el borde costero lo hacen motorizados.

Por eso que encontrar un lugar para estacionar era tanto o más difícil como llegar hasta las propias playas del Litoral

"Lo que pasa es que el espacio para estacionar no es tan grande cerca del borde costero, por eso que hay atochamientos. Pero si buscan en lugares un poquito más alejado, lo más probable es que haya estacionamiento, aparte que no hace nada mal caminar un ratito", comenta uno de los acomodadores de autos que se movilizan por la Playa Grande.

Pero por más que el caos se haya apoderado durante el día de ayer por algunos momentos del verano, en Cartagena lo que más valoran los visitantes es que una vez instalados en sus lugares de residencia, no queda más que disfrutar de la tranquilidad y los encantos de esta comuna que durante el verano se convierte en el epicentro de las actividades estivales.

"Me da lo mismo que haya taco, gente vuelta loca. Si uno quiere relajarse, lo hará en cualquier lado", dice con sinceridad el joven Marcelo Fonseca.

"Hemos tenido una buena temporada, así que en ese sentido no nos hemos podido quejar".