Como solía hacerlo regularmente, la tarde del sábado el vendedor de gas Alex Abarca Espinoza (49) hizo un alto en su trabajo para ir a buscar a su hija y a su esposa a la feria de San Sebastián, cerca de la casa que arriendan en Quinta Oriente Playa, en el mismo balneario.

"Eran poco después de una de la tarde y vi que cuatro camionetas repartidoras de gas se habían juntado en la esquina de las calles Séptima Oriente con avenida Central. Me dio mala espina y cuando llegó mi papá se lo dije", recuerda Solange (21), hija del repartidor de gas.

"Mi papá cruzó la calle para ir a ver qué pasaba. De pronto uno de los tipos salió a toda velocidad y lo atropelló violentamente. Lo arrastró unos dos o tres metros", relata Solange.

"Mi esposo estaba ahí mismo e intentó quitarle las llaves al tipo para que no se diera a la fuga, pero el sujeto le pegó una puñalada en la mano y luego huyó del lugar", agrega la hija.

Producto del atropello, Alex Abarca Espinoza se azotó la cabeza contra el pavimento, lo que lo dejó inconsciente y al borde de la muerte. En ambulancia fue trasladado hasta el hospital Claudio Vicuña de San Antonio y, desde ahí, debido a su complicado estado de salud, derivado al hospital Carlos van Buren de Valparaíso.

"Mi esposo está al borde de la muerte en la Unidad de Cuidados Intensivos. Está conectado a un ventilador mecánico que lo mantiene con vida y todo producto de la envidia", asegura Maritza Valdés Soto.

A juicio de la esposa y la hija, "no se trató de un accidente, sino de un ataque intencional. A mi papá lo atropellaron porque es uno de los mejores vendedores de Lipigas aquí en la zona, lo que ha generado la envidia de otras personas que se dedican al mismo trabajo aquí en la comuna".

La hija del trabajador que hasta el término de esta edición se mantenía en riesgo vital solicitó a la policía que atrapen cuanto antes al autor del atropello "Esto claramente fue algo premeditado", indicó.

En horas de la tarde de ayer funcionarios de la Segunda Comisaría de Cartagena, que se encontraban trabajando desde el mismo sábado en el caso, detuvieron al supuesto autor del hecho, quien también se dedicaría a la venta de gas en el Litoral Central.

Hasta el término de esta edición el individuo se mantenía en la unidad policial y hoy sería puesto a disposición del Tribunal de Garantía.

"Este sujeto tiene que responder por lo que hizo. Lo más probable es que mi marido, si se llega a salvar, va a quedar con secuelas de por vida. Nos vinimos hace nueve meses de Santiago buscando tranquilidad y un mejor pasar, y mire cómo estamos ahora por culpa de la envidia", concluyó Maritza Valdés.