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Sepa cómo es la vida sin energía eléctrica en pleno siglo XXI

A menos de 30 minutos de Cartagena, hay 10 familias que han crecido sin refrigerador, sin lavadora y bajo la luz de las velas.
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En pleno siglo XXI, cuando los artefactos electrodomésticos son compañeros inseparables de nuestro diario vivir, cuesta creer que a pocos kilómetros de la ciudad aún existan sectores poblados que no cuenten con energía eléctrica.

Así han vivido siempre en Chacarillas, localidad rural perteneciente a la comuna de Cartagena en el sector del fundo El Rosario, donde diez familias han subsistido toda su vida sin luz.

Se levantan al alba y aprovechan hasta los últimos rayos de sol que en esta época comienzan a retirarse cerca de las 19 horas. Se apoyan en la vida familiar y de los 48 residentes sólo hay una niña de 11 años, ya que la mayoría son adultos mayores. De acuerdo a los vecinos, "la juventud se va de este sector, porque no resisten vivir sin electricidad".

"Acá hay muchos adultos mayores y otros se han muerto esperando la energía eléctrica. Sin ir más lejos, yo tuve a mi hija y a mi señora con un tratamiento médico durante un año y tenía que llevarlas semanalmente a la casa de mi suegra a 10 kilómetros, para que pudieran inyectarse, porque el medicamento tenía que mantenerse refrigerado", cuenta Arnoldo Madariaga López, un reconocido cantor popular a lo humano y lo divino. Además dice que muchos de sus vecinos han emigrado del sector por situaciones de salud como estas.

Y aunque los pobladores confiesan que les gusta mucho vivir en este sector por la tranquilidad que les ofrece el territorio, están empeñados en mejorar su calidad de vida para que, según sus palabras, "sea acorde con los tiempos que estamos viviendo".

"Yo tengo un refrigerador en mi casa, pero es de adorno, porque es inalcanzable pensar en usarlo con un generador", comenta Madariaga.

De acuerdo a la narración de los vecinos de Chacarillas, incluso han probado sistemas de energía solar, pero no les han dado resultados.

"No somos una localidad austral, estamos en el corazón de Chile, en plena Cordillera de la Costa. Merecemos contar con este servicio", reclama Madariaga.

inversión

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"Hace algunos años nos dijeron que ninguna empresa iba a invertir acá, porque éramos muy pocos. Entonces cuando se habla de invertir, hablan de rentabilidad y nos miran como un mal negocio", apunta el artista.

"No somos culpables de ser pocos, ni de vivir aquí. La libertad de contar con esta naturaleza, la fauna, el aire puro, la poca agua, pero pura y la tranquilidad no las queremos perder", aclara.

Y haciendo una crítica al sistema, más que a las mismas autoridades, Madariaga, apoyado por los seis vecinos que se acercan a hablar de su situación cuenta: "hemos visto cómo todos los sectores de alrededor, como Cartagena, Casablanca y María Pinto han ido desarrollándose y nosotros hemos ido quedando como el patio de atrás".

Refrigerador

Refrigerador

El artefacto que en forma unánime dicen requerir como necesidad básica es el refrigerador.

"Guardar los alimentos de un día para otro, los remedios, el hielo en el verano, son cosas que no podemos hacer. Tomarnos un helado acá es imposible", confiesa Esperanza Romo.

"Los alimentos se descomponen si no son refrigerados. Por eso esperamos mejorar nuestra calidad de vida y nuestra salud, cuando contemos con luz y un refrigerador", dice Misael Moyano, otro de los pobladores.

Viviendo en Chacarillas, por ejemplo, la acción de comprar en el supermercado y guardar los productos que requieren refrigeración es simplemente un lujo o un problema para estos habitantes. "Cuando queremos conservar un pedacito de carne para comerlo un par de días después, tenemos que llevarlo al Cajón de La Magdalena, en la casa de familiares para que lo guarden en su refrigerador", insiste Madariaga.

Algo tan básico como encender una ampolleta para ir al baño de noche es casi un sueño para ellos. "Siempre hemos usado velas y linternas y gastamos mucho dinero en pilas", cuenta Nicol Silva.

generador

generador

Contar con un generador de energía es fundamental para estas familias, pero su uso también es restringido por el alto costo de la bencina que usan como combustible para hacerlos funcionar. Así y todo, revelan que de las diez casas que hay en el sector, no todas cuentan con este equipo.

"Yo, por ejemplo, lo ocupo durante dos o tres horas diarias sólo para un par de ampolletas, a veces para el televisor y cuando mi hija tiene que usar el computador un ratito. Eso en dinero me sale como 30 mil pesos mensuales en bencina", expone Madariaga.

"Ni pensar en secador de pelo, ni refrigerador, ni plancha. Nada. Cargamos los celulares un rato y prendimos una ampolleta, nada más", reflexiona María Valladares.

Hasta mantenerse informados les resulta mucho más caro, puesto que una hora de radio o televisión es una hora de bencina para hacer funcionar el generador.

La modernidad y todos los electrodomésticos que facilitan la vida en la ciudad, son cosas que estos lugareños anhelan utilizar, ya que mejorarán indudablemente su calidad de vida.

"Las planchas de carbón, que ahora son exhibidas en los museos, todavía las usamos en nuestras casas", señala María Madariaga.

Cuando ella explica los sacrificios que deben hacer para lavar la ropa, Arnoldo agrega que les cuesta mucho encontrar "una artesa" en el comercio. "No existen ya, tenemos que arreglarnos habilitando tarros y tinas para lavar a mano".

Internados al noreste de Cartagena, a una hora de Valparaíso (80 kilómetros) y a sólo media hora de San Antonio, estos 48 pobladores sólo buscan poder vivir en las mismas condiciones del resto de los ciudadanos del país.

"Yo tengo un refrigerador en mi casa, pero es de adorno". Arnoldo Madariaga, vecino de Chacarillas

"Las planchas de carbón, que ahora son exhibidas en los museos, todavía las usamos en nuestras casas" Arnoldo Madariaga, vecino de Chacarillas

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