Despertó el elefante blanco: planta de jibia está en plena producción en lonja pesquera
El año pasado se procesaron hasta 550 toneladas mensuales del producto marino en el edificio de Puertecito.
Durante varios años, el edificio de la lonja pesquera de Puertecito durmió como un elefante blanco que sólo servía de oficina para los dirigentes de la pesca artesanal. Pero hoy ese elefante blanco despertó y sus dependencias están llenas de vida y movimiento gracias a la planta de jibia que se encuentra en plena producción.
Francisco Caro, administrador de la planta que depende de la Corporación de Puertecito, explica que tras realizarle algunas mejoras, el recinto ya lleva dos años operando. Actualmente están trabajando 43 operarios y algunos profesionales que han encontrado una fuente laboral estable y rentable. El trabajo parte a las 7 de la mañana y se extiende de acuerdo a la cantidad de jibia que exista.
Es el mediodía en Puertecito y en la planta el movimiento no se detiene. Parece que ahí adentro todo va a un ritmo más acelerado que afuera. Desde los botes pesqueros atracados en Puertecito, se vierten las grandes jibias en unos pallets de plástico. En la entrada a la planta, estos se pesan, se evalúan y se seleccionan para que cumplan con los estándares de calidad.
Adentro del recinto hay estrictas medidas sanitarias. Nadie puede ingresar sin botas blancas y esterilizadas y sin una gorra que protege el pelo. En eso los encargados son estrictos. La calidad y la higiene son bienes preciados en este proceso, comenta Francisco Caro.
La jibia, que ingresa en etapa conocida como "rigor mortis" o recién muerta, se divide en dos partes: el tubo o cuerpo con aletas; y el ramal, que son los tentáculos de la parte inferior.
Los fileteadores -hombres y mujeres-, expertos en el uso del cuchillo, cortan y separan el tubo y la aleta y luego los lavan en unos largos mesones metálicos con mangueras de agua en la superficie. Con una rapidez asombrosa, le extraen la piel, residuos de pulmones y otras materias orgánicas. Y en pocos segundos ya tienen en sus manos un filete limpio y blanco del producto, que queda listo para pasar primero a la sección de empaque y luego a la cámara de refrigeración. En el empaque los filetes y aletas se depositan en bandejas de 10 kilos y luego en pallets con capacidad para 85 de estas bandejas.
En otros mesones se procesa el ramal o los tentáculos. De él se extraen las ventosas y los ojos. Se abre la corona, y se ajustan a las especificaciones de corte del cliente, y se obtiene un ramal limpio y abierto, además del tentáculo reproductor, cuyo exquisito sabor es muy similar al del pulpo, según cuentan en la planta.
Francisco Caro relata que actualmente están trabajando con dos clientes, que son los que entregan la jibia recién extraída y luego la retiran absolutamente procesada y lista para llegar a los distintos mercados, entre ellos el internacional.
Gran proyecto
Por ahora la planta de Puertecito tiene que trabajar con clientes porque no puede exportar directamente, debido a la ausencia de lo que se conoce como "túneles de congelación", eslabón necesario para cumplir con los requerimientos de los mercados de exportación y de la producción propia.
Miguel Ángel Hernández, presidente de la Corporación de Puertecito, comenta que ya tienen aprobado un proyecto de más 500 millones de pesos -con fondos del Gobierno Regional y de la Administración Pesquera- que permitirán construir los túneles en los próximos meses. Con ellos, la planta ya podría comenzar a exportar directamente a los distintos mercados del mundo -el principal es el asiático-, sin intermediarios, lo que obviamente permitiría aumentar las ganancias del negocio.
"El año pasado la planta tuvo utilidades por cerca de 25 millones de pesos, que fueron repartidos entre los más de 500 socios de nuestra corporación y el puerto pesquero. Pero más allá de las utilidades, lo más importante es la rentabilidad social que produce, pues aquí se está dando empleo a cerca de 50 personas que antes no tenían trabajo. Es una vuelta de mano a la comunidad que siempre nos ha apoyado", destaca el líder de Puertecito, quien desde el segundo piso mira con orgullo las actividades que se desarrollan en el recinto.
"La mayoría de estas personas antes estaba en los PGE, y ahora tienen un trabajo estable, con pago de imposiciones y mucho mejor remunerado", apunta Hernández
La producción de la planta depende directamente de las condiciones del mar y de la extracción de la materia prima. Algunos meses se trabajan hasta 20 días, pero también hay otros malos en que la pega sólo se extiende por 5 días.
Actualmente se están procesando entre 40 y 50 toneladas diarias de jibia, y la meta es llegar a 80 toneladas una vez que se amplíe la planta.
El año pasado se llegó a un peak de producción de 550 toneladas mensuales, pero este año la curva cayó a las 320 toneladas, fundamentalmente debido al factor climático.
