Conozca la nueva joyita del Club Aéreo de San Antonio que se bautizará este sábado
Este avión fabricado en 1974, tiene cuarenta años y está listo para ser mostrado en sociedad este fin se semana.
Cuando el reloj marque las 12 horas del próximo sábado, será bautizado el "nuevo" avión del Club Aéreo de San Antonio. La joyita del club tiene cuarenta años, pero "los aviones son siempre jóvenes", cuenta Jorge Ponce, presidente de esta organización que está compuesta solo por amantes del vuelo.
En un rincón del gigantesco hangar está casi listo el Cherokee Archer. "Lo estamos maquillando", dice entre risas Jorge Ponce.
El avión de color blanco tiene delgadas franjas rojas en los costados, al igual que en sus alas, las mismas que acumulan los ciento veinte litros de combustible que necesita para mantenerse en el aire hasta por cinco horas.
Sólo falta que se pinte la matrícula de la nave, un número que los identifica y los acompaña durante toda su vida, algo así como el rut de las personas o la patente de los vehículos terrestres.
El avión de origen norteamericano fue construido en 1974, pero se mantiene intacto. Sus asientos originales con un look setentero dan cuenta de su antigüedad. A pesar de las cuatro décadas de trabajo que acumula este avión se mantiene a la perfección. Dan ganas de salir a volar en él, pero está allí calmado y en silencio esperando el gran día en que se robe todas las miradas.
Al mediodía de este sábado se producirá su bautizo en el club local. Así le llaman a la ceremonia en que será bendecido por un clérigo. Esperan gran presencia de las autoridades locales, de fanáticos de los aviones y del público en general que desee mirar al cielo y ver volar a aquellos que desafían a la gravedad.
Hasta ahora, el avión con capacidad para cuatro personas, había permanecido prácticamente sin uso, es por eso que su anterior dueño, Alvaro Schmitt, quien es integrante de la asociación sanantonina, decidió donarlo a la institución.
Es avión, no avioneta
Si usted es de esos que cuando ve una nave pequeña (como las que puede ver en las imágenes) sobrevolando el cielo, piensa de que se trata de una avioneta; y que cuando ve una aeronave comercial se trata de un avión, permítame decirle que está equivocado. Siempre son aviones.
"La gente piensa que estas más pequeñas son avionetas, dicen eso porque son más chicas, pero eso no es así. Todos son aviones", explica Jorge Ponce.
El expiloto civil y militar vuela desde 1957, hoy, retirado del puesto de piloto, no deja de lado su pasión por surcar los aires. La edad ya no le permite pilotar un avión, pero sí puede acompañar a los más jóvenes a mirar desde el cielo la bahía de San Antonio.
Con el aprendizaje y la experiencia que dan los años, nos cuenta de las capacidades de cada avión, de las instalaciones del recinto, la torre de control, la pista de despegue y aterrizaje, y lo más llamativo de todo: el gran helicóptero estacionado en el patio.
Trabajo
El helicóptero es una aeronave española que llega cada año al aeródromo desde tierras hispanas para ayudar a las naves chilenas que combaten los incendios forestales.
"Todos los años llegan estos helicópteros que vienen a apagar los incendios forestales. Sirven de respaldo para las labores que se hacen acá en la temporada", detalla Ponce.
Nos vemos pequeños al interior de hangar. Los otros dos aviones de la institución permanecen en refacciones, uno en Melipilla y el otro en Santiago, pero el sábado, el día en que uno más se suma a sus filas, estarán de vuelta.
Sin embargo, el trabajo no se detiene en el lugar. Al mismo tiempo que Jorge Ponce recibe a El Líder, los instructores están enseñando a los alumnos del club. El curso completo cuesta tres millones cuatrocientos mil pesos.
En la actualidad, tienen a cuatro jóvenes en la etapa de formación de pilotos instrumentales, es decir, estarán capacitados para pilotar aeronaves comerciales.
El sonido de los motores es ensordecedor, sin embargo, para los hombres acostumbrados a los aviones es sólo la banda sonora de una pasión.
En el cielo asoma un avión. Primero parece del tamaño de un ave, pero unos segundos después está frente a nosotros. Nos cuentan que se trata de un joven piloto al que le están tomando un examen.
71 años
La historia de los aviadores sanantoninos comienza el 3 de Julio de 1943, cuando un grupo de visionarios para su época se reunió para formar el Club Aéreo de San Antonio, aún en plena segunda Guerra Mundial.
La familia de Demetrio Chacón donó a la Fuerza Aérea de Chile el terreno donde actualmente se encuentra emplazado el Aeródromo de Santo Domingo, al mismo tiempo, se autorizó su uso al Club Aéreo, que lo tuvo a su cargo hasta fines de los años 60, cuando la Fach hizo entrega de estos terrenos a la Dirección General de Aeronáutica .
A mediados de los años 60 el club llegó a tener 5 aviones, hoy tiene dos y desde el fin de semana serán tres. Un avión Cessna 150 M y un Cessna 172 F cuadriplaza, componen la flota en que han enseñado a decenas de personas a dominar con maestría estos vehículos de acero que desafían a la gravedad.
"Hoy contamos con pilotos y licencias al día de aeronaves monomotores terrestres para el vuelo visual, es decir, vuelos a la vista de la tierra o el agua", explica Ponce al interior de hangar, donde un retrato del desaparecido teniente Alejandro Bello adorna las paredes, el valiente piloto que se habría perdido hace cien años en esta zona tratando de alcanzar el mismo sueño que estos hombres: dominar el cielo.
"A diferencia de las personas, los aviones son siempre jóvenes",