El joven que cumplió su sueño de recorrer Europa con poca plata
El sanantonino Claudio Valdenegro Oyarce se fue por 45 días al Viejo Continente y conoció las principales atracciones turísticas estirando el presupuesto lo más que pudo.
Se paseó frente al palacio de Buckingham, recorrió los estrechos y húmedos callejones de Venecia, caminó por las calles de París, se asombró con las ruinas del coliseo romano y se tomó la típica fotografía junto a la torre inclinada de Pisa.
Hoy de regreso en la calle Mauricio Mena de San Antonio, parece que lo vivido por Claudio Valdenegro Oyarce (24) fue un sueño. Un sueño del que no quiere despertar.
Claudio terminó la carrera de técnico en Turismo. Realizó su práctica profesional en el hotel cinco estrellas Plaza San Francisco en Santiago. Fue el encargado de eventos, por lo que debió estar cercano a los protocolos que rigurosamente seguían empresarios, políticos y turistas que elegían al hotel como su centro de operaciones.
Allí supo de la importancia de expandir sus horizontes, de conocer el mundo y de paso, aprender del contacto con personas de otras culturas e idiomas.
Por eso juntó peso tras peso. El esfuerzo valía la pena, pues tenía una sola cosa en mente: conocer Londres.
Claudio tenía además un gran aval a sus espaldas. Por esas cosas de la vida maneja el inglés y el francés. "Tengo familiares en Montreal en Canadá. Por eso viví 4 años allá. En una zona donde se habla francés y con 13 años de edad aprendí bastante y obvio, también el inglés. Así es que esa era otra de las motivaciones de mi viaje, comprobar cómo me manejaba con esos idiomas y puedo decir que el resultado me dejó bastante contento porque me pude dar a entender con facilidad. Claro, hay cosas que cambian en el inglés de Londres, pero hay una cosa que no esperaba", dice manteniendo el suspenso.
-No esperaba encontrar gente tan amable en Inglaterra. Las personas hacen el esfuerzo por entenderte, por muy mal manejo del idioma que tengas; entonces eso te da más confianza.
Claudio viajó junto a su amiga Katherine Aguirre, con quien compartió las anécdotas del viaje. "Una vez nos perdimos en Londres. Le preguntamos a una señora de edad. Ella nos miró intrigada y sacó su teléfono celular de última generación para buscar cuál era la línea de buses que nos correspondía. Nos dio las indicaciones y nos fuimos. Después nos sorprendimos cuando nos volvió a buscar corriendo y nos dijo que mejor sería si nos dirigiéramos a otro paradero. Nos tomó del brazo y se encargó personalmente de dejarnos en el mismísimo bus. Esas cosas sorprenden y se agradecen cuando estás perdido en otra ciudad".
El periplo internacional de este sanantonino comenzó con bastante antelación. Lo primero fue reunir los recursos para solventar los costos; principalmente pasajes, alojamiento y alimentación, los conceptos básicos.
Después confirmar el itinerario. Estaba claro que comenzarían por la capital de Inglaterra, ya que otra de las aficiones de este técnico en turismo es la música del grupo pop británico Spice Girls. Junto a su amiga se dedicó a recorrer los lugares que fueron parte de la historia de este grupo musical.
En Londres viviría una de las experiencias que lo dejaría más feliz.
"Sabíamos que la integrante de las Spice, Emma Bunton, tenía un programa de radio en Londres. Así es que fuimos a esperarla a la salida de los estudios. Le hicimos guardia y de pronto vimos que llegó una enorme limusina. Al rato salió Emma. La saludamos, le dijimos que veníamos de Chile", dice.
-Sí. Se detuvo, dijo "oh, Chile, very far, far away" Sorprendida de que veníamos de tan lejos. Accedió a tomarse una foto con nosotros. Fue muy buena onda, porque de lo contrario pudo haber pasado y no habernos pescado. Pero ella fue muy simpática. Se dio el tiempo para saludarnos.
Después de esa experiencia el viaje continuó por importantes ciudades europeas como Lille y París en Francia, Barcelona en España, Roma, Venecia, Pisa en Italia; Frankfurt en Alemania, Amsterdam en Holanda; Bruselas y Brujas en Bélgica.
"Esas son sólo algunas de las ciudades más conocidas, pero por nuestro itinerario también conocimos otros lugares que uno no había escuchado nunca y que realmente eran muy hermosos. Pasaba que debido a las combinaciones de los trenes debíamos quedarnos a veces en ciertos lugares no programados. Como teníamos unas cuantas horas de espera, aprovechábamos de recorrer por el momento. Fue muy enriquecedor y una experiencia que no olvidaré", dice.
Uno de los aspectos importantes de cualquier viajero chileno por Europa es el asunto de los costos. Todo es muy caro.
"Imagínate, un almuerzo simple, pero bien simple costaba más de $7 mil pesos. Una bebida en lata $1.500 y así. Londres es carísimo; más aún si uno se queda en los lugares céntricos. Hay tiendas de los más importantes diseñadores del mundo y uno se sorprendía de lo que costaban unos pantalones. Algo impensado para nuestra realidad", contó.
-Además ustedes decidieron sacarle el jugo al presupuesto.
-Por supuesto. Si uno quiere conocer lo más que se pueda y con el dinero justo, debe buscar las mejores opciones y las más económicas. Nos quedábamos en esos hospedajes para mochileros. Comíamos en ciertos lugares. Nos dimos nuestros gustos, pero también teniendo siempre presente no pasarnos de los costos. Hubo momentos muy interesantes.
-Como nos quedábamos en hospedajes compartidos pude conocer personas de todas las nacionalidades e idiomas. Tienen costumbres distintas. Uno debe ser amplio de mente para enfrentar esas situaciones. Por ejemplo, compartir el baño, que se vistan o desnuden enfrente a todos. Cosas como esas. Ahora, donde estuvimos siempre hubo mucho respeto. Eso es primordial. Compartimos bastante y aprendimos más.
-Todos. Por bueno o por malo. Londres es impresionante, París me pareció muy sucio y peligroso, muy lejos de lo que se muestra internacionalmente. Venecia para qué te digo, hermoso. En Amsterdam sorprende el barrio rojo con las mujeres en las vitrinas, los canales y el constante olor a marihuana en el ambiente. Ahora Bélgica es otra cosa, Brujas es una ciudad como salida de un cuento. Además, que está todo preparado como un cuento temático para el turista internacional. Se saben sacar partido.
"Imagínate, un almuerzo simple, pero bien simple costaba más de $7 mil pesos."