La esperanza de una madre quisqueña que aguarda donen un corazón para su joven hijo
La fe de Radiz Benavente, quien enfrenta la grave enfermedad de su hijo que se mantiene con vida gracias a estar conectado a un dispositivo con baterías.
Fue cerca de esta fecha, el año pasado cuando Radiz Benavente de la comuna de El Quisco comenzó a percibir que su hijo no estaba bien. Un cansancio inexplicable lo atacaba cambiando radicalmente la personalidad de este joven de 30 años que finalmente en agosto fue intervenido y trasplantado con un corazón artificial.
"Me acuerdo que para la celebración del Día de la Madre me preocupó mucho, porque siempre era el alma de la fiesta y esa vez se quedó muy calladito en un sillón sin participar mucho. Se veía decaído", comenta la madre de Carlos Bravo, quien permanece en lista de espera para conseguir un trasplante de corazón para dejar los aparatos y baterías que requiere el órgano artificial con el que está viviendo hasta ahora.
De acuerdo a lo que comenta Radiz, la misma juventud de su hijo les jugó en contra, puesto que los médicos inicialmente nunca sospecharon que sus malestares eran producto de un mal funcionamiento cardiaco. Sus dolencias las atribuían a un problema gastrointestinal y otro a una anomalía pulmonar.
"Esto puede haberles servido de experiencia a todos los médicos que lo vieron antes, porque si le hubiesen hecho un examen al tórax en el momento oportuno, le hubiesen detectado a tiempo su enfermedad y le hubiésemos alcanzado a hacer un tratamiento adecuado"
Lo primero que hizo su familia durante ese Día de la Madre fue llevarlo al consultorio de El Quisco, comuna en la que residen, donde de acuerdo a lo que cuenta Raidz les dijeron que se trataba de una gastritis.
"Cuando se tomó el remedio para la gastritis fue peor, porque le dieron dolores más intensos en el pecho y los doctores de El Quisco no atinaron a pedir un examen porque era muy joven", relata insistiendo que su hijo siempre fue muy sano, que ni los resfriados lo aquejaban nunca.
Días después, la suspicacia de esta madre insistió en llevarlo a una clínica de San Antonio donde le diagnosticaron una anomalía en sus pulmones y lo derivaron al hospital local.
Cuando ya habían pasado un par de semanas de este episodio y al llegar al hospital Claudio Vicuña se percataron de la gravedad del estado de salud de Carlos. "Señora, esto no tiene nada que ver con los pulmones. Se trata del corazón de su hijo que no está funcionando nada bien", recordó Radiz cuando le dieron la noticia.
Fue durante los primeros días de julio cuando Carlos Bravo fue internado de gravedad en el hospital local durante siete días.
"Cuando llegó del hospital su corazón trabajaba al 10 por ciento y me lo dieron de alta como para que se fuera a morir a la casa", comenta esta madre cuando se acuerda de la dramática situación que vivió con su hijo.
La lucha incansable de esta mujer continuó y junto a su marido que es pastelero y sus tres hijos Gabriel (36), Alejandra (33), y Daniela (25) buscaron la forma de llevarlo a otros especialistas que lo examinaron en Santiago.
"Ahí quedamos peor, porque el doctor nos dijo que se necesitaba urgente un transplante, porque la enfermedad estaba muy avanzada", explica.
AUGE
Considerando que los Bravo Benavente son una familia de esfuerzo y que Carlos se dedicaba a la mantención de piscinas en una empresa de Algarrobo, los gastos de una enfermedad como la que enfrentaron fueron brutales.
"El tema económico siempre es relevante y aunque tuvimos muchos apuros, nunca nos faltó. Tuvimos para los remedios y los exámenes. Lo demás estaba dentro del Auge, así es que al menos tuvimos esa suerte", declara.
El costo de esta intervención según lo que cuenta Radiz tenía un costo de 90 millones de pesos, pero se acogieron a la Fundación Cardiovascular del Doctor Jorge Kaplan Meyer quienes hicieron la gestión para que Carlos pudiera contar con un corazón artificial sin costos para su familia.
"Gracias a esa fundación mi hijo está vivo", agrega.
Donantes
Mientras su hijo Carlos aún espera un transplante de corazón, este órgano artificial puede tener una duración de 10 años con los cuidados e indicaciones pertinentes.
"Va a costar un poquito para que llegue un corazón compatible con mi hijo, porque como es RH negativo cuesta que se den donantes con sus características", comenta la madre.
"Si a la gente no le toca vivirlo es muy reacia a donar los órganos de sus familiares y es muy triste comprobar esa realidad, porque hemos visto como en los hospitales muere mucha gente por no conseguir el órgano que necesitan", dice.
El consuelo de Radiz es que debido a la juventud de su hijo, las probabilidades de que pueda renovar el mismo sistema, es un alivio. "Tienen diez años para que ellos vivan tranquilamente con este dispositivo y después lo pueden renovar", añade.
Rutina
Una vez al mes Carlos Bravo tiene controles en Viña del Mar para además administrar sus medicamentos que le administran por calendario.
Radiz busca que su hijo, que bajó 25 kilos con su enfermedad, haga una vida de absoluta normalidad, incluso con las comidas donde sólo cuida que no coma embutidos y productos muy altos en colesterol.
El joven se levanta cerca de las 9 horas y solo se prepara su desayuno, luego hace una rutina de ejercicios para la movilidad de su musculatura con una bicicleta estática y levanta objetos (pesos livianos). Luego ayuda en las labores domésticas a su madre y después de almorzar ve televisión o lee.
Su madre dice que desde hace un par de meses están tratando de adjudicarse algún proyecto que a su hijo le permita hacer algún trabajo dentro de la casa, porque él no puede volver a trabajar en las piscinas y tampoco puede estar solo, debido a que siempre debe portar un bolso que contiene el heartware, un dispositivo que se carga con una batería y que permite dar funcionamiento a su corazón artificial.
"Él está entusiasmado con hacer una microempresa como de chocolatería o algo parecido acá en la casa, pero de todas maneras vamos a tratar de inventar algo para que pueda salir con lluvia y que el equipo no se moje tampoco, porque igual nos va a tocar ir a controles con lluvia", relata.
Licencias
Como Carlos trabajaba limpiando piscinas mantiene un contrato vigente, que le permite el pago de las licencias médicas, pero desde hace un par de meses se ha visto complicado ya que no se han podido concretar algunos pagos.
"Tiene dos licencias que aún no le pagan y se hace difícil salir con él porque tenemos que andar en locomoción para todos lados y sale pesado. Además él siempre estaba acostumbrado a manejar sus propios recursos", comenta.
En tanto, Carlos no puede volver a trabajar en sus labores anteriores debido a que arriesga se moje el dispositivo y porque de preferencia debe estar con alguien que pueda socorrerlo en caso de que su equipo tenga algún problema o se descarguen sus baterías.
"Me lo dieron de alta como para que se fuera a morir a la casa". Radiz Benavente, Madre de joven transplantado
"Aunque tuvimos muchos apuros, nunca nos faltó. Tuvimos para los remedios y los exámenes".
"Va a costar un poquito para que llegue un corazón compatible con mi hijo, porque como es RH negativo cuesta que se den donantes con sus características" Radiz Benavente
